El 18 de diciembre el Bolletino de la Santa Sede recogía la autorización del Santo Padre al Dicasterio para promulgar el decreto de martirio del Siervo de Dios Eduardo Profittlich, de la Compañía de Jesús, Tit. Arzobispo de Adrianópolis, Administrador Apostólico de Estonia. Un paso más hacia la beatificación y canonización del que fuera el primer obispo de Estonia y que los católicos de este país báltico esperaban con ilusión.
Profittlich va camino de convertirse en el primer santo de Estonia y, como destaca Mons. Philippe Jourdan, obispo de está recién nombrada diócesis, “que la Iglesia proclame beato a mi predecesor, Eduard Profittlich SJ es muy importante para los estonios. Evidentemente para los católicos, pero también para quienes no lo son, porque compartió el destino del 20 % de la población del país: la deportación y la muerte. Representa un momento clave de la historia del pueblo estonio en el siglo XX. Cuando me encuentro con el presidente de la nación siempre me pregunta cómo avanza el proceso de monseñor Profittlich, porque sería algo muy significativo para todo el país”.
Una pronta beatificación
La causa de este obispo jesuita comenzó en 2014. Por aquel entonces, se iniciaron los trabajos de documentación, difíciles puesto que apenas se supo de él durante el tiempo de arresto.
En 2017, el obispo Philippe Jourdan inició una investigación sobre el proceso diocesano para la beatificación oficial de Profittlich, que finalizó en 2019, y todos los documentos fueron entregados a la Congregación para la Causa de los Santos de Roma.
Alemán de nacimiento, estonio de corazón
De origen alemán, Profittlich nació el 11 de septiembre de 1890 en Birresdorf, Alemania. En 1913 ingresó en el noviciado de la Compañía de Jesús en Heerenberg. Fue ordenado sacerdote en 1922 y se trasladó a Cracovia para continuar sus estudios.Tras varios destinos pastorales, realizó los votos perpetuos como jesuita el 2 de febrero de 1930.
Su atención a los fieles y su intensa vida pastoral hicieron el entonces administrador apostólico en Estonia, el arzobispo Antonio Zecchini, pusiera su atención en este religioso que en 1931 le sucedería al frente de la pequeña comunidad católica en Estonia. Aprendió el idioma y, en 1935, obtuvo la ciudadanía estonia. Fue ordenado obispo en 1936, siendo el primer obispo católico de Estonia después de la Reforma luterana.
A pesar de los pocos años que pudo desarrollar su labor pastoral, la huella de Eduard Profittlich en la Iglesia en Estonia fue profunda y duradera. Renovó la estructura católica en aquella comunidad, fortaleció la fe de los católicos estonios y fue un impulsor de la cultura estonia a través de publicaciones literarias.
El historiador Toomas Abilis, que ha estudiado profundamente la vida y personalidad del obispo Profittlich, destaca que era “educado, disciplinado y decidido en el desempeño de sus deberes. Profundamente fiel a las enseñanzas de la Iglesia y a su jerarquía. Hombre entregado en la labor pastoral, tebía muchos amigos y fue un gran predicador”.
Arresto y muerte
Al comenzar la segunda guerra mundial, junto a su pequeña comunidad y fue arrestado el 27 de junio de 1941 por las autoridades soviéticas.
Eduard Profittlich fue trasladado a Kirov, en Rusia, a 2.000 kilómetros de Estonia. Durante varios meses permaneció en la prisión número 1. En esa prisión fueron fusilados otros nombres preeminentes de la nación estonia como el intelectual Eduard Laaman o el político y empresario Joakim Puhk. Se trataba de una prisión inhóspita y superpoblada. Cada celda, de unos 50 metros cuadrados, podía albergar hasta 100 reclusos. No tenía ningún tipo de calefacción y las muertes por hipotermia eran frecuentes.
Durante el tiempo que el obispo Profittlich estuvo en Kirov fue continuamente interrogado con métodos inhumanos.
El 21 de noviembre de 1941 se celebró un juicio en el que fue acusado de “difundir calumnias antisoviéticas, ocultar la fuga de católicos en el extranjero, elogiar al ejército alemán y la agitación contrarrevolucionaria”.
El veredicto de culpabilidad lo condenó a muerte por fusilamiento. Por entonces, la salud del obispo Profittlich se había debilitado hasta el extremo, debido a los interrogatorios nocturnos que impedían dormir a los presos, el frío y el hambre.
Eduard Profittlich murió el 22 de febrero de 1942 en la celda de la cárcel, un día antes de su ejecución.
En la última carta que dirigía a sus familiares, Eduard Profittlich les pidió una vez más que oraran por él, “para que la gracia de Dios siga acompañándome, para que en todo lo que me espera pueda permanecer fiel a mi santa vocación y deber y a Cristo y sacrificar toda mi vitalidad por mi patria, y si es su santa voluntad, incluso la vida”. Una entrega que, como dejó constancia en esta carta “sería el final más bonito de mi vida”.