El 8 de mayo se celebra la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones y la Jornada de Vocaciones Nativas que este año se desarrolla bajo el lema, “Deja tu huella, sé testigo”. Una campaña en la que se unen la Comisión Episcopal para el Clero y Seminarios, la Conferencia Española de Religiosos (CONFER), Obras Misionales Pontificias (OMP) y la Conferencia Española de Institutos Seculares (CEDIS).
Esta unidad ha sudo la tónica de la presentación de esta campaña que José María Calderón, director nacional de OMP y Sergio Requena, director de la Subcomisión Episcopal para Seminarios han explicado en rueda de prensa junto a cuatro testimonios vocacionales: el franciscano cordobés Manuel Jesús Madueño Moreno, Inmaculada Fernández, miembro del Instituto Secular Siervas Seglares de Jesucristo Sacerdote, Daniel Navarro Berrios, diácono de la diócesis de Getafe y la Hna. Justina Banda, pertenece a las Misioneras Hijas del Calvario.
Como ha destacado Sergio Requena “en esta jornada rezamos por las vocaciones y por que la comunidad cristiana cuide estas vocaciones” y también ha señalado que el hecho de que en ésta jornada por las vocaciones confluyan varias instituciones supone una alegría “porque en la Iglesia no hay nada que nos sea indiferente”.
Por su parte, el director de OMP España recordó que el 3 de mayo se cumplió el primer centenario de que la Obra Pontificia de la Propagación de la Fe pasara a ser Obras del Papa, y por tanto Pontificias. Calderón quiso poner el acento en la necesidad de que “los primeros evangelizadores de los territorios que se incorporan a la iglesia sean los propios nativos, personas que conocen la cultura, el idioma y la tradición de estos lugares”.
Las huellas que yo sigo ahora
Tras la presentación de la jornada se dio paso a los testimonios de cuatro personas con vocaciones diversas dentro de la Iglesia: sacerdocio, vida consagrada y una laica consagrada. Entre estos testimonios, ha sido especialmente emotivo el de la hermana Justina Banda, natural de un pueblo de Zimbabwe en el que trabajan, desde hace 50 años, misioneros y misioneras españoles.
Viendo la tarea de estas misioneras, Justina se planteó su vocación. Su padre se negó y su madre, analfabeta, pudo lograr que se fuera al convento pidiendo a su hermano que escribiera la carta de permiso. Hoy Justina, sigue las huellas de esas religiosas españolas que vinieron a mi pueblo, cuidaban a los bebés, a las personas con hambre y evangelizaban. Ahora, como misionera Hija del Calvario “estamos allí donde están los calvarios del mundo: los enfermos de sida, huérfanos… Gracias a esta jornada sabemos que la evangelización ha de estar siempre en comunión”, concluyó.
El CARF se suma a esta jornada
Esta Jornada de oración por las vocaciones y la Jornada de Vocaciones Nativas tiene una especial resonancia para la Fundación centro Académico Romano. Esta Fundación tiene en marcha una campaña titulada “Que ninguna vocación se pierda” con el objetivo recoger los fondos suficientes para que 20 seminaristas de todo el mundo puedan realizar sus estudios en Roma y Pamplona. Desde CARF son conscientes de que muchas vocaciones nacen hoy en países de África o América, pero la falta de medios materiales impide que algunas de estas vocaciones no lleguen siquiera a los seminarios y anima a los cristianos a «pensar que detrás de cada vocación sacerdotal, hay otra llamada del Señor, que nos pide asegurar los medios para su formación».