El 22 de junio la Iglesia católica celebra a santo Tomás Moro y a san Juan Fisher. A través de la intercesión y patronazgo de estos santos, la Conferencia episcopal de los obispos estadounidenses (USCCB) convoca una semana de oración, reflexión y acción por la libertad religiosa.
El episcopado considera a estos varones un ejemplo de “ciudadanía fiel”. Ambos “amaron y sirvieron a su país”. Fueron dos hombres que “nunca se alzaron para incitar a la rebelión o fomentar la revolución. No eran traidores. Pero cuando la ley del rey entró en conflicto con la ley de Cristo, se sometieron a Cristo”.
Santo Tomás Moro y san Juan Fisher “dieron su vida por la libertad de la Iglesia y por la libertad de conciencia. Son testigos de la verdad de que ningún gobierno puede reclamar el alma de una persona”. Por ello, los obispos piden su intercesión para que “continúen iluminando el camino para nosotros, mientras buscamos servir fielmente a nuestra Iglesia y a nuestro país”.
Libertad, don divino
Bajo el lema “Abracemos el don divino de la libertad”, la USCCB quiere centrarse durante una semana en diversos aspectos de la libertad religiosa. En concreto, hay ocho aspectos propuestos por el episcopado para orar, reflexionar y tomar medidas:
-Respeto por los espacios sagrados
-Secreto de confesión
-Nicaragua
-Estudiantes en el campus
-Cristianos en Nigeria
-Fe en los negocios
-Inmigrantes
-Atención médica católica
Respeto por los espacios sagrados
Los obispos explican que “la propia naturaleza de un espacio sagrado es que se aparta de otros lugares como un área para el culto divino y, por lo tanto, debe ser tratado con respeto”. La consideración de estos espacios “es fundamental para el beneficio de la paz cívica, que forma parte del bien común”.
La USCCB denuncia el aumento de ataques a espacios sagrados, especialmente desde la anulación de Roe v. Wade. “Pero los católicos y otros cristianos no son los únicos que defienden sus espacios sagrados. En Arizona, las tribus nativas americanas han estado luchando para evitar que Oak Flat, un lugar que se ha utilizado para la oración y para rendir culto desde tiempos inmemoriales, sea destruido por una empresa minera de cobre”. A pesar de que el contexto varía en estos casos, “ el principio subyacente es el mismo: los ataques a los espacios sagrados, ya sea por ideología política o por comercio, son perjudiciales para la libertad religiosa”.
Ante esto, los obispos piden oraciones “para que el testimonio cristiano ante los ataques a nuestras iglesias convierta los corazones a la fe en Jesucristo, y que las personas de todas las religiones sean libres de reunirse en lugares sagrados sin temor”.
Secreto de confesión
La USCCB define el sacramento de la confesión o de la reconciliación como “un encuentro sagrado entre el penitente y el Señor que ofrece perdón y sanación por medio del ministerio del sacerdote”. Ante la clara importancia de esto, “el Código de Derecho Canónico prohíbe a los sacerdotes que divulguen información que han recibido en la confesión”. Además, la Iglesia estableció la excomunión como pena para un sacerdote que viola directamente el secreto de confesión.
En la actualidad, especialmente con la exposición de los casos de abusos sexuales, muchas instituciones están pidiendo la revocación del secreto de confesión y los obispos reconocen que “es esencial que, en la medida de lo posible, la Iglesia trabaje con las autoridades civiles para garantizar que los criminales sean llevados ante la justicia y que las comunidades estén seguras”. Sin embargo, “un sacerdote no puede obligar a un penitente a entregarse como condición para recibir la absolución, los sacerdotes pueden animar al penitente a denunciar los delitos a las autoridades correspondientes, o puede pedirle al penitente que hable con él fuera del contexto de la confesión”.
El respeto a este secreto en la reconciliación con Dios “es el reconocimiento de la relación adecuada entre la iglesia y el estado y el derecho al libre ejercicio de la religión, no solo para los católicos, sino para las personas de todas las religiones”.
Dado el contexto actual, la USCCB pide a los católicos oraciones “para que los gobiernos respeten el secreto del confesionario, mientras la Iglesia en los Estados Unidos continúa trabajando para eliminar el flagelo de los abusos por parte del clero”.
