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Monseñor Arbach: “Hay miedo e incertidumbre en los cristianos de Siria”

Cristianos de Siria y Nigeria protagonizan este viernes día 14 una Vigilia de oración por los cristianos perseguidos en la catedral de La Almudena. Presidirá el arzobispo de Madrid, cardenal José Cobo, y participan el sacerdote nigeriano P. Peter E. Odogo, y el arzobispo greco-católico Jean-Abdo Arbach, de Homs (Siria), al que ha entrevistado Omnes.  

Francisco Otamendi·11 de marzo de 2025·Tiempo de lectura: 5 minutos
Monseñor Arbach, Siria, con iconos profanados.

El arzobispo de Homs, monseñor Jean-Abdo Arbach, muestra iconos profanados en Homs por terroristas islamistas (ACN).

Los cristianos perseguidos se convertirán de nuevo en protagonistas de la ‘Noche de los Testigos’, que tendrá lugar el 14 de marzo a las 19,30 h. en la catedral de la Almudena de Madrid. Una vigilia de oración que presidirá el cardenal José Cobo, organizada por Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN). El miedo y la incertidumbre se han apoderado de Siria.

La fundación pontificia ACN ha querido dar voz a los cristianos de Nigeria y Siria, en unos días en que se han sucedido numerosos episodios de violencia y ataques contra civiles inocentes y profanación de símbolos en Siria.

El especial protagonista de esa noche de testimonios y oración será Monseñor Jean-Abdo Arbach, B.C.  (Yabroud, Siria, 1952), actual arzobispo de la Archidiócesis Greco-católica Melquita de Homs, Hama y Yabroud, que acaba de conceder una entrevista a Omnes.

“La Iglesia de Siria y los patriarcas de las Iglesias orientales católicas y ortodoxas piden en sus mensajes que se creen condiciones para lograr la reconciliación nacional del pueblo sirio. Que se establezca un entorno para la transición hacia un Estado que respete a todos sus ciudadanos y siente las bases de una sociedad basada en la igualdad y la unidad del territorio sirio, rechazando cualquier intento de dividirlo”, explica el arzobispo de Homs.

Monseñor Arbach, tiene usted una larga trayectoria al servicio de la Iglesia. ¿Podría subrayar algún aspecto que pueda ser útil para los católicos no familiarizados con Oriente Medio ni con su país, Siria? ¿Nos hacemos cargo?

Siria es un país de Medio Oriente. Es la cuna del cristianismo, con la llegada de San Pablo, aunque de mayoría musulmana ahora. Un 5 % de la población total es cristiana, ortodoxos y católicos de diferentes ritos como el oriental y latino. El Gobierno en Siria ha sido inestable durante mucho tiempo, pero desde hace 50 años el presidente Assad, con su hijo Bashar, han gobernado con un solo partido político Albatsh. 

La fe en esta parte del mundo, es de una religiosidad primitiva, una roca. Los católicos de Siria son la raíz del cristianismo. Tenemos Malula, ciudad antiquísima donde todavía se habla la lengua de Cristo, el arameo, con una Santa muy importante, Santa Tecla. Ella fue seguidora de San Pablo, enterrada en el Monasterio de Santa Tecla que preside la ciudad. 

Los católicos tienen en Siria santos del siglo IV: en Homs San Elian y San Romanos, habiendo Iglesias muy importantes como la Iglesia de la Virgen María de la Cintura. En la ciudad de Rable el Monasterio de San Elías de los primeros siglos del cristianismo. Hasta hoy la gente acude para visitarlo.

Usted ha vivido la guerra de Siria casi desde el comienzo. Su sede episcopal, en el centro de Homs, fue tomada por terroristas yihadistas. ¿Cómo está su país ahora?

– La situación es muy difícil. Desde el 8 de diciembre, en el cambio de Gobierno, tenemos muchos desafíos. En primer lugar, la seguridad, no la hay, no hay paz. Hay mucho miedo en el pueblo sirio. 

A nivel económico es un desastre total, donde el 85 % de la población vive bajo el umbral de la pobreza, mucha inflación, los productos de primera necesidad muy caros y no hay (5 horas de cola para conseguir un trozo de pan). 

A nivel internacional no sabemos qué nos deparará porque todavía hay embargo contra Siria: no hay importación ni exportación de productos, ni materiales para poder trabajar. El futuro difícil y oscuro. 

¿Puede hablarnos un momento de la comunidad cristiana de Siria?

– La comunidad cristiana en Siria es firme en su fe. Acuden a la Iglesia cada domingo para las oraciones, siguen las tradiciones antiguas, procesiones, veneran todas las imágenes icónicas. En este tiempo de cuaresma todas las religiones cristianas, tienen oraciones diarias como las alabanzas de la Virgen María (también Vía Crucis). 

