El pasado 6 de enero, el gobierno de Israel anunciaba la reapertura de las fronteras del país. Esto permite a los residentes en Israel vacunados volver a viajar a cualquier parte del mundo sin necesidad de un permiso especial.
Este hecho abre, por fin, una puerta a la esperanza en las familias religiosas, centros de peregrinos y visitantes y en las familias cristianas que viven de manera directa del turismo y de las peregrinaciones religiosas a Tierra Santa.
El impacto de la pandemia
La Tierra Santa ha sido una de las zonas más castigadas por el cierre de las fronteras y las dificultades para realizar viajes internacionales.
El turismo, especialmente las peregrinaciones de cristianos han sido, desde hace años, uno de los principales motores de la economía en Tierra Santa. En especial para la comunidad cristiana palestina residente en Tierra Santa la cual se dedica, en gran parte, a la venta de objetos de artesanía religiosa.
Según los datos del ministerio de Turismo de Israel, el estallido de la pandemia a inicios de 2020 hizo que el número de turistas que se desplomara a 832.500, frente a los cuatro millones y medio de 2019. Una cifra que descendió, aún más en 2021, con 401.500 visitas de extranjeros a Tierra Santa.
Ahora, con las fronteras abiertas y la masiva vacunación se espera una recuperación progresiva de las peregrinaciones y viajes a la tierra de Jesús.
¡Volved a Tierra Santa!
El pasado mes de noviembre, un grupo de periodistas de información religiosa, pudimos conocer de primera mano la difícil situación que la pandemia ha dejado en las comunidades religiosas residentes en Tierra Santa, los fieles cristianos y, en general, el sector turístico israelí.
¡Volved a tierra Santa peregrinos! Era la frase repetida entre religiosos, monjas, artesanos… El patriarca latino de Jerusalén, Mons. Pierbattista Pizzaballa O.F.M, con quien pudimos conversar unos minutos animaba a los cristianos a volver a Tierra Santa “que es vuestra tierra” señalaba.
Visitar los lugares sagrados, residir en las casas de la Custodia Franciscana y otras instituciones presentes en Tierra Santa y sobre todo, ayudar económicamente a las comunidades cristianas en las que la crisis económica se une a su ya difícil situación social se perfilan como la esperanza de la recuperación de los próximos meses.
El redescubrimiento de la propia tierra
Con esta esperanza en el retorno de la normalidad, destaca también un fenómeno curioso que se ha dado en los meses de cierre de fronteras: el turismo “interno” que ha llevado a muchos judíos residentes en Tierra Santa a visitar lugares cristianos y hospedarse, en muchas ocasiones, en casas de peregrinos situadas en zonas diversas del país. Un movimiento que ha despertado incluso, la curiosidad en los medios locales.
El sacerdote irlandés Eamon Kelly, subdirector de Magdala Center, casa de huéspedes dirigida por los Legionarios de Cristo en Migdal, la antigua Magdala, confirma esta realidad.
Durante las obras de construcción de este centro se hallaron los cimientos y parte de los muros de una sinagoga del siglo I así como parte de la calzada marítima, la Via Maris, en un estado de conservación muy bueno.
A todo esto se sumó el hallazgo de la primera menorah tallada en piedra de la que se tiene constancia. Todo ello ha hecho de Magdala un lugar especial para muchos judíos de la zona que la han escogido para la celebración del Bar Mitzvah de sus hijos.
Asimismo es frecuente ver a familias judías comiendo en el restaurante del centro o visitando los restos de la sinagoga y los baños que se pueden ver en Magdala.
Enriquecer la fe
Una experiencia similar han vivido en Saxum Visitor Center, impulsado por la prelatura del Opus Dei y cuyo nombre recuerda al apelativo con el que su fundador, san Josemaría Escrivá, llamaba a quien sería el primer sucesor al frente de la Obra, el Beato Álvaro del Portillo que visitó Tierra Santa en marzo de 1994 justo antes de fallecer.
Durante la visita de noviembre, Almudena Romero, directora del centro de visitantes, apuntó que, durante los meses de pandemia, más de un centenar de judíos, procedentes de poblaciones vecinas se habían acercado a conocer “qué era aquella casa”.
“Se suelen sorprender de que mostremos el pasado judío de Jesús y de que tengamos toda la historia del pueblo de Israel plasmada en la línea del tiempo del patio” destaca Isabel Rodríguez, encargada de la comunicación en Saxum.
En una ocasión, al finalizar la visita al centro, un guía judío de origen francés se quedó “más de una hora haciéndome todo tipo de preguntas” recuerda Isabel. “Le expliqué que, para mí, vivir en Jerusalén y visitar los lugares santos ha supuesto entender en profundidad que Jesús es judío y que la fe cristiana –cuando uno entiende el Antiguo Testamento, las fiestas y tradiciones judías– adquiere una dimensión nueva, es mucho más rica en su significado”.
Esperanza para Tierra Santa
“Saxum es un lugar en el que es fácil tender puentes y compartir lo común entre las culturas y tradiciones religiosas” añade Isabel. Una afirmación a la que se suma el padre Kelly “muchos judíos de la zona nos dan las gracias por cuidar de la sinagoga y de los restos arqueológicos”.
La reticencia hacia los cristianos por parte de muchos judíos se desvanece con estas visitas. Algo que quizás antes era poco menos que imposible y que la pandemia ha ayudado a cambiar.
Poco a poco, con la normalización de la situación socio-sanitaria, redescubrir Tierra Santa vuelve a ser un sueño posible.