Cultura

Los milagros de Lieja, Daroca y Bolsena impulsaron el Corpus Christi

El siglo XIII contempló un fuerte impulso de la devoción a la Eucaristía, en unos momentos en que algunos dudaban de la presencia real de Jesucristo. Los hechos acaecidos en Lieja, Daroca (Aragón), y Bolsena, junto a Orvieto, en tierras italianas, y los argumentos de santo Tomás de Aquino (el ‘Aquinate’), movieron al Papa Urbano IV en 1264, a instituir la solemnidad del Corpus Christi. En Daroca se produjo “la primera procesión”.  

Francisco Otamendi·2 de junio de 2024·Tiempo de lectura: 5 minutos
Papa Francisco bendición 2020

El Papa Francisco imparte la Bendición en San Pedro el 14 de julio de 2020, en la fiesta del Corpus Christi @OSV

La conversión del pan y el vino en el Cuerpo y la Sangre de Cristo en el momento de la consagración, sacramento instituido por el Señor en la Última Cena, con el mandato “haced esto en memoria mía”,  es acontecimiento central en la vida diaria de la Iglesia, como han recordado los Papas, pero ha habido momentos en los que se difundieron doctrinas heréticas que afirmaban que la presencia de Jesús en las especies sacramentales era simbólica, no real.  

En este contexto, a partir del año 1.200, en pleno siglo XIII, comenzaron a sucederse un serie de milagros eucarísticos, que impulsaron finalmente al Papa Urbano IV a declarar la fiesta del Corpus Christi, del Cuerpo y la Sangre de Cristo, primero el 11 de agosto de 1264, con una bula dirigida al Patriarcado de Jerusalén (ocupado por él mismo antes de ser elegido Papa), y a continuación una segunda bula dirigida a todo el orbe católico.

Santa Juliana de Lieja e insignes teólogos

Como subrayan los franciscanos de la Custodia en Tierra Santa, el motivo inspirador de la fiesta tiene su origen en Flandes, donde a mediados del siglo XIII el movimiento eucarístico ya era muy activo contra la difusión de herejías. En esos momentos, la religiosa belga santa Juliana de Mont Cornillon (Lieja) y otras monjas tuvieron una serie de visiones místicas en las que el Señor les hizo comprender la ausencia en la Iglesia de una solemnidad en honor del Santísimo Sacramento.

En 2010, el fallecido Benedicto XVI se refirió a santa Juliana de Lieja con estas palabras: “Quiero presentaros una figura femenina, poco conocida, pero a la cual la Iglesia debe un gran reconocimiento, no sólo por su santidad de vida, sino también porque, con su gran fervor, contribuyó a la institución de una de las solemnidades litúrgicas más importantes del año, la del Corpus Christi. Se trata de santa Juliana de Cornillón, conocida también como santa Juliana de Lieja”.

“Juliana nació entre 1191 y 1192 cerca de Lieja, en Bélgica. Es importante subrayar este lugar, porque en aquel tiempo la diócesis de Lieja era, por decirlo así, un verdadero ‘cenáculo eucarístico’. Allí, antes que Juliana, teólogos insignes habían ilustrado el valor supremo del sacramento de la Eucaristía y, también en Lieja, había grupos femeninos dedicados generosamente al culto eucarístico y a la comunión fervorosa. Estas mujeres, guiadas por sacerdotes ejemplares, vivían juntas, dedicándose a la oración y a las obras de caridad”.

La buena causa de la fiesta del Corpus Christi, explicó Benedicto XVI, “conquistó también a Santiago Pantaleón de Troyes, que había conocido a la santa durante su ministerio de archidiácono en Lieja. Fue precisamente él quien, al convertirse en Papa con el nombre de Urbano IV, en 1264 quiso instituir la solemnidad del Corpus Christi como fiesta de precepto para la Iglesia universal. En la bula de institución, titulada ‘Transiturus de hoc mundo’ (11 de agosto de 1264) el Papa Urbano alude con discreción también a las experiencias místicas de Juliana, avalando su autenticidad”.

Los Sagrados Corporales en Luchente y Daroca

Es de justicia señalar que unos años antes, y en paralelo, el 7 de marzo de 1239 había tenido lugar en tierras valencianas y aragonesas el conocido como milagro de los Sagrados Corporales de Daroca, cuya secuencia histórica está recogida en el documento de 1340 conocido como Carta de Chiva, conservado en el Archivo Colegial de Daroca.

