En junio de 2022, la Corte Suprema de Estados Unidos hizo historia y creó polémica. Los magistrados derogaron la sentencia Roe v Wade, que sentaba como principio el derecho de las mujeres a abortar.
Desde que la Corte publicara su decisión, los gobiernos de cada estado tomaron medidas legislativas, bien para proteger a las mujeres que quisieran abortar, o bien para ilegalizar los abortos. El complicado entramado de los órganos legislativos y políticos estadounidenses da mucho juego y todavía queda mucho camino por recorrer en la lucha por el derecho a la vida. Para continuar con los avances, muchas personas “provida” se han lanzado a las calles del país en una marcha por la vida.
Roe v. Wade
En el año 1973, la Corte Suprema de Estados Unidos dictó una sentencia en la que se contemplaba que, incluido en el derecho a la privacidad que se recoge en la constitución, se encontraba el derecho a la aborto, por el que una mujer puede decidir acabar con un embarazo.
Desde entonces, el aborto pasó a ser legal y a practicarse en miles de clínicas a lo largo y ancho del país, protegidas desde las instancias públicas. Ya no solo era un acto impune el aborto, sino que la sentencia lo declaraba un derecho fundamental.
Planned Parenthood v. Casey
Aquella sentencia de los años setenta sufrió un primer golpe en 1992, con otra nueva decisión de la Corte. Un nuevo caso sacó a relucir los fallos en los argumentos en cuanto a la privacidad sobre los que se sostenía el derecho al aborto. En un ejemplo claro de ello, se alegó que la mujer casada debía informar a su marido y firmar un documento dando fe de esto, lo cual violaba claramente el derecho a la privacidad. Además, muchas clínicas tenían obligación de redactar informes antes de practicar los abortos.
Esta sentencia de los noventa cambió el panorama legislativo en cuanto a los abortos, pero no los ilegalizó. Se anulaba, en parte, Roe v. Wade, sin embargo, todavía existía el derecho fundamental para acabar con la vida de los no nacidos.
Dobbs v. Jackson Women´s Health Organization
En junio de 2022, la Corte Suprema de Estados Unidos publicó una nueva sentencia. Esta vez, el golpe fue mucho más definitivo. Los magistrados estadounidenses anularon por completo Roe v. Wade, señalando que el derecho al aborto no está recogido en la constitución y no hay raíces históricas suficientes como para considerarlo, aunque fuera de forma subjetiva, como un elemento esencial a defender por las leyes.
Esta sentencia implica que los estados pueden regular con mucha más libertad el acceso al aborto, por lo que se puede ilegalizar por completo desde las instituciones políticas o permitir todavía que se practique. Cada estado, por tanto, toma la decisión, teniendo siempre en cuenta que el derecho al aborto no existe o, por lo menos, no en la constitución.
Marcha por la vida
Todos los años durante el mes de enero las personas a favor de la vida salen a las calles de Estados Unidos para luchar por los derechos de los no nacidos. Antes de tomar el asfalto y llenar las ciudades, los “provida” se reúnen en una vigilia, dejando todo en manos de Dios y orando por los no nacidos. Pero la marcha por la vida de 2022, que también ha tenido su vigilia, es diferente a la de años anteriores, puesto que la batalla ya se ha ganado en la Corte Suprema. El siguiente paso es el Capitolio, es decir, la sede del Congreso.
Una vez se ha establecido una base en la jurisprudencia (la cual tiene un papel fundamental en los procesos legales estadounidenses), ahora el movimiento provida quiere buscar apoyo en el ámbito directamente legislativo y representativo, por ello acuden a las Cámaras políticas.
¿La petición concreta? Que los congresistas apoyen el derecho a la vida o que se retiren de sus puestos públicos. ¿El objetivo? Seguir protegiendo los derechos de los no nacidos, aumentando la cifra de 60.000 bebés que ya se han salvado desde que se anulara Roe v. Wade.