El Papa Francisco ha tenido este mediodía su tradicional rezo del Ángelus en la plaza de San Pedro. En pleno tiempo estival en el que muchas personas ya disfrutan de sus vacaciones, el Papa ha querido recordar que éste es un buen momento para dedicar más tiempo a la oración. Lo ha hecho tomando pie del evangelio de este XVI Domingo del tiempo ordinario en el que se presenta «un animado cuadro doméstico» como lo ha calificado el Papa, en casa de Marta, María y Lázaro.
Francisco ha querido recordar que la ocupación excesiva, incluso en cosas buenas, si no está fundado en una oración «se reduce a fatigarse y agitarse por muchas cosas, se reduce a un activismo estéril».
Por eso, ha destacado el Papa, «María ha intuido que hay una “parte buena” a la que hay que dar el primer lugar. Todo lo demás viene después, como un arroyo de agua que brota de la fuente. Y así nos preguntamos: ¿Y qué es esta “parte buena”? Es la escucha de las palabras de Jesús».
Francisco ha querido subrayar que «la palabra de Jesús no es abstracta, es una enseñanza que toca y plasma la vida, la cambia, la libera de las opacidades del mal, satisface e infunde una alegría que no pasa: la palabra de Jesús es la parte buena, la que había elegido María. Por eso ella le da el primer lugar: se detiene y escucha. El resto vendrá después».
Al hilo de esto, el Papa ha apuntado que una de las prácticas que el verano, y la bajada del ritmo de ocupación, puede favorecer es la de «detenernos y ponernos en escucha de Jesús. Hoy cuesta cada vez más encontrar momentos libres para meditar. Para muchas personas los ritmos de trabajo son frenéticos, extenuantes. El periodo de verano puede ser valioso también para abrir el Evangelio y leerlo lentamente, sin prisa, un pasaje cada día, un pequeño pasaje del Evangelio».
Países en conflicto y oración por Canadá
Al finalizar el rezo del Ángelus el Papa ha querido, una vez más, recordar al pueblo de Sri Lanka y ha implorado un trabajo de todas «las partes a buscar una solución pacífica a la crisis actual, a favor, en particular, de los más pobres, respetando los derechos de todos.
También la crisis de Ucrania, que continúa sufriendo la invasión rusa, ha protagonizado los saludos finales del Papa que ha lanzado una pregunta directa «¿Cómo es posible no entender que la guerra crea solo destrucción y muerte, alejando a los pueblos, matando la verdad y el diálogo? Rezo y espero que todos los actores internacionales realmente trabajen duro para reanudar las negociaciones, no para alimentar la insensatez de la guerra».
Asimismo, el Papa ha pedido a los fieles que le acompañen con su oración al próximo viaje a Canadá, «na peregrinación penitencial» donde va «en el nombre de Jesús para encontrar y abrazar a las poblaciones indígenas. Lamentablemente, en Canadá, muchos cristianos, incluidos algunos miembros de institutos religiosos, han contribuido a las políticas de asimilación cultural que, en el pasado, han dañado gravemente, de diferentes maneras, a las comunidades nativa. Espero, con la gracia de Dios, pueda contribuir al camino de sanación y reconciliación ya emprendido.»