El 9 de enero entraron en vigor las nuevas “Directrices y normas para la formación de sacerdotes en los seminarios” promulgadas por la Conferencia Episcopal Italiana. El texto aprobado durante la 78ª Asamblea General del organismo episcopal celebrada en Asís en noviembre de 2023, se hizo oficial por decreto del cardenal Matteo Maria Zuppi el 1 de enero de 2025 de este año.
Como se indicó en la presentación, se trata de una etapa de actualización, fruto de un proceso de escucha y reflexión, que introduce importantes novedades respecto a la anterior edición de 2006, armonizando las exigencias de la Iglesia universal, en particular las surgidas del reciente Sínodo de los Obispos, con las peculiaridades del contexto italiano.
Entre continuidad y renovación
Evidentemente, el nuevo texto nace en diálogo con la “Ratio Fundamentalis Institutionis Sacerdotalis», promulgada por la Congregación para el Clero en 2016. Con una visión orientada a la sinodalidad y al trabajo misionero, por tanto, pretende responder a dos preguntas fundamentales: qué tipo de sacerdote formar en el futuro próximo y para qué “tipo” de Iglesia. El resultado es un marco normativo que renueva el modelo de vida del seminario, haciéndolo más flexible y adaptado a las necesidades de los candidatos y de las comunidades.
Las cuatro etapas del itinerario formativo -propedéutica, discipulado, configuracional y síntesis vocacional- siguen siendo centrales, pero se hace mayor hincapié en la personalización de tiempos y objetivos. El documento, de hecho, subraya la necesidad de un discernimiento continuo y de un acompañamiento integral, que tenga en cuenta las dimensiones humana, espiritual, intelectual y pastoral del candidato al sacerdocio, como de hecho se ha repetido en muchos de los encuentros del Papa Francisco precisamente con sacerdotes y seminaristas.
Etapas formativas
Se presta especial atención a la etapa propedéutica, concebida como un período preliminar para verificar la vocación y desarrollar una sólida base espiritual y humana. Este momento de discernimiento, que dura uno o dos años, se vive en una comunidad separada del Seminario Mayor, para permitir a los jóvenes profundizar en su camino sin presiones.
Las otras fases del itinerario formativo -discipulado, configuración y síntesis vocacional- se reinterpretan con un enfoque más dinámico y adaptable a los cambios sociales actuales. También se fomenta la implicación directa de las comunidades cristianas en el itinerario formativo de los seminaristas, que ya ha comenzado en muchas diócesis italianas.
Se presta especial interés, por ejemplo, a la presencia de equipos educativos compuestos por laicos, religiosos y familias. El espíritu de este enfoque es precisamente promover una mayor sinodalidad y reforzar el vínculo entre los futuros sacerdotes y el Pueblo de Dios.
Los retos de las redes sociales
Uno de los aspectos interesantes de las nuevas directrices se refiere al impacto de las redes sociales en la vida de los seminaristas y futuros sacerdotes. Reitera cómo la era digital ofrece grandes oportunidades para la evangelización, pero también expone a riesgos como la fragmentación de la identidad, la superficialidad en las relaciones y la pérdida de capacidad crítica.
De ahí la necesidad de preparar a los seminaristas para que desarrollen una madurez digital que les permita habitar conscientemente también este “mundo” específico. Esto incluye el uso responsable de las redes sociales como herramienta pastoral, evitando al mismo tiempo que éstas sustituyan o empobrezcan las relaciones personales. La propuesta formativa fomenta el equilibrio entre la presencia online y los momentos de oración, reflexión y vida comunitaria, para que los futuros presbíteros puedan ofrecer también un testimonio auténtico online.
Una Iglesia en camino
La aprobación de las directrices llega en un momento en que la Iglesia italiana se encuentra en medio de su propio “camino sinodal”, que comenzó siguiendo la estela del de la Iglesia universal y ahora continúa “aterrizando” los frutos de estos años de intercambio y reflexión. Al mismo tiempo, se precisa que el texto no pretende ser un mero conjunto de normas, sino una guía abierta y dinámica, dispuesta a acoger los cambios que la realidad eclesial y cultural exija. Así lo ha reiterado, en una entrevista concedida al diario Avvenire de la Conferencia Episcopal Italiana, el obispo de Fiesole, Stefano Manetti, presidente de la Comisión Episcopal para el Clero y la Vida Consagrada y autor del texto de presentación de la nueva Ratio.
Así, las orientaciones reflejan una visión que integra la formación inicial y la formación permanente, considerando los dos momentos como partes inseparables de un único “proceso discipular”. De este modo, se invita a los formadores a apoyar a los seminaristas en el reconocimiento de los signos de la presencia de Dios en su vida cotidiana, promoviendo un discernimiento permanente que los convierta en auténticos pastores con un profundo carácter misionero.
Polémica sobre la admisión de personas con tendencia homosexual
El diario Avvenire, propiedad de la Conferencia Episcopal Italiana, ha salido al paso de la polémica generada por la interpretación de algunos medios sobre estas nuevas normas para los Seminarios. Según el diario, las normas de la Iglesia sobre la no admisión de homosexuales al sacerdocio no han cambiado y siguen alineadas con documentos anteriores, como la Ratio Fundamentalis de 2016. El texto enfatiza que no se admiten candidatos con tendencias homosexuales profundamente arraigadas o que apoyen la cultura gay, en coherencia con el Magisterio.
La novedad del documento radica en el enfoque en el discernimiento personal, especialmente en los tres primeros años de formación, buscando una comprensión integral de la personalidad del candidato. Sin embargo, se aclara que este enfoque no implica cambios en los criterios de admisión, sino un énfasis en ayudar a los futuros sacerdotes a descubrir la verdad sobre sí mismos y a vivir la castidad como un don.
Algunos medios han interpretado erróneamente el documento como una apertura hacia la admisión de sacerdotes homosexuales, siempre que vivan en castidad, algo desmentido por las autoridades eclesiásticas. Desde Avvenire, se denuncia la descontextualización y manipulación del texto por parte de ciertos medios, que buscan sembrar confusión sobre la postura de la Iglesia.