Descubrí este libro gracias a Pierluigi Bartolomei. Fue hace unos tres años, en Roma, cuando asistí a una charla suya. Me pareció un romano simpático y extrovertido, un tipo con una mezcla del fuego de Dante y la picardía de Alberto Sordi. Y como es también director de una escuela, casado y padre de varios hijos, era el candidato perfecto para hablar sobre el matrimonio.
Pierluigi tenía una buena relación con su mujer y estaban contentos con los niños. Pero hacía tiempo que ella se quejaba de que él no le decía que la quería. Pierluigi no entendía: trabajaba mucho, la apoyaba en las cosas de la casa, jugaba con los niños, ¿qué más podía hacer para manifestarle su amor? Un día su mujer le pasó un libro:
—Si quieres entenderme, lee esto —dijo.
Se trataba de “Los cinco lenguajes del amor”, de Gary Chapman. Él recibió el ejemplar con cierto asombro… y lo postergó. Se dijo que tenía experiencia de sobra en el asunto del matrimonio, que no necesitaba recetas y dejó el libro sobre la mesilla de noche como para dar la impresión de que lo leería algún día.
Así que ahí se quedó el librito, acumulando polvo. Hasta que la mujer contratacó: sacó todas las revistas que había en el baño y las reemplazó por el dichoso libro. Fue una emboscada perfecta. Sin darse cuenta, Pierluigi fue leyendo y leyendo, y en pocos días había devorado el libro. Este hecho, dice él, en apariencia banal, transformó su matrimonio. Y luego lo catapultó a dar conferencias por toda Italia, pues se sintió llamado a transmitir las ideas de Chapman, adaptadas por él, a toda la gente que lo quisiera escuchar.
Desde que escuché esta anécdota me quedé con la espina clavada. Tiempo después leí el libro y, efectivamente, me fascinó. El argumento es sencillo, tiene 188 páginas y da unas pistas sensacionales. El autor presenta cinco lenguajes del amor, ilustrados con numerosos ejemplos extraídos de la vida real. No es un libro escrito para estudiosos del matrimonio, dice Chapman, sino para quienes viven en él.
El concepto del libro es que el amor tiene “lenguajes”, esto es, tiene maneras distintas de expresarse según cuál sea la personalidad de cada uno. El autor propone que hay cinco lenguajes principales: Palabras de afirmación, tiempo de calidad, dar regalos, actos de servicio y contacto físico. A todos nos gusta que nos hablen en los cinco idiomas, por supuesto, pero usualmente tenemos preferencias por uno o dos que valoramos mucho más que los demás. Descubrir los lenguajes de uno mismo, y más aún los del otro, puede ser un conocimiento sumamente útil.
El desafío mayor es descubrir cuál es el lenguaje preferido del cónyuge (o de los hijos, amigos, etc.), para que seamos capaces de expresar mejor nuestro amor. Las sorpresas están aseguradas, pues es muy posible que no te hayas detenido lo suficiente a aprender el idioma de la otra persona. Y al amar de acuerdo con el lenguaje del otro podemos llenar mucho más eficazmente su tanque de amor y bienestar emocional.
Todo esto podría parecer paradójico. En una época en que los jóvenes depositan su confianza en los sentimientos del enamoramiento, ¿tiene sentido una propuesta de esforzarse para aprender a amar con calidad? Lamentablemente, dice Chapman, según las estadísticas, el período del enamoramiento, donde se ve todo de color de rosa, no dura más de dos años. Lo que viene después es un amor como decisión, es decir, depende de un esfuerzo cotidiano para mantener encendido el fuego del cariño.
Cualquier persona que aspire a tener un vínculo duradero debiera aprender a amar y renovarse siempre en ese empeño; debiera interesarse por el arte de canalizar bien las energías del cariño para que la relación prospere y madure. El amor no puede quedar abandonado a los impulsos de la emoción, sino que debe crecer como resultado de un trabajo de la razón y la voluntad, siempre con la ayuda de Dios. “Los cinco lenguajes del amor” me ha parecido un librito sencillo, entretenido y eficaz. Aunque es del año 1992, este título se sigue vendiendo como pan caliente: está traducido en 50 idiomas, ha vendido 20 millones de copias en inglés y está en el lugar 30 de los libros más vendidos de Amazon. Una salvajada. Es que el autor tocó una tecla que a todo el mundo le interesa. A los matrimonios y a cualquier persona que tenga la ilusión de amar a alguien. Pierluigi Bartolomei, por su parte, leyó este librito y su matrimonio mejoró radicalmente. ¿Y tú, qué esperas?