Todavía no está claro por qué se ha llevado a cabo este traslado de forma unilateral, dado que podría haberse hecho de forma consensuada. El caso es que la decisión del Santo Padre fue acompañada de una entrevista a los medios vaticanos por parte del Secretario de Estado, Card. Pietro Parolin, explicando que el gesto de abril suponía una violación del «espíritu de diálogo» en el que se basa el Acuerdo Provisional sobre el nombramiento de obispos, firmado por la Santa Sede y Pekín en 2018 y renovado por segunda vez en octubre de 2022.
Y se precisa que con el nombramiento de Shen Bin como obispo de Shanghái, «Francisco decidió sanar la irregularidad canónica, en vista del mayor bien de la diócesis y del ejercicio fructífero del ministerio pastoral del obispo», que podrá así «trabajar con mayor serenidad para promover la evangelización y favorecer la comunión eclesial».
Parolin añadió que el Vaticano pide ahora a Shen Bin que actúe junto con las autoridades chinas para «facilitar una solución justa y sabia a algunas otras cuestiones pendientes desde hace tiempo en la diócesis, como -por ejemplo- la posición de los dos obispos auxiliares, monseñor Taddeeo Ma Daqin, que sigue impedido, y monseñor Joseph Xing Wenzhi, que se ha retirado».
Monseñor Taddeeo Ma Daquin es el obispo auxiliar de Shanghái confinado de facto en el seminario de Sheshan desde 2012 tras negarse públicamente a formar parte de la Asociación Patriótica, el organismo a través del cual el Partido Comunista Chino controla a los sacerdotes y obispos «oficiales». Monseñor Joseph Xing Wenzhi, por su parte, es otro obispo auxiliar de Shanghái, nombrado también con el acuerdo de la Santa Sede, y desaparecido el año anterior por razones que nunca se aclararon.
Desde el 8 de septiembre de 2021 no se ha producido ningún nombramiento consensuado, a pesar de que un tercio de las diócesis chinas están sin obispo. El secretario de Estado vaticano recuerda que el Acuerdo «gira en torno al principio fundamental de la consensualidad de las decisiones relativas a los obispos», un punto que la Santa Sede está «tratando de aclarar, en un diálogo abierto y una confrontación respetuosa con la parte china».
«Es indispensable -declaró- que todos los nombramientos episcopales en China, incluidos los traslados, se hagan de forma consensuada, según lo acordado, y manteniendo vivo el espíritu de diálogo entre las partes. Juntos debemos evitar situaciones discordantes que creen desacuerdos y malentendidos incluso dentro de las comunidades católicas, y la buena aplicación del Acuerdo es uno de los medios para conseguirlo, junto con el diálogo sincero».
Tres temas fueron mencionados por Parolin sobre las relaciones de la Iglesia en China: «la Conferencia Episcopal, la comunicación de los obispos chinos con el Papa, la evangelización».
El Secretario de Estado vaticano pide a las autoridades chinas que «superen la desconfianza hacia el catolicismo, que no es una religión que deba considerarse ajena -y mucho menos contraria- a la cultura china». A sabiendas de que «el diálogo entre el Vaticano y la parte china sigue abierto y creo que es un camino en cierto modo obligatorio». A ello contribuye «la apertura -expresamente solicitada- de una oficina estable de enlace de la Santa Sede en China, no sólo para el diálogo con las autoridades civiles, sino también para la plena reconciliación en el seno de la Iglesia china y su camino hacia una deseable normalidad».