Vaticano

El Papa agradece a las mujeres que construyan «una sociedad más humana»

El agradecimiento del Papa Francisco a las mujeres por “su compromiso en la construcción de una sociedad más humana, y su capacidad de captar la realidad con una mirada creativa y un corazón tierno”, ha marcado la audiencia general de hoy, junto al sufrimiento por el “dolor del martirizado pueblo ucraniano”.

Francisco Otamendi·8 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: 4 minutos
Audiencia Papa

El Papa durante la audiencia general el 8 de marzo, día internacional de la mujer (Vatican News)

En el Día Internacional de la Mujer, el Papa Francisco ha tenido palabras de agradecimiento y elogio hacia las mujeres al final de la audiencia general celebrada en la Plaza de San Pedro. “Una bendición especial para todas las mujeres de la plaza. ¡Y un aplauso para las mujeres! ¡Se lo merecen!”, dijo el Santo Padre. El tema de catequesis ha sido ‘El Concilio Vaticano II. La evangelización como servicio’, continuando el ciclo sobre ‘La pasión de la evangelización. El celo apostólico del creyente’.

Desde hace unos días, el Papa viene refiriéndose a las mujeres en diversas audiencias a grupos más reducidos, y también en publicaciones. Así lo ha hecho, por ejemplo, en el prefacio al volumen ‘Más liderazgo femenino para un mundo mejor: el cuidado como motor de nuestra casa común’, fruto de una investigación promovida por la Fundacion Centesimus Annus pro Pontifice, que preside Anna Maria Tarantola, y la Alianza Estratégica de Universidades Católicas de Investigación (Sacru), publicada por ‘Vita e Pensiero’

En este prefacio, el Santo Padre ha escrito que “el hombre no trae armonía: es ella. Es ella la que trae esa armonía que nos enseña a acariciar, a amar con ternura y que hace del mundo una cosa bella” (Homilía en Santa Marta, 9 de febrero de 2017)”. Y “tenemos mucha necesidad de armonía para luchar contra la injusticia, la codicia ciega que perjudica a las personas y al medioambiente, la guerra injusta e inaceptable”, ha informado Vatican News.

Además, Francisco añade que “las mujeres saben que dan a luz con dolor para lograr una gran alegría: dar vida y abrir vastos y nuevos horizontes. Por eso las mujeres desean la paz, siempre. Las mujeres saben expresar tanto fuerza como ternura, son buenas, competentes, están preparadas, saben inspirar a las nuevas generaciones (no solo a sus hijos). Es justo que puedan aplicar estas competencias en todos los ámbitos, no solo en el familiar, y que reciban la misma remuneración que los hombres a igualdad de funciones, compromiso y responsabilidad. Las diferencias que aún existen son una grave injusticia”.

En esta línea de la paz, el Papa se refirió una vez más en la Audiencia  al “dolor del martirizado ucraniano”, que “sufre tanto”. Antes, al concluir la intervención de la religiosa polaca, había dado las gracias al pueblo de Polonia por la “acogida” a los refugiados ucranianos que huyen de la guerra.

“Llamados a evangelizar”

En primera parte de la Audiencia, el Papa Francisco centró su catequesis evangelizadora en el Concilio Ecuménico Vaticano II, que “presentó a la Iglesia como Pueblo de Dios peregrino en el tiempo y por su naturaleza misionero (cfr Decr. Ad gentes 2). ¿Qué significa esto?”, se preguntó.

 “Hay como un puente entre el primer y el último Concilio, en el signo de la evangelización, un puente cuyo arquitecto es el Espíritu Santo. Hoy nos ponemos a la escucha del Concilio Vaticano II, para descubrir que evangelizar siempre es un servicio eclesial, nunca solitario, nunca aislado o individualista. La evangelización se hace siempre en Iglesia, y sin hacer proselitismo, porque eso no es evangelización”, señaló.

El núcleo de su mensaje, que el mismo Papa sintetizó más adelante, ha sido 

que “el Pueblo de Dios peregrino y misionero”, tal como el Concilio Vaticano II presentó a la Iglesia, “los que formamos parte de este Pueblo santo —somos todos los bautizados— estamos llamados a evangelizar. Y lo que transmitimos es lo que, a su vez, hemos recibido. Este dinamismo garantiza la autenticidad del mensaje cristiano. Evangelizar no es una tarea solitaria o individual, sino un servicio eclesial”.

“Vocación cristiana de cada bautizado”

“Cada bautizado participa en la misión de Cristo”, añadió el Santo Padre de diversos modos. “Es decir, es enviado a anunciar la Buena Noticia, amando y sirviendo a los demás hasta dar la propia vida. Esto significa que no podemos permanecer como sujetos pasivos o meros espectadores; el celo apostólico nos impulsa a buscar siempre nuevos modos de anunciar y de testimoniar el amor de Dios. También nos urge a que, siguiendo el ejemplo de Cristo, demos respuestas concretas para consolar a los hermanos y hermanas que sufren”. 

“Cada uno de los bautizados, cualquiera que sea su función en la Iglesia y el grado de ilustración de su fe, es un agente evangelizador» (Exhort. ap. Evangelii gaudium, 120)”, reiteró el Papa. “En virtud del Bautismo recibido y de la consecuente incorporación en la Iglesia, cada bautizado participa en la misión de la Iglesia y, en ella, a la misión de Cristo Rey, Sacerdote y Profeta. Este deber ‘es único e idéntico en todas partes y en todas las condiciones, aunque no se realice del mismo modo según las circunstancias’ (AG, 6)”. “Si no eres evangelizador, si no das testimonio, no eres un buen cristiano”, agregó el Papa, saliéndose del guión.

“Búsqueda creativa de nuevos modos”

“Esto nos invita a no esclerotizarnos o fosilizarnos; el celo misionero del creyente se expresa también como búsqueda creativa de nuevos modos de anunciar y testimoniar, de nuevos modos para encontrar la humanidad herida de la que Cristo se hizo cargo. En definitiva, nuevos modos de prestar servicio al Evangelio y a la humanidad”, manifestó el Santo Padre.

“Volver al amor fundamental del Padre y a las misiones del Hijo y del Espíritu Santo no nos encierra en espacios de estática tranquilidad personal. Al contrario, nos lleva a reconocer la gratuidad del don de la plenitud de vida a la que estamos llamados, don por el cual alabamos y agradecemos a Dios. Es para darlo, no sólo para nosotros”.

El Romano Pontífice concluyó: “Pidamos al Señor esta gracias de tomarnos en serio esta vocación cristiana y dar gracias al Señor por este tesoro que nos ha dado, y tratar de comunicarlo a los otros”.

El autorFrancisco Otamendi

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