La historia fue recogida también, en 1860, en un estudio de Tomás Orrios de la Torre, canónigo de la Iglesia Colegial del municipio de Daroca, que ha sido reeditado con varios apéndices, por ejemplo en 2014, cuando se cumplieron 775 años del milagro, ocurrido en Luchente (Valencia) el 23 de febrero de 1239. y 750 años de la institución de la festividad del Corpus Christi en la Iglesia universal.

Los documentos acreditan hasta la saciedad el milagro de las seis formas consagradas que iban a comulgar los capitanes de los Tercios de Daroca, Calatayud y Teruel, antes de lanzarse a la conquista del castillo de Chio en tierra de musulmanes, y que no pudieron hacerlo por un ataque del enemigo. Las seis formas, guardadas con prisa por un sacerdote en un corporal, aparecieron, al recogerlas, completamente ensangrentadas, sin que cupiese la menor explicación en términos naturales.

Contra todo pronóstico, siendo minoría y estando sitiados, los cristianos resultaron vencedores de la batalla. Los allí presentes entendieron este suceso como un milagro, una manifestación de Dios, en un relato recogido en la Carta de Chiva, que recoge Orrios de la Torre, y que fue sintetizado también en el Heraldo de Aragón, y otros lugares. 

“Primera procesión del Corpus”

Además, los capitanes de las tres compañías que intervinieron en la batalla querían llevar el paño con las hostias ensangrentadas a sus ciudades, pero la prueba del milagro solo podría tener un destino. y la suerte recayó en Daroca, porque no estando de acuerdo en la adjudicación, se dispuso que una mulilla “ciega” se pusiese en camino hacia territorio cristiano, llevando en una arqueta el milagro. Pasó Teruel, y ya en Daroca, la mulilla se paró en el convento de los Trinitarios, y reventó. En su iglesia quedaron las sagradas formas, y se aceptó por todos que la ciudad aragonesa debía custodiar ese milagro de fe eucarística.

A ese caminar durante unos 14 días de Valencia a Daroca se le ha denominado “la primera procesión del Corpus”, y está narrada por historiadores de la época. Llegaron numerosos peregrinos, además de los que venían de muchas partes de Europa camino de Santiago de Compostela.

Más adelante, los Reyes Católicos mandaron construir una capilla, y rehicieron la que sería una de las primeras basílicas de España con crucero central. Se trata de la actual basílica de Santa María de los Sagrados Corporales de Daroca, concedida esta dignidad por Leon XIII en 1890, y denominada La Colegial.

El nuncio, en el Corpus darocense

En este templo darocense ha tenido lugar el pasado jueves la celebración de la solemnidad de los Sagrados Corporales, presidida por Mons. Bernardito Auza, nuncio del Papa, y el arzobispo de Zaragoza, monseñor Carlos Escribano, con la presencia de otros prelados, sacerdotes y numerosos fieles que participaron en la posterior procesión.

El nuncio Auza recordó que en la homilía que “desde el amor que brota de la Eucaristía, los obispos nos invitan a actualizar este misterio día a día. Solo desde el abajamiento del Amor, se comprende la mística de este sacramento. El Papa nos lo dice: ‘No van a lograr con las manos lo que no mediten antes de rodillas’”. 

Por cierto, Daroca cuenta ya con una reliquia del conocido como apóstol de Internet, beato Carlo Acutis, que será canonizado, y que se caracterizó por un gran amor a la Eucaristía.

El milagro de Bolsena

Tras ser elegido Papa Urbano IV, dos síndicos darocenses acudieron a Roma a informarle del suceso, y fueron presentados por san Buenaventura y por santo Tomás de Aquino, que fueron nombrados posteriormente patronos del municipio de Daroca.

Como es sabido, santo Tomás de Aquino es autor del himno Adoro te devote, y lo compuso en honor del Señor sacramentado a petición del Papa, con motivo precisamente de la institución de la fiesta del Corpus Christi.

En esa época tuvo lugar asimismo el milagro de Bolsena (Italia), en el que una Hostia consagrada se transformó en carne mientras celebraba misa un sacerdote con dudas en la presencia real de Cristo en la Eucaristía. En este caso, las especies sacramentales fueron inspeccionadas por el propio Papa, y revisadas también por santo Tomás de Aquino, como indica la página web de milagros eucarísticos del beato Carlo Acutis. La reliquia de este milagro se encuentra desde entonces en la catedral de Orvieto.

En diversas catequesis y alocuciones en estos años, el Papa Francisco ha centrado en la Eucaristía la acción misionera de la Iglesia.

El autorFrancisco Otamendi

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