El Evangelio de la liturgia de hoy nos habla de un hombre rico que corre al encuentro de Jesús, y le pregunta: “Maestro bueno, ¿qué debo hacer para heredar la vida eterna? Jesús le invita a dejar todo y a seguirlo. Pero él, entristecido, se va, porque -dice el texto-, poseía muchos bienes”.
Así ha comenzado el Papa Francisco la reflexión de este domingo XXVIII del Tiempo Ordinario, previa al rezo de la oración mariana del Ángelus. “Cuesta dejar todo. Podemos ver los dos movimientos de este hombre: Al principio corre para ir a ver a Jesús. Al final, sin embargo, se marcha triste. Primero corre al encuentro, y luego se va”.
“Se siente insatisfecho, a pesar de las riquezas”
“Detengámonos en esto. Va corriendo a donde está Jesús, es como si algo en su corazón lo impulsara. En efecto, a pesar de tantas riquezas, se siente insatisfecho, lleva dentro una inquietud, va en busca de una vida plena, y se postra a los pies del Maestro”.
“Jesús lo mira con amor: le propone vender todo lo que posee, darlo a los pobres y seguirle. Pero aquí llega a una conclusión inesperada. Ese hombre pone cara triste, y se despide de Él de modo frío y rápido”.
“El bien que anhelamos es Dios mismo”
“También nosotros llevamos en el corazón una necesidad irreprimible de felicidad, y de una vida llena de sentido”, ha subrayado el Pontífice. “Sin embargo, podemos caer en la ilusión de pensar que la respuesta se encuentra en poseer cosas materiales,y en las seguridades terrenales. Jesús, en cambio, quiere llevarnos a la verdad de nuestros deseos, y hacer que descubramos que, en realidad, el bien que anhelamos es Dios mismo, su amor por nosotros y la vida eterna que Él, y solo Él puede darnos”.
“La verdadera riqueza es que Él nos mire con amor, como hace Jesús con aquel hombre. Y amarnos entre nosotros, haciendo de nuestra vida un don para los demás. Se nos invita a que corramos el riesgo de vender todo para dárselo a los pobres. ¿Qué significa esto?”, se ha preguntado el Papa.
“No quiso arriesgarse al amor”
No se trata sólo “de compartir las cosas, sino lo que somos, nuestra amistad, nuestro tiempo. Hermanos y hermanas, aquel hombre rico no quiso arriesgarse al amor, a amar, y se fue con la cara triste. Preguntémonos: ¿A qué cosa está apegado nuestro corazón? ¿Cómo saciamos nuestra hambre de vida y de felicidad? ¿Sabemos compartir con quienes son los pobres, con quienes está en dificultad, o necesita un poco de escucha, de ser escuchado, o necesidad de una sonrisa, de una palabra que lo ayude a recuperar la esperanza?
Recordemos esto: la verdadera riqueza no son los bienes de este mundo, sino ser amados por Dios , y aprender a amar como Él. Pidamos la intercesión de la Virgen María, para que nos ayude a descubrir en Jesús el tesoro de la vida”.
Un millón de niños rezarán por la paz el viernes
Tras el rezo del Ángelus, el Papa Francisco ha realizado un llamamiento al alto el fuego inmediato y a la liberación de los rehenes en Oriente Medio, y ha mostrado su cercanía a Palestina, Israel y el Líbano,
También ha manifestado su preocupación por la dramática situación en Haití, y ha mostrado su “cercanía a nuestros hermanos haitianos”. Una situación que provoca que tengan que huir de sus casas e incluso de su propio país.
Y se ha referido a la iniciativa de la fundación Ayuda a la Iglessia Necesitada, que tendrá lugar el próximo viernes, de un millón de niños que rezarán un Rosario por la paz en el mundo, y ha pedido que nos unamos a estos niños y niñas.
Asimismo, el Papa ha recordado que hoy 13 de octubre es el aniversario de la última aparición de la Virgen María en Fátima, y por este motivo ha encomendado a Ella a la martirizada Ucrania, Myanmar, Sudán, y todos los pueblos que sufren la guerra, para que llegue la paz.