Monseñor, usted ha alzado la voz contra la persecución religiosa de los cristianos por parte de grupos yihadistas. ¿Han pasado las comunidades cristianas de unos dos millones a trescientas mil personas?

– Desde el principio del cristianismo Siria ha sido perseguida. La primera persecución fue con la expansión de los musulmanes. Después, las guerras de las cruzadas. Y la invasión de los turcos a Siria. En este tiempo, durante la primera y segunda guerra Mundial, hubo mucha emigración de los cristianos hacia América Latina y Europa. Pero, en 2011 con el inicio de la guerra interna en Siria, emigraron casi el 60 % de los cristianos. Emigraron por la persecución de grupos yihadistas, por la crisis económica y la falta de trabajo, por la obligatoriedad del servicio militar y la entrada a la guerra, y la inseguridad. Ahora viven solo 400.000 cristianos.

Ha señalado también usted que cuando comenzaron a restaurar, con la cooperación de Ayuda a la Iglesia Necesitada, todo lo que destrozaron, les dio mucha paz para volver. ¿Puede comentarlo?

– En el año 2018, con apoyo de Ayuda a la Iglesia Necesitada empezamos a restaurar muchas casas de cristianos que estaban destruidas en  Homs. La mayoría volvieron por su sentimiento de hogar, de pertenencia, por su trabajo y como existía seguridad y paz, retornaron. Los que no volvieron era porque estaban en lugares difíciles para vivir (ciudades pequeñas, en la montaña). Muchos jóvenes no volvieron. 

El próximo 14 de marzo, cristianos de Siria y Nigeria serán protagonistas de una Vigilia de Oración por los cristianos perseguidos, que organiza Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) en la catedral de La Almudena. Háblenos de ello.

– Gracias a la invitación de mi hermano el Cardenal José para poder rezar juntos por el pueblo querido cristiano y de todo el pueblo de Siria. Esta vigilia nos ayuda a unirnos para continuar nuestra misión. La oración, como dice un santo, es como el agua en la sequía, como la sombra en el calor y como la brisa suave en pleno estío. 

Esta oración juntos, nos ayuda para seguir adelante con nuestra misión atendiendo al pueblo sirio. Queremos llevar la voz del pueblo sirio, los desafíos que tienen, cuáles son las dificultades y esperanzas. Esto lo necesita saber bien el pueblo de Madrid. Llevo la voz de mi pueblo a ustedes para conocer esta realidad de la mano de Ayuda a la Iglesia Necesitada. 

Finalmente, quizá puede valorar la importancia de la libertad religiosa en el mundo, tantas veces cercenada y atacada. 

– Independientemente de las creencias que tengamos, y de nuestras sensibilidades, todos somos hijos de Dios y todos nacemos a imagen de Dios. Cada religión tiene su propia fisonomía. Los cristianos aprenden de su Evangelio el amor, en libertad para vivir y al mismo tiempo para guardar los mandamientos de Dios. “Si uno de los mandamientos es no robarás. Si lo haces, no podrás vivir en libertad, tu conciencia no lo permitirá”. Por eso es tan importante que exista la libertad religiosa, para que todos en conciencia obremos según el mandamiento y la confianza de Dios. Tener la fe, la esperanza y el amor es lo que basa las religiones. 

En cuanto a su país, ¿la situación es de incertidumbre o esperan respeto y tolerancia?

Hay miedo e incertidumbre en los cristianos de Siria. Por eso la Iglesia de Siria y los patriarcas de las Iglesias orientales católicas y ortodoxas piden en sus mensajes que se creen condiciones para lograr la reconciliación nacional del pueblo sirio, que se establezca un entorno para la transición hacia un Estado que respete a todos sus ciudadanos y siente las bases de una sociedad basada en la igualdad y la unidad del territorio sirio, rechazando cualquier intento de dividirlo. Además, el fin del embargo económico para volver a renacer. La Iglesia pide también una constitución que respete todas las religiones y minorías. 

Todo lo que le he comentado tiene como fin que termine la violencia hacia todos los ciudadanos. Es por ello, que la Iglesia condena enérgicamente todo acto que amenace la paz civil y denuncia las masacres cometidas contra civiles inocentes, pidiendo el fin inmediato de estos actos horrendos que se oponen a todos los valores humanos y morales. 

Por eso hoy pido una oración: “Salva Dios a tu pueblo, bendice a tu Heredad, concede a tu Iglesia la victoria sobre sus enemigos y protege al mundo por tu Santa Cruz”. 

El autorFrancisco Otamendi

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