Una Santa para nuestros días. El domingo 4 de septiembre, el Papa Francisco canoniza en la plaza de San Pedro a la beata Madre Teresa de Calcuta, fundadora de los Misioneros y Misioneras de la Caridad, cuyo apostolado terreno estuvo enteramente dedicado al cuidado de los más pobres y marginados de la sociedad.
Elevándola a los honores de los altares en el Jubileo de la Misericordia, a los diecinueve años de su nacimiento al cielo, el Santo Padre la propone como modelo y esperanza para nuestra época, y de una Iglesia que se ocupa de los que se han quedado atrás o incluso son “descartados” cotidianamente. La Madre Teresa gastó todas sus energías –desde el vigor de los primeros años a los crecientes problemas de salud de los últimos tiempos– a sanar los sufrimientos de los pobres más pobres, de tantos “no queridos, no amados, no atendidos” que encontraba por las calles. Y hoy es señalada como “apóstola de los últimos”.
Hay sólo un Dios, y es un Dios para todos
Una mujer que ha sido capaz de transformar la concepción de las prácticas de asistencialismo, poniendo en el centro el modelo evangélico, que es relación recíproca entre quien da y quien recibe, en la comprensión y en el respeto, compartiendo los estilos y condiciones de vida.
Ella consideraba que “ser rechazado es la peor enfermedad que pueda sufrir un ser humano”, y por eso sus iniciativas tuvieron siempre un carácter inclusivo y acogedor, aun en la diversidad de culturas, lenguas y religiones. “Hay sólo un Dios, y es un Dios para todos”, escribió una vez; por eso “es importante que todos aparezcan iguales ante Él”: “debemos ayudar a un hindú a ser mejor hindú, a un musulmán a ser mejor musulmán, y a un católico a ser mejor católico”.
La Congregación fundada por ella fue reconocida oficialmente en 1950 en la archidiócesis de Calcuta, y poco a poco comenzó a extenderse por varios lugares de la India; la difusión en otros países del mundo, incluidos los comunistas de la antigua Unión Soviética y Cuba, se produjo a partir de 1965, cuando Pablo VI concedió a las Misioneras de la Caridad el derecho pontificio.
Más adelante, la Madre Teresa fundó los Hermanos Misioneros de la Caridad (1963), la rama contemplativa de las hermanas (1979), los Hermanos contemplativos (1979), y los Padres Misioneros de la Caridad (1984), por lo que se refiere a las vocaciones religiosas; pero fundó también la rama laica de los Misioneros y la de los Colaboradores, de diversos credos y nacionalidades, y el Movimiento Corpus Christi (1991) para los sacerdotes que quisieran compartir su carisma. A su muerte, las hermanas de la Madre Teresa eran unas 4.000, presentes en las 610 casas de misión repartidas por 123 países; hoy el número de casas en el mundo es de 758 (242 en India), y las hermanas son 5.150.
En el prefacio al libro “Amemos a quien no es amado” –publicado en las pasadas semanas y que recoge dos intervenciones inéditas de la nueva santa en 1973 en Milán, en un encuentro con jóvenes y religiosas–, sobre el ejemplo de la Madre Teresa, el Papa Francisco invita a los jóvenes a ser “constructores de puentes para vencer a la lógica de la división, del rechazo, del miedo de los unos por los otros” y a ponerse al servicio de los pobres.
Cinco palabras clave
A continuación evidenció 5 palabras clave que resumen bien la trayectoria existencial y misionera de la apóstola de la caridad. Ante todo, la oración, para redescubrir cada día “el gusto de la vida” y “dar una mirada renovada a quien encontramos”. Caridad, para hacerse próximos “a las periferias de los hombres” y “testigos de la caricia de Dios por cada herida de la humanidad”. Misericordia operosa, que para la Madre Teresa fue “la guía de su vida, el camino hacia la santidad, y podría serlo también para nosotros”. Familia, donde destaca la figura de la madre: precisamente a las madres pedía la religiosa albana que llevaran de nuevo “la oración a vuestras familias”, siendo “cada vez más la alegría y el consuelo de Dios”. Finalmente, jóvenes, a los que el Papa, a ejemplo de la santa, pide que “no pierdan la esperanza, que no se dejen robar el futuro”, que vuelen alto, que se nutran de la Palabra de Dios y, dialogando, ofrezcan un testimonio al mundo entero.
