El Cardenal Arzobispo de Barcelona y presidente de la Conferencia Episcopal Española, Mons. Juan José Omella, ha sido el encargado de presidir la Misa exequial por el Arzobispo Castrense, Mons. Juan del Río.
La celebración, que ha tenido lugar en la Iglesia Catedral de las Fuerzas Armadas en Madrid a partir de las 12:00 del mediodía, se ha producido en una gran intimidad, tanto familiar como institucional, debido a las actuales circunstancias provocadas por la pandemia de COVID-19.
Entre los obispos que han podido acompañar a Mons. Del Río en este adiós se encontraban el Cardenal Arzobispo de Madrid, Mons. Carlos Osoro, el Card. Arzobispo de Valladolid, Mons. Ricardo Blázquez y el Nuncio Apostólico en España, Mons. Bernardito Auza.
El féretro, cubierto con la bandera nacional, ha sido cubierto, al inicio de la ceremonia, con la casulla y las insignias episcopales: mitra y báculo, así como el Evangelio, se encontraba en el centro del crucero de esta iglesia.
La muerte es un misterio
El Cardenal Omella ha querido resaltar en su homilía que «no ha sido la voluntad de Dios dejarlo más tiempo con nosotros y lo aceptamos, aunque nos cueste, porque Dios sabe lo que mas conviene a cada uno de nosotros». Asimismo, el presidente de la CEE ha destacado que «este virus no hace diferencias entre personas, nos ha unido en la fragilidad, nos ha recordado a todos nuestra condición vulnerable». «La muerte es un misterio», ha continuado Mons. Omella, «nos hacemos preguntas como esta: ¿Por qué tenemos que morir? A estas preguntas, el Señor responde ‘Yo soy la Resurrección y la vida'».
Asimismo, ha señalado: «No somos dueños de casi nada, ni de la vida ni de la muerte, ni de la pastoral ni de la labor evangelizadora. Todo esta en manos de Dios y él sabe sacar fuerza de la debilidad, sólo nos pide que nos abandonemos en él».
Mons. Omella ha pedido especialmente que Dios conceda «consuelo y paz» a todos los que conocían y apreciaban a Don Juan del Río y a la Archidiócesis castrense de España. Recordando el lema de Mons. del Río, «Opus, iustitiae pax», ha señalado que don Juan «trabajó codo a codo con las Fuerzas Armadas y las cuerpos de seguridad del estado en esa hermosa labor humanitaria de poner paz y solidaridad en todos los lugares del mundo y de la sociedad. Estaba contento y orgulloso de ver que las Fuerzas Armadas y las cuerpos de seguridad del estado colaboraban tanto en ayudar a vencer la pandemia y a paliar sufrimientos a través de la Cáritas castrense que creó en sus años de pastoreo en este arzobispado».
Especialmente emotivo ha sido el momento en el que, tras la Consagración, ha sonado el himno de España, continuando con el rito de la Misa de exequias de manera habitual.
El Nuncio Apostólico ha sido el encargado de leer el pésame y la bendición enviada por el Papa Francisco y el mensaje de los Reyes de España.
El adiós dolorido
Por último, el Vicario general del arzobispado castrense, el sacerdote Carlos Jesús Montes Herrero, ha dirigido su agradecimiento a todos los que, desde el ingreso de Mons. Del Río en el hospital, han mostrado su preocupación y cercanía por el estado del Arzobispo Castrense y ha leído un texto de Mons. Juan del Río, «El adiós dolorido», recogido en sus reflexiones «Diario de un pastor ante el COVID 19».
El Arzobispo castrense y presidente de la Comisión Episcopal de Comunicaciones sociales había ingresado el pasado 21 de enero en el Hospital Central de la Defensa “Gómez Ulla”, afectado por el COVID-19. Las complicaciones de la enfermedad produjeron su fallecimiento una semana más tarde. Se trata del primer obispo en activo que fallece en nuestro país por la pandemia.