Estados Unidos

La maternidad subrogada es similar a la trata de personas

Los obispos estadounidenses publican un comunicado afirmando que la maternidad subrogada es similar a la trata de personas.

Gonzalo Meza·13 de enero de 2024·Tiempo de lectura: 2 minutos
Embarazada

Una mujer embarazada (Unsplash / Anna Hecker)

La maternidad subrogada representa la mercantilización del cuerpo de una mujer pues el niño es reducido a un objeto sujeto a condiciones de compraventa, como sucede en la trata de personas, dijo Mons. Robert Barron, obispo de Winona-Rochester y presidente del Comité de Laicos, Matrimonio, Familia y Juventud de la Conferencia de Obispos de los Estados Unidos (USCCB). A nombre de los obispos norteamericanos, Mons. Barron emitió estas declaraciones a unos días de que el Papa Francisco condenara ante el cuerpo diplomático acreditando ante la Santa Sede la “deplorable práctica de la maternidad subrogada”.

Al respaldar las afirmaciones del Pontífice, Mons. Barrón indicó que aun considerando las buenas intenciones que un matrimonio pueda tener para tener hijos por vías no naturales, la gestación subrogada es siempre una grave injusticia contra todas las personas involucradas: el niño, los embriones desechados, la madre que se presta a dicha comercialización con la vida humana y el matrimonio mismo. 

Mons. Barron dijo que dicha práctica se nutre de la falsa creencia de que existe el derecho de tener un hijo a cualquier costo y por cualquier medio. De esa forma, “el niño se convierte en objeto para satisfacer los propios deseos y se pasa por alto el derecho genuino que tiene la criatura de ser concebido a través del amor de sus padres”, precisó el prelado.

Mons. Barron explicó que la Iglesia enseña que los matrimonios deben estar abiertos a la vida, fruto de su amor y de su unión, sin embargo, no es una obligación ni tampoco un derecho el tener hijos por cualquier medio.

En ese sentido el prelado exhortó a respetar la vida humana, incluyendo los no nacidos e indicó que la Iglesia debe acompañar a las parejas que por problemas médicos irremediables han renunciado a tener hijos de forma natural: “tenemos la obligación de acompañar a estas parejas en sus sufrimientos”, concluyó.

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