La mano que mece la cuna en diversas poblaciones del mundo suele ser inmigrante. Y la que cuida a mayores y enfermos, también. Milagros Tejedor y algunas otras personas detectaron en la capital guipuzcoana, en el País Vasco, hace ya quince años, la necesidad de escuchar y ofrecer una formación personalizada a los cuidadores. De modo que pusieron en marcha la Asociación en pro del Cuidado Familiar de enfermos dependientes.
“El cuidador lleva a cabo su trabajo muchas veces en solitario, lo cual supone un desgaste físico y psíquico”, explica Milagros Tejedor. “Además, todos, en algún momento de nuestra vida, nos convertimos en cuidadores ocasionales de nuestras familias, y en estas situaciones es muy útil saber que hay alguien que puede orientarnos en cómo y de qué manera podemos hacerlo de forma adecuada”.
Los seminarios de geriatría son preparados por los doctores Istúriz Marquina y Paisán Grisolía, que forman parte de la Junta directiva. “Son muy profesionales, para abarcar las necesidades que puedan tener nuestros mayores, y que sus cuidadores puedan atenderles en su domicilio con la ayuda y seguimiento de los servicios médicos correspondientes”, señala.
La Asociación realiza también “labores de escucha y atención personalizada de los cuidadores, y atendemos a su adaptación a nuestro entorno, para que en un tiempo más corto que largo, puedan conseguir la reagrupación familiar y la adaptación social”, añade la presidenta. Se trata de “un colectivo mayoritariamente formado por trabajadores latinoamericanos, que viven situaciones difíciles hasta su integración definitiva. Tenemos de muchos países, Centroamérica -Honduras, Nicaragua…-, también Bolivia, ahora están llegando muchos de Colombia, Perú, algunos africanos, y de Nepal, esto de hace tiempo”.
Calidad profesional y valores
¿De dónde le llegó a esta mujer la inquietud por los demás? Buceamos un poco en su historia vital. Milagros Tejedor González estudió en las Jesuitinas y en la Escuela de Comercio de Valladolid, y se graduó como profesor mercantil. Además, recuerda que fue alumna del escritor Miguel Delibes.
En su familia se vivían las costumbres cristianas y estaba muy vinculada a la cofradía de la Virgen de las Angustias. Todos eran cofrades, y ella sigue siéndolo, también cuando se instaló con su familia en San Sebastián, por motivos de matrimonio y de trabajo. “Acudíamos cada año a participar en las silenciosas y magníficas procesiones de Semana Santa de Valladolid, para acercar a nuestros hijos a sus raíces, y atender y disfrutar de nuestros padres”, comenta.
Milagros Tejedor, que tiene tres hijos y ocho nietos, y un marido médico inmunólogo, fue oficial de Juzgado por oposición, trabajó muchos años en Magistratura de Trabajo, pasando después a un Juzgado de lo Penal, donde pudo observar “la cara amarga de la vida”, lo que le hizo humanizarse más.
“Nuestra tarea es un granito de arena”, afirma. Sin embargo, tras estos años de andadura, “numerosas familias de nuestro entorno se ponen en contacto con nosotros para solicitar nuestra ayuda, confiando en la calidad profesional y los valores adquiridos por los cuidadores que acuden a nuestra asociación. Durante un tiempo fuimos únicos y pioneros en esto, ahora también la Administración de Guipúzcoa imparte cursos de formación para los cuidadores”.
La Asociación organiza ciclos anuales de seminarios que se celebran desde hace quince años, seguidos de un mes de prácticas en residencias de mayores. En este contexto, puso en marcha en diciembre visitas a las residencias de mayores San Ignacio, Hermano Gárate y Zorroaga, en colaboración con el coro del colegio Eskibel.