América Latina

Cardenal Chomali: “Jesucristo se deja ver donde nadie quiere ir”

Fernando Chomali se ha convertido en uno de los pastores más relevantes de América Latina. Como arzobispo de Concepción y Santiago ha impulsado programas sociales, revitalizado la pastoral juvenil y fortalecido la voz de la Iglesia en Chile. Creado cardenal en 2023, combina su labor eclesial con su pasión por el arte.

Javier García Herrería·21 de febrero de 2025·Tiempo de lectura: 4 minutos
Chomali

Fernando Natalio Chomali Garib nació en Santiago de Chile en 1957. De ascendencia palestina, se educó en un colegio internacional y tiene amigos judíos. Estudió Ingeniería Civil en la Pontificia Universidad Católica de Chile, una de las mejores universidades de América Latina. Tras finalizar su carrera, respondió al llamado vocacional y fue ordenado sacerdote en 1991.

Expero en bioética, habla fluidamente francés, inglés e italiano. Fue designado arzobispo de Concepción (2011-2023), donde destacó por su cercanía con la comunidad, su defensa de los derechos sociales y su compromiso con los más vulnerables.

Al asumir su nombramiento como arzobispo de Santiago de Chile en 2023, se enfrentó el reto de liderar una diócesis en una sociedad marcada por la secularización y la crisis de confianza hacia la Iglesia. En 2024 fue creado cardenal por el Papa Francisco, reconociendo su labor pastoral, su valentía para abordar temas controversiales y su dedicación a la doctrina social de la Iglesia.

¿Cómo puede responder Jesucristo a las inquietudes de la sociedad actual?

-Lo primero que veo es que Jesucristo sigue respondiendo con fuerza a nuestra vida, especialmente en una sociedad que, como decía Santa Teresa de Ávila, está “harta de todo y llena de nada”. Hay muchas luces que encandilan, pero que dejan ciego. Lo fascinante de Jesucristo es que ilumina, muestra el camino hacia la felicidad, pero que es profundamente contracorriente, y esto es más evidente en los lugares donde nadie quiere ir, como las cárceles.

¿Cómo evidenciaría eso? Porque mucha gente no ve que Jesucristo responda con fuerza.

-Bueno, justamente es muy contracorriente porque Jesucristo se deja ver donde nadie quiere ir, donde nadie quiere encontrarse. Por ejemplo, realicé una exposición fotográfica en la cárcel de Concepción titulada Dios anda por estos lados, yo lo he visto. Invitamos a familiares, amigos y autoridades, y muchos comentaban que nunca habían entrado en una cárcel. Ahí es donde he visto a Cristo más presente: en el dolor, en la vulnerabilidad, donde otros no quieren mirar. Esto contrasta con la búsqueda de bienestar  inmediato que deja un vacío profundo.

¿Cómo responde la Iglesia a quienes critican el enfoque pastoral del Papa, especialmente hacia los más vulnerables?

-Me parece que estas críticas se deben a una falta de comprensión sobre lo que significa ser cristiano. Nada es más espiritual que estar atento a las necesidades de las personas. Algunos piensan que es solo encontrarse con Dios en una dimensión aislada y muy individualista, olvidando que Dios está en el necesitado. El Papa ha emprendido un camino pedagógico que vincula la fe con la obra, algo que, como él dice, comienza en la acción, llega al corazón y finalmente inspira un pensamiento.

¿Qué propuestas debería aportar la Iglesia en el ámbito cultural?

-Apostaría fuertemente por la filosofía, por un pensamiento metafísico que penetre en los debates políticos y económicos. También por la dimensión artística, que está muy desmejorada porque no entra en la lógica del mercado. La racionalidad que prima es la científica técnica,  llegó la hora que integre lo ético y lo estético para darle sentido a una sociedad que no parece muy feliz.

Los suicidios entre gente joven aumentan en muchos países del mundo. ¿Cómo puede la Iglesia ayudarles a encontrar sentido?

-Cuando los obispos chilenos tuvimos la última visita Ad Limina, hablamos extensamente sobre los jóvenes. Entonces el Papa nos dijo algo que me marcó: “Cuando yo era joven, primero nos enseñaban contenido, después, esa doctrina se convertía en afecto, y ese afecto se transformaba en acción. Hoy en día, los jóvenes son muy distintos; son más de acción y experiencia directa. Primero actúan, luego eso les toca el corazón, y solo entonces reflexionan profundamente sobre lo que han vivido. Es un cambio de paradigma en cómo transmitirles la fe”.

En este contexto tan secularizado, muchos abuelos sufren porque ven que sus nietos no han recibido o han perdido la fe. ¿Qué les diría?

-Les diría que, aunque sus nietos hayan perdido la fe en Dios, Dios no ha perdido la fe en sus nietos. Confíen, porque Dios siempre encuentra el camino para traerlos de vuelta en sus corazones.

¿Cómo enfrentar la percepción de que la Iglesia está desconectada de la sociedad actual?

-Los católicos estamos demasiado encerrados en nosotros mismos, a veces acomplejados frente a una sociedad que percibimos como anticatólica. Yo creo que no es así la cosa. Debemos mostrar la belleza de la fe a través de testimonios vivos, no con una fe burocrática o ideologizada. Esto es lo que el Papa intenta hacer: desacralizar lo eclesiástico y sacralizar lo eclesial, es decir, devolver la centralidad al pueblo de Dios que es parte fundamental de la Iglesia.

“Desacralizar lo eclesiástico”, ¿con eso se refiere al clericalismo? 

-Yo tampoco, se me acaba de ocurrir (risas). “Desacralizar lo eclesiástico” implica despojar de rigidez y distancia las estructuras y formalidades de la Iglesia, que a veces se perciben como intocables. Por otro lado, “sacralizar lo eclesial” significaría devolver el carácter sagrado a las comunidades de fieles, la vida cotidiana, donde lo esencial es la cercanía, el acompañamiento pastoral y el reflejo de Jesucristo en el mundo con acciones concretas por el prójimo. Veo personas que les duele mucho las desgracias que acontecen a 15.000 kilómetros de sus casas, pero no hacen nada por el vecino o pariente que le falta un plato de comida.


* Esta entrevista se publicó en la revista impresa de Omnes el 1 de febrero de 2025.

Newsletter La Brújula Déjanos tu mail y recibe todas las semanas la actualidad curada con una mirada católica