Debido a los diferentes enfrentamientos bélicos que están desarrollándose actualmente en diferentes puntos del planeta, el Papa Francisco ha afirmado en varias ocasiones que estamos viviendo una “III guerra mundial a pedazos”. El pasado 24 de febrero la guerra de Ucrania cumplía dos años, mientras que el 7 de octubre de 2023 estallaba otro conflicto en Tierra Santa entre Israel y Palestina que parece ser solo el comienzo de otra larga guerra.
Amar a los enemigos
¿Cómo pueden actuar los cristianos que se ven envueltos en situaciones semejantes? El padre Mateusz Adamski, un sacerdote polaco que es actualmente párroco de la Asunción de la Santísima Virgen María en Kiev (Ucrania) y vicerrector del seminario Redemptoris Mater, tiene claro que estos dos últimos años, aun colmados de sufrimiento, han sido también “un tiempo de gracia” en el que “hemos podido tocar a Dios vivo realmente”.
A pesar del miedo, de que “la gente está cansada psicológicamente” y que “son varios los parroquianos que tenemos en el ejército”, desde la parroquia de la Asunción de Kiev han llevado adelante una importante iniciativa: rezar en comunidad por los enemigos. Porque un contexto de guerra, según comenta el padre Mateusz, “exige reflexionar sobre el mandamiento de amar al enemigo”, y esto “se manifiesta especialmente en las oraciones comunes con el pueblo de Dios por nuestros enemigos”.
Según explica el padre Mateusz, “el mandamiento del Sermón de la Montaña” ha hecho que los parroquianos experimenten una purificación “en su camino de fe, aunque esto suponga ir en contra de ellos mismos”, y esto “les está fortaleciendo en la fe a través de la oración en común”.
Imitar el perdón de Cristo
Lo mismo indica a Omnes el padre Pedro Zafra, vicario parroquial de la misma parroquia de Kiev, quien lleva en Ucrania más de diez años. Este sacerdote cordobés explica que “la oración continua por los enemigos en nuestra comunidad parroquial está a la orden del día”, y señala particularmente que a diario, “en cada Eucaristía, especialmente en la oración de los fieles, rezamos por todos aquellos que han perdido la vida en este conflicto, por los combatientes, por la paz en Ucrania, en el mundo”. Subraya que la comunidad reza por que “el Señor cambie los corazones de nuestros enemigos y, en primer lugar, cambie también nuestros corazones”.
Además, todos los domingos llevan a cabo una adoración al Santísimo en la que piden por la paz, mientras que todos los viernes, en el Vía Crucis, encomiendan a sus perseguidores. “Le pedimos al Señor que nos ayude a entrar en este sufrimiento, en esta cruz. Así como Él mismo, siendo nosotros sus enemigos, intercedió ante el Padre por nosotros, diciendo ‘Perdónalos, porque no saben lo que hacen’, también lo debemos hacer nosotros. Esta es la misión de cada cristiano y es también nuestra misión, y vemos que es algo fundamental, sobre todo para darle un sentido al sufrimiento, porque muchas veces nos concentramos más en lo que es la justicia humana. Sin embargo, la justicia de Jesucristo es aquella que reza por los enemigos, aquella que es capaz de responder al mal con el bien, responder al mal con la oración”, afirma.
Como ejemplo de perdón, el padre Pedro Zafra pone un testimonio cercano, cuando un matrimonio mayor, con seis hijos, perdió a uno de ellos que combatía en el frente. “En el entierro, tanto sus padres como sus hermanos dijeron públicamente: ‘Perdonamos a nuestros enemigos, perdonamos a aquellos que han matado a nuestro hijo y a nuestro hermano’. Es un testimonio también de cómo el Señor actúa en el corazón de cada persona, de que, a pesar del odio que está a la orden del día, se dan también estos milagros, en los que experimentamos que Dios es bueno y que Dios está presente y no nos deja solos, sino que manifiesta su presencia y amor a través de esta situación difícil en la que nos sentimos apoyados, nos sentimos confortados por Jesucristo. Además, a través de los sacramentos, de la Eucaristía y la Confesión, podemos acceder a este perdón, podemos ver cómo el Señor también cambia nuestros corazones”.
También en Rusia se han impulsado propuestas de oración por la paz. En mayo de 2022, en Moscú se llevó a cabo el rezo comunitario del Rosario por la paz en conexión directa con el Papa Francisco desde el Vaticano. En la capital rusa, la ceremonia estuvo presidida por monseñor Paolo Pezzi, arzobispo metropolitano de la Madre de Dios en Moscú desde el año 2007, y participaron más de un centenar de personas.
“También debemos rezar por los culpables”
La oraciones por la paz no se limitan a la guerra de Ucrania. Fray Manuel pertenece a la Custodia de Tierra Santa, la orden, fundada por san Francisco de Asís, a la que la Santa Sede encomendó guardar los lugares que fueron testigos de la Encarnación de Cristo, y explica que “en mi santuario de Betfagé, que tiene un barrio cristiano construido por la Custodia, y que se encuentra en zona árabe más bien radical, los martes, los jueves y los sábados nos reunimos para rezar el rosario por la paz. Conmueve ver a cristianos, en su mayoría palestinos, que se unen convencidos de que la paz es posible si somos capaces de mantenernos unidos en el Dios de la paz y que María, Reina de la paz, es nuestra fortaleza”.
Además, en Tierra Santa se han llevado a cabo varias jornadas de oración por la paz y los enemigos.
En los primeros días del conflicto, el 17 de octubre de 2023, los monjes benedictinos residentes en el monte Sión organizaron una jornada de oración en la basílica de la Dormición, con el lema La Iglesia bajo la cruz. La basílica permaneció abierta durante veinticuatro horas, desde las doce de la noche del 17 de octubre. Durante la jornada, se celebró una Eucaristía a las 7:30 de la mañana y se leyeron todos los salmos recogidos en la Biblia (en total, ciento cincuenta), mientras que los jóvenes llevaron a cabo un rezo inspirado en las oraciones de Taizé.
En esta iniciativa, no faltó la oración por los enemigos, ya que, según dijo el abad benedictino, el padre Nikodemus Schnabel, “creemos que cada ser humano está creado a imagen de Dios. Incluso un asesino, incluso una persona que tiene pecados terribles sigue siendo un ser humano, una persona creada a imagen de Dios. Todos rezamos por las víctimas, pero ¡también debemos rezar por los culpables! Oremos por las personas que han cometido crímenes indescriptibles, que han matado, para que se den cuenta de lo que han hecho, se arrepientan y pidan perdón, y puedan encontrar la misericordia de Dios”.