El Papa Francisco lleva al menos tres audiencias generales consecutivas de los miércoles en las que habla de la evangelización en China, o a las puertas de China.
En las dos primeras se refirió al ejemplo de san Francisco Javier, que no pudo llegar a entrar en China, y al Santuario de Nuestra Señora de Scheshan en Shangai.
En la Audiencia de esta mañana, ha puesto como ejemplo de testigo de fe a “otra figura del celo apostólico, Matteo Ricci” (Las Marcas, Italia, 1552 – Pekín, China, 1610), también jesuita, que consiguió con paciencia establecerse en el sur de China y llegar hasta ser recibido por el Emperador, en Pekín.
Así lo ha contado el Papa: “Después del intento de Francisco Javier, otros veinticinco jesuitas habían intentado inútilmente entrar en China. Pero Ricci y su hermano se preparan muy bien, estudiando cuidadosamente la lengua y las costumbres chinas, y al final lograron establecerse en el sur del país. Fueron necesarios dieciocho años, con cuatro etapas a través de cuatro ciudades diferentes, antes de llegar a Pekín. Con constancia y paciencia, animado por una fe inquebrantable, Mateo Ricci pudo superar dificultades y peligros, desconfianzas y oposiciones”.
Diálogo y amistad, y vasta cultura
El Pontífice ha revelado “dos recursos” que tenía el P. Matteo Ricci para proseguir su misión: “por un lado, una actitud de amistad hacia todos, unida a una ejemplaridad de vida que causaba admiración; por otro, una vastísima cultura que era reconocida por sus contemporáneos, y que además supo conjugar con un estudio de los clásicos confucionistas, presentando así el mensaje cristiano perfectamente inculturado”. “Esto le posibilitó entrar en el territorio, y con paciencia, irse acercando a la capital”.
“Vestido como un erudito, gracias a grandes colaboradores, también chinos, fue capaz de ganarse el respeto de todos, y hacer llegar el mensaje de Cristo a sus contemporáneos, a través de su vida de piedad y de sus enseñanzas”, ha sintetizado el Papa Francisco en su alocución a romanos y peregrinos de Italia y de numerosos países.
“Matteo Ricci murió en Pekín en 1610, a los 57 años, consumado por las fatigas de la misión, en particular por su continua disponibilidad a acoger a los visitantes que le buscaban en todo momento para aprovechar su sabiduría y su consejo. Es el primer extranjero al que el Emperador concedió la sepultura en tierra china”, ha explicado el Santo Padre.
Coherencia de vida
En su saludo a los peregrinos de lengua española, el Papa ha animado a pedir “al Señor que nos dé la humildad de sabernos acercar a los demás con esa actitud de amistad, respeto y conocimiento de su cultura y su valores; que sepamos acoger todo lo bueno que hay en ellos, como Jesús al encarnarse, para hacernos capaces de hablar su lenguaje. Que no dudemos en ofrecerles todo lo bueno que tenemos, para dar prueba del amor que nos mueve”.
También ha añadido al final de esta parte de la Audiencia: “Que tengamos la fuerza de vivir con coherencia la fe que profesamos para transmitir el Evangelio del Reino, sin imposiciones ni proselitismo. Que sea ésta la bendición de Jesús y que la Virgen Santa, primera misionera, en esta fiesta de La Visitación, nos sostenga en este propósito”.
Ucranianos y rusos: “vivir como hermanos”
En su saludo a los fieles de lengua italiana, el Romano Pontífice ha alentado a “vivir el Evangelio imitando el ardor apostólico de la Santísima Virgen”, y ha tenido “un pensamiento agradecido para quienes, procedentes de Ucrania, Rusia y otros países en guerra, han decidido no ser enemigos sino vivir como hermanos. Que vuestro ejemplo inspire intenciones de paz en todos, incluso en quienes tienen responsabilidades políticas. Y esto tiene que llevarnos a rezar más por la martirizada Ucrania, y estar cerca de ella”.
También se ha referido el Santo Padre a “hoy, último día del mes de mayo”, en el que “la Iglesia celebra la visita de María a su prima Isabel. por la que es proclamada bienaventurada, por haber creído las palabras del Señor. Dirijan su mirada hacia Ella e implórenle el don de una fe cada vez más valiente. A su intercesión materna encomendemos a todos los probados por la guerra, especialmente a la querida y atormentada Ucrania, que tanto sufre. A todos mi bendición”.
En la última catequesis sobre ‘la pasión de la evangelización, el celo apostólico del creyente’, el Papa Francisco puso también como ejemplo al “gran testigo coreano”, san Andrés Kim Taegon, primer sacerdote mártir de Corea cuando en aquel país asiático tuvo lugar, hace doscientos años, una fuerte persecución.