Las iniciativas
Las iniciativas previstas para el que ha sido considerado uno de los eventos más significativos del Año Santo de la Misericordia –junto con la traslación y veneración de los restos de san Pío de Pietrelcina y san Leopoldo Mandic en la basílica vaticana, en el mes de febrero– son numerosas.
Después de una gran exposición temática dedicada a la Madre Teresa en el tradicional Meeting de Rímini para la amistad entre los pueblos –la reunión organizada por el movimiento Comunión y Liberación, que se repite desde hace 37 años– el 2 de septiembre, en la basílica de san Juan de Letrán se desarrolla una Vigilia de oración con el cardenal vicario Agostino Vallini, seguida por una solemne adoración eucarística. Las intenciones de oración estarán dirigidas a la santidad de las familias, de los religiosos y especialmente de los sacerdotes, ministros de misericordia. Durante la adoración será posible, además, acercarse al Sacramento de la Confesión en diversos idiomas.
El 3 de septiembre, en la plaza de San Pedro se desarrolla la catequesis jubilar del Papa Francisco, y por la tarde, en la basílica de Sant’Andrea della Valle, está previsto un momento de oración y meditación con arte y música, seguido por la Santa Misa y la veneración de las reliquias de la santa.
El otro acontecimiento importante, después del momento culminante de la canonización del 4 de septiembre en la plaza de San Pedro presidida por el Papa Francisco, será la celebración de la Misa de acción de gracias al día siguiente, presidida por el cardenal Secretario de Estado Pietro Parolin, en la primera fiesta litúrgica de la santa.
En la tarde del 5 de septiembre en la basílica de San Juan de Letrán, será posible venerar las reliquias de la religiosa, que estarán expuestas también durante el día siguiente. Los días 7 y 8 de septiembre las reliquias irán a la iglesia de San Gregorio Magno, donde será posible también visitar la habitación de la Madre Teresa en el convento contiguo.
El milagro
El milagro atribuido a la intercesión de la futura santa consiste en la curación, que se produjo en el año 2008, de un hombre brasileño de la diócesis de Santos, hoy de 42 años, que entró en estado de coma en la sala de operaciones por “abscesos cerebrales múltiples con hidrocefalia obstructiva”, en la práctica el último estadio de un tumor maligno en el cerebro. Tras un retraso de media hora por problemas técnicos, al entrar el cirujano en la sala operatoria, encontró al paciente perfectamente consciente, sentado, despierto y sin síntomas; más tarde se supo que su mujer había pedido a sus conocidos que rezaran a la beata de Calcuta, a la que tenía devoción.
En septiembre del año pasado, la desaparición de la enfermedad fue declarada inexplicable científicamente, de modo unánime por la consulta médica. Sucesivamente llegó también el parecer favorable de los consultores teólogos y de los obispos y cardenales.
Icono del Buen Samaritano
La Madre Teresa está enterrada en Calcuta, en la sede de las Misioneras de la Caridad. Sobre su tumba, sencilla y de color blanco, está escrito el versículo del Evangelio de Juan: “Amaos los unos a los otros como yo os he amado”, en memoria de su extraordinario testimonio de misericordia operosa.
San Juan Pablo II, al proclamarla beata en 2003, dijo de ella: “Icono del buen samaritano, iba por doquier para servir a Cristo en los más pobres de entre los pobres. Ni siquiera los conflictos y las guerras lograban detenerla”. Y añadió: “Con el testimonio de su vida, madre Teresa recuerda a todos que la misión evangelizadora de la Iglesia pasa a través de la caridad, alimentada con la oración y la escucha de la palabra de Dios”. Su grandeza, continuó diciendo el Papa polaco en la homilía, “reside en su habilidad para dar sin tener en cuenta el costo, dar ‘hasta que duela’. Su vida fue un amor radical y una proclamación audaz del Evangelio”.
Cronología
5.9.1997 La Madre Teresa rinde su alma a Dios. A menos de dos años de su muerte se inicia la Causa de Canonización.
19.10.2003 Es beatificada por san Juan Pablo II durante la Jornada Misionera Mundial, tan sólo seis años después de su muerte.
4.9.2016 El Papa la proclama Santa. El milagro atribuido a su intercesión es la curación de un hombre gravemente enfermo.