Vaticano

Los pobres nos evangelizan

El Papa Francisco ha hecho público su mensaje para la VII Jornada Mundial de los Pobres que tendrá lugar el próximo mes de noviembre.

Antonino Piccione·14 de junio de 2023·Tiempo de lectura: 3 minutos
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El Papa Francisco en el almuerzo con desfavorecidos en la Jornada Mundial de los Pobres 2022 ©CNS photo/Remo Casilli, Reuters

Los pobres no son un número, sino un rostro al que hay que acercarse, acoger, apoyar económica y políticamente.

La exhortación a no apartar la mirada de los que sufren: los niños en las zonas de guerra, los que luchan por llegar a fin de mes, los trabajadores obligados a un trato inhumano con un salario insuficiente o el peso de la precariedad.

La mirada de un pobre cambia el rumbo de la vida de quien se encuentra con él, pero hay que tener el valor de pararse en esos ojos y luego actuar ayudando por lo que el otro necesita.

Este es el corazón del Mensaje del Papa Francisco para la VII Jornada Mundial de los Pobres, prevista para el próximo 19 de noviembre.

En el texto sobre el tema «No apartéis la mirada de los pobres», se hace referencia al Libro de Tobías y a una interpretación de la realidad que parte de reconocer en los más frágiles «el rostro del Señor Jesús», más allá del color de la piel, de la condición social y del origen. En él hay un hermano al que tender la mano, «sacudiendo de nosotros la indiferencia y la obviedad con que blindamos un bienestar ilusorio».

La realidad en la que vivimos, subraya el Papa, está marcada por el volumen excesivo de la llamada a la opulencia y, por tanto, por el silenciamiento de las voces de los pobres. «Se tiende a pasar por alto todo lo que no encaja en los modelos de vida destinados sobre todo a las generaciones más jóvenes, que son las más frágiles ante el cambio cultural que se está produciendo». Se pone entre paréntesis lo que causa sufrimiento, se exalta lo físico como meta a alcanzar, se confunde la realidad virtual con la vida real.

«Los pobres», escribe el Obispo de Roma, «se convierten en imágenes que pueden conmovernos por unos instantes, pero cuando nos encontramos con ellos en carne y hueso en la calle, entonces se apoderan de nosotros el fastidio y la marginación». Sin embargo, «implicarse personalmente es la vocación de todo cristiano».

 Queda mucho trabajo por hacer para garantizar una vida digna a muchos, para que la Pacem in Terris de Juan XXIII, escrita hace 60 años, se haga realidad, «¡también mediante un compromiso político y legislativo serio y eficaz!».

Aprovechando la «solidaridad y subsidiariedad de tantos ciudadanos que creen en el valor del compromiso voluntario de dedicación a los pobres» frente a los fracasos de la política al servicio del bien común.

El Santo Padre dirige su mirada a los nuevos pobres. A los niños que viven un presente difícil y ven comprometido su futuro a causa de la guerra. «Nadie -escribe- podrá nunca acostumbrarse a esta situación; mantengamos vivo todo intento para que la paz se afirme como don del Señor resucitado y fruto del compromiso por la justicia y el diálogo».

La cercanía del Papa se extiende también a quienes, ante el «dramático aumento de los costes» se ven obligados a elegir entre alimentos o medicinas, de ahí la invitación a alzar la voz para que se garantice el derecho a ambos bienes, «en nombre de la dignidad de la persona humana».

Al expresar su preocupación por los jóvenes – «cuántas vidas frustradas e incluso suicidios de jóvenes, engañados por una cultura que los lleva a sentirse ‘inconclusos’ y ‘fracasados’-, Francisco pide ayuda «para que cada uno encuentre el camino a seguir para adquirir una identidad fuerte y generosa».

De ahí que «la gratitud hacia tantos voluntarios -personas capaces de escuchar, dialogar y aconsejar- llame a la oración para que su testimonio sea fecundo».

Para concluir, citando a Santa Teresita del Niño Jesús 150 años después de su nacimiento, Francisco recordó que «todos tienen derecho a ser iluminados por la caridad que da sentido a toda la vida cristiana».

Entrevistado por vaticanews.va Rino Fisichella, pro-prefecto del Dicasterio para la Evangelización, dijo: «No olvidemos que el Papa nos está dando este mensaje mientras está en la cama de un hospital y por lo tanto comparte el sufrimiento con tantas otras personas pobres. El mensaje que nos da es muy actual porque, en primer lugar, nos dice que es el testamento que un padre deja a su hijo y, por tanto, hay esta transmisión de contenidos importantes que no podemos olvidar. Y, entre ellos, nos dice que está la atención a los pobres, que no es una atención retórica. Es una atención que toca a cada persona, siguiendo el ejemplo de Jesús que respondía a cada enfermo que se le acercaba, y por tanto a las multitudes, mirando la profunda necesidad que tenían». Aquí, ante los pobres, nos dice el Papa, no hay retórica. (…) apuntaba el pro-prefecto del Dicasterio para la Evangelización.

El Papa, continuaba Fisichella, «nos provoca una vez más a tocar el sentido profundo de la vida. No es casualidad que diga repetidamente que los pobres nos evangelizan. Esta expresión no significa otra cosa que los pobres nos hacen ver y tocar lo esencial de la vida».

El autorAntonino Piccione

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