En el marco del centenario del nacimiento de Joseph Ratzinger, su biógrafo en castellano más conocido publica el primer tomo de una biografía crítica que combina crónica y ensayo. Más allá de relatar una serie de acontecimientos, se centra en su vida y pensamiento durante los años iniciales de su trayectoria. Con el propósito de comprender mejor al «Papa del logos», conocido por su énfasis en la razón y la palabra, hablamos con Pablo Blanco sobre esta nueva obra.
¿Qué aporta esta nueva biografía sobre Benedicto XVI respecto a las que ha escrito anteriormente?
—Aporta más información, contrastada con otras fuentes, por lo que la he llamado «crítica», a la vez que mucho contexto para entender mejor al biografiado: sobre la historia de las ideas en Alemania, la cultura, la literatura, la filosofía y la teología. Pienso que puede ser un nuevo instrumento para continuar con la recepción de la figura y el pensamiento de Joseph Ratzinger / Benedicto XVI. Hasta ahora, en mi opinión, estábamos muy condicionados por la cercanía, por lo que su personalidad despertaba filias o fobias de un modo un tanto temperamental. Pienso que va llegando ahora el momento de entenderlo en su contexto y con cierta distancia histórica.
¿Cómo serán los tres tomos siguientes?
—De momento, están programados por la editorial: «De Tubinga a Roma (1966-2005)», «El inicio del pontificado (2005-2010) y «El fin del pontificado y la renuncia (2010-2022)». Pero tardaremos bastante, pues una cierta distancia crítica siempre es útil. En este primer volumen se aborda la primera parte de su vida: la tierra bávara y alemana, su infancia y adolescencia, su formación y su participación en el concilio Vaticano II. Todo esto me ha ayudado a entender mejor su personalidad, su pensamiento y su teología.
La frase icónica de Juan Pablo II fue «No tengáis miedo» ¿Cuál cree que sería la frase que marcó el pontificado de Benedicto XVI?
—Comentando esa frase del papa polaco, Benedicto XVI dijo: «Dios lo da todo y no quita nada». Pienso que resume bien su vida y su vocación: cómo se dejó llevar por Dios, sin confiar demasiado en sus propias posibilidades. Por eso se definió sin más «un humilde trabajador de la viña del Señor». Pienso que es un buen autorretrato, una buena definición de sí mismo.
Han pasado dos años de su fallecimiento y seguimos viendo cómo se publican textos inéditos de Joseph Ratzinger ¿Cuánto nos queda por conocer de su pensamiento y reflexión? ¿Estamos ante uno de los autores clave para la Iglesia del futuro?
—Su aceptación e interés van en aumento, sobre todo entre la gente joven. Me llama la atención el entusiasmo que despierta al paso de los años. Hay bastentes días que recibo correos de gente que se interesa por uno u otro tema, en el que puedo ser más o menos competente. No sé, el tiempo dirá, pero me parece que nos encontramos ante uno de los grandes figuras de este cambio de milenio.