El viernes 16 de junio concluyó en Orlando (Florida) la Asamblea plenaria de primavera de la Conferencia de Obispos de los Estados Unidos (USCCB). Fue un tiempo de discusiones, de oración y convivencia fraternal entre los obispos. En la Asamblea se presentaron los avances del Congreso Eucarístico Nacional en el 2024, se habló sobre el Sínodo sobre la sinodalidad y la Jornada Mundial de la Juventud. Los prelados también aprobaron varios documentos entre ellos una guía para la formación permanente de los sacerdotes y una nueva traducción de algunas partes de la Liturgia de las Horas.
Asimismo, los obispos aceptaron iniciar la redacción de una nueva declaración pastoral para las personas discapacitadas en la Iglesia. Adicionalmente aprobaron un nuevo plan pastoral para fortalecer el ministerio hispano y finalmente acordaron proseguir con el proceso para la causa de beatificación y canonización a nivel diocesano de los «Mártires de Shreveport» en Luisiana.
Nuevo Plan Nacional para el Ministerio Hispano
El nuevo plan se centra en la realidad de la pastoral hispana. Es el fruto del V Encuentro Hispano e incluye aspectos vitales para desarrollar el ministerio latino en los próximos años a nivel nacional, diocesano y parroquial. El texto esboza un conjunto de objetivos para las prácticas pastorales que priorizan el encuentro con personas de las periferias con un mensaje de bienvenida y esperanza. Cada uno de los puntos cuenta con fechas precisas para cumplir las metas las cuales inician en 2023.
Los objetivos apuntan a apoyar el aprendizaje permanente y la conversión continua; proporcionar preparación sacramental y catequesis mistagógica; ayudar a los padres hispanos en la transmisión de la fe a sus hijos; fortalecer la formación del matrimonio en la comunidad; la formación de líderes en la iglesia doméstica y el acompañamiento pastoral de las familias. El plan también se plantea llegar a los jóvenes hispanos para formarlos como discípulos misioneros y proporcionarles una formación espiritual y pastoral continua.
Las metas del nuevo plan también incluyen proporcionar atención pastoral y acompañamiento a las familias separadas a causa de la deportación o detención; abogar por una reforma migratoria integral y justa y acompañar a los hispanos en el descubrimiento de sus dones y discernimiento para el ministerio en la Iglesia y el servicio en la sociedad. El texto también marca como una meta importante la formación de ministros litúrgicos para las comunidades hispanas así como aumentar el número de vocaciones hispanas al sacerdocio, la vida consagrada, el diaconado permanente, el ministerio de los laicos y el matrimonio.
Los mártires de Shreveport
Como sucede en otras Asambleas, los obispos discutieron y aprobaron causas de beatificación y canonización. En esta reunión los protagonistas fueron los «mártires de Shreveport». Cinco Siervos de Dios de origen francés: Jean Pierre, Isidore Quémerais, Jean Marie Biler, Louis Gergaud, y François LeVézouët, quienes ejercieron su ministerio en Luisiana y murieron durante la epidemia de fiebre amarilla de 1873, una de las peores pestes registradas en los EUA. La ciudad perdió una cuarta parte de su población en menos de tres meses.
Los sacerdotes fueron reclutados por el obispo de la hoy extinta diócesis de Natchitoches, Luisiana, Auguste Marie Martin quien acudió a Rennes, Francia para extenderles una invitación que ya circulaba en Francia para reclutar a sacerdotes y seminaristas para servir en Florida y Luisiana. Los prospectos no sonaban muy alentadores: «No les ofrecemos salario ni recompensas, tampoco vacaciones o pensión, sino mucho trabajo, una vivienda pobre, pocos consuelos, muchas contrariedades, enfermedades frecuentes, una muerte violenta o solitaria y una tumba desconocida».
A pesar de esta advertencia los cinco sacerdotes bretones aceptaron teniendo en mente las enseñanzas de San Pablo: «Los sufrimientos del tiempo presente no son comparables con la gloria que se ha de manifestar en nosotros. ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿La tribulación?, ¿la angustia?, ¿la persecución?, ¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿los peligros?, ¿la espada? Pues estoy seguro de que ni la muerte ni la vida ni los ángeles ni los principados ni lo presente ni lo futuro ni las potestades ni la altura ni la profundidad ni otra criatura alguna podrá separarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús Señor nuestro» (Rm 8, 18.35.38-39).
En octubre de 1873 los mártires de Shreveport murieron impartiendo los sacramentos a los enfermos y a los moribundos, ejerciendo su ministerio sacerdotal. Unos días antes de morir, algunos feligreses advirtieron al Padre Le Vézouët que si continuaba su labor con la gente iba a morir a causa de la epidemia. A lo cual respondió: «Lo sé. Pero creo que tomo el camino más seguro y más corto hacia el Paraíso».
Más información sobre los mártires de Shreveport: https://shreveportmartyrs.org/