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Los cuchillos y el fin de los acuerdos de Oslo. ¿Hacia dónde van sus actores?

Miguel Pérez Pichel·27 de febrero de 2016·Tiempo de lectura: 3 minutos

La tensión entre las comunidades árabe y judía tanto en Israel como en los territorios palestinos ocupados es constante. Periódicamente experimenta picos de violencia en forma de intifadas, actos de terrorismo o guerras abiertas con los grupos armados palestinos.

La llamada “crisis de los cuchillos” lleva meses conmocionando a judíos y árabes de Palestina e Israel. Las agresiones con cuchillos, no siempre espontáneas, de ciudadanos árabes musulmanes contra policías o ciudadanos judíos y las posteriores venganzas de radicales israelíes hacen temer el estallido de una nueva ola de violencia.

La crisis de los cuchillos comenzó a finales del mes de septiembre en los barrios de Jerusalén cercanos a la explanada de las mezquitas, donde se encuentra la mezquita de Al Aqsa, el tercer lugar más sagrado para los musulmanes tras la Meca y Medina. Los ataques se extendieron a ciudades palestinas donde existen colonias israelíes cercanas. Las causas son varias: la sensación de que cualquier negociación con Israel está condenada al fracaso, el sentimiento de humillación de muchos jóvenes palestinos que carecen por completo de oportunidades, la precaria situación económica que atraviesan los territorios ocupados de Cisjordania o los enfrentamientos con los colonos israelíes.

Todos estos factores han abonado el terreno para la violencia, pero, como suele ocurrir en estos casos, ha sido una sola chispa la que ha prendido la mecha. El detonante fue el rumor de que Israel se disponía a modificar el status quo de la explanada de las mezquitas para permitir el rezo de los judíos en el lugar donde se alzaba el templo de Jerusalén. El rumor provocó una fuerte protesta en el interior de

¿Hay avances en las conversaciones sobre el acuerdo entre la Santa Sede e Israel?

—El acuerdo con Israel, que aún está en vías de completarse, es el tercero que firmarán la Santa Sede e Israel. En su mayor parte se refiere a asuntos de naturaleza fiscal y económica. A día de hoy no se puede decir cuándo se completará el acuerdo. Hay algunas cuestiones pendientes sobre las que deberá establecerse de mutuo acuerdo una línea de conducta. La esperanza de la Santa Sede es que eso ocurra pronto.

¿Hay alguna novedad en relación a la titularidad del Cenáculo?

—Los Santos Lugares se administran en virtud de una serie de provisiones y de reglas tradicionales conocidas como Status quo. Es importante que todas las partes interesadas se comprometan a respetar las disposiciones para que todo el mundo pueda acceder de forma tranquila y pacífica a los Santos Lugares. En cuanto al Cenáculo, no hay ninguna novedad y no se esperan futuros cambios a corto plazo.

¿Podría explicar la situación de los colegios cristianos en Israel?

—Durante mucho tiempo, el Estado de Israel ha reconocido e incluso financiado de forma parcial las escuelas católicas. Más recientemente, la financiación gubernamental se redujo de forma gradual hasta llegar a niveles que no podían garantizar el funcionamiento de los colegios y, la reducción ha afectado gravemente a todos los colegios católicos en el país. Tras largas discusiones y negociaciones fue posible alcanzar un compromiso que permitía a los colegios llevar a cabo sus actividades académicas habituales. Mientras tanto, las negociaciones continúan con el objetivo de encontrar una definitiva solución a la disputa. Los colegios católicos en Israel son apreciados por su alto nivel académico y por el importante papel que juegan en la educación de las generaciones más jóvenes de las diferentes comunidades.

¿Puede la Santa Sede ayudar a poner fin a la ola de violencia entre palestinos e israelíes?

—La única “arma” que tiene la Iglesia contra la violencia y toda clase de conflictos sociales y religiosos es la educación. Es un proceso a largo plazo, pero educar la mente y los corazones de la gente es la única forma efectiva para construir una sociedad pacífica basada en los valores de la tolerancia y respeto mutuo.

El autorMiguel Pérez Pichel

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