Este fin de semana, días 2 y 3 de abril, el Papa Francisco está en la isla de Malta realizando su 36º Viaje Internacional. Peregrino tras las huellas de San Pablo, el Pontífice visitará una comunidad que siempre ha sido acogedora y que todavía hoy da refugio a quienes se ven obligados a abandonar su patria.
Es una oportunidad «para ir a la fuente del anuncio del Evangelio» y para conocer y encontrarse en persona con una comunidad histórica y viva, que sigue comprometida «con la acogida de tantos hermanos y hermanas que buscan refugio». Con estas palabras el Papa Francisco ha pedido a los fieles reunidos en la Audiencia General del miércoles que le acompañen en este viaje a la isla de Malta, que se está celebrando este fin de semana, 2 y 3 de abril.
El 36º viaje apostólico del Papa Francisco, ya aplazado por la pandemia, sigue los pasos del apóstol San Pablo, que naufragó en la pequeña isla mediterránea cuando se dirigía a Roma para ser juzgado. Incluso entonces, encontró un pueblo que le trató «con rara humanidad», como se relata en el capítulo 28 de los Hechos de los Apóstoles, que ha inspirado la Visita.
Los encuentros
Está previsto que pronuncie cinco discursos a lo largo de dos días, empezando por el que pronunciará ante las Autoridades y el Cuerpo Diplomático en el Palacio Presidencial de La Valeta, la mañana de su llegada. Por la tarde, habrá un encuentro de oración en el santuario mariano de Ta’ Pinu, el lugar de peregrinación más famoso de Malta, en la otra pequeña isla de Gozo; el Papa llegará a él en catamarán, en una travesía de más de una hora.
A primera hora de la mañana del domingo, el Pontífice mantendrá un breve encuentro con los jesuitas locales, antes de dirigirse a la Gruta de San Pablo en Rabat, donde, según la tradición, se alojó el Apóstol en el año 60 después del naufragio. Luego permaneció allí durante tres meses, predicando, bautizando y curando a los enfermos, llevando así el cristianismo a la isla.
Tras la oración privada, el Papa Francisco encenderá la lámpara votiva y leerá una oración a San Pablo; en la Basílica del mismo nombre se reunirá con 14 líderes religiosos y algunos enfermos y asistidos por Cáritas. Se pondrá ante el Santísimo para la «oración de misericordia» y la bendición.
La misa del domingo está prevista en la Piazzale dei Granai de Floriana, la localidad situada a las afueras de las murallas de la capital, La Valeta. La iglesia dedicada a San Publio, el primer obispo de Malta y el que acogió materialmente al náufrago Pablo, está frente a la plaza.
El Pontífice mantendrá su último encuentro con unos 200 migrantes en el Centro «Juan XXIII – Laboratorio de la Paz», una iniciativa fundada en 1971 por el franciscano Dionisio Mintoff que hoy acoge a personas procedentes principalmente de Somalia, Eritrea y Sudán a través de Libia.
El logotipo del Viaje
La recepción, como hemos dicho, será el tema predominante de esta visita. El propio logotipo del viaje muestra unas manos que apuntan hacia la Cruz, procedentes de un barco a merced de las olas. Las manos quieren representar un signo de la acogida del cristiano hacia su prójimo y de la ayuda a los que están en dificultad, abandonados a su suerte. La barca, por su parte, es una referencia a la dramática historia del naufragio de San Pablo y a la acogida de los malteses, según leemos en los Hechos de los Apóstoles.
El Papa Francisco es el tercer Pontífice que visita Malta, tras las dos visitas de San Juan Pablo II (1990 y 2001) y de Benedicto XVI en 2010. La isla cuenta con seis obispos, más de 700 sacerdotes y 48 seminaristas; hay 800 monjas profesas y unos 1.250 catequistas. La Iglesia también gestiona 48 guarderías y 24 institutos de formación.