Nicaragua
Los obispos denuncian la situación que vive la Iglesia en Nicaragua que, desde 2018, “ha estado enfrentando una campaña sistemática y persistente de agresión por parte del gobierno y agentes progubernamentales, con iglesias atacadas con fuerza letal, sacerdotes y religiosos encarcelados o exiliados, el nuncio apostólico expulsado y, en febrero de 2023, la injusta sentencia del obispo Rolando Álvarez de Matagalpa, Nicaragua, a 26 años de prisión”.
El episcopado señala que “la crueldad de la persecución se destaca en los numerosos actos de profanación contra el Santísimo Sacramento que han estado cometiendo las fuerzas progubernamentales y la prohibición de las tradicionales procesiones por parte de la población mayoritariamente católica durante la Semana Santa. Estos son actos políticamente calculados de terrorismo psicológico y espiritual contra los fieles en Nicaragua. Su objetivo es enviar un mensaje a los obispos, sacerdotes y fieles de que el régimen hará todo lo posible para aplastar y silenciar la voz moral de la Iglesia Católica en el país”.
Estudiantes en el campus
Las universidades de Estados Unidos permiten a los estudiantes participar en grupos relacionados con la religión. “Sin embargo, las políticas universitarias destinadas a promover la inclusión, como la regla de que cualquier estudiante tiene derecho a ser el encargado de un grupo de estudiantes del recinto, se han utilizado para prohibir que los grupos de estudiantes religiosos se aseguren de que sus encargados y miembros compartan su fe”.
Estas reglas dan lugar a situaciones incoherentes, pues “un ateo podría dirigir un estudio de la Biblia, un negacionista del cambio climático podría dirigir el club de ecología o un republicano podría dirigir a los demócratas universitarios”. Las políticas universitarias dan una “falsa idea de inclusión” e impiden “que los grupos tengan una misión o identidad distintiva”.
En opinión del episcopado, las universidades, para acoger el don de la libertad, tienen que permitir “que los grupos de estudiantes operen de acuerdo con sus misiones distintivas”.
Cristianos en Nigeria
La USCCB se hace eco del comunicado enviado por la Conferencia episcopal de Nigeria en 2021, en el cual denunciaron la grave situación que atraviesa el país. Los obispos aseguran que “la falta de seguridad es total”. Las confrontaciones se han agravado “debido a que los pastores son generalmente musulmanes de la tribu Fulani y los agricultores son cristianos de diversas etnias”, lo cual ha aumentado todavía más “las diferencias étnicas y religiosas en los conflictos que se originaron por el acceso a los recursos agrícolas”.
Las carencias en las soluciones dadas por las instituciones públicas han tenido como consecuencia un ciclo de represalias extendido por toda Nigeria. “Por ejemplo, en enero de 2022, terroristas islámicos atacaron y quemaron una rectoría, matando a un sacerdote e hiriendo gravemente a otro. Posteriormente, una turba de cristianos quemó la oficina de la policía local en respuesta a la percepción de que la policía no responde tan rápidamente a los ataques contra los cristianos como lo hace contra los musulmanes”.
La polémica es tan grave que “la posibilidad de diálogo entre grupos opuestos” está inhibida y pone en peligro la libertad religiosa. Por ello, los obispos estadounidenses piden que los católicos recen especialmente esta semana “para que los pastores y agricultores de Nigeria, cuyo conflicto por el acceso a la tierra y los recursos ha alimentado las tensiones religiosas, puedan encontrar los medios para comprometerse y resolver sus diferencias de manera no violenta”.
Fe en los negocios
El episcopado recuerda que “los cristianos son cristianos no solo cuando rezan o sirven en un ministerio sin fines de lucro”, sino que su fe debe extenderse a todas las esferas de su vida. Esto significa que “los católicos también buscan vivir su fe en su vida laboral”, pero no solo ellos “deberían poder vivir su religión de manera holística. Todas las personas deben ser libres para permitir que la fe las guíe en sus asuntos diarios, incluso en el trabajo y en los negocios”.
La USCCB explica que los conflictos entre el mundo laboral y la libertad religiosa “pueden surgir cuando un empleado busca acuerdos para sus prácticas, como una excepción a las normas de atuendo para poder llevar determinadas prendas religiosas o una solicitud para que se adapten los horarios a determinados días u horas, como el sábado o determinadas horas de oración”. Otra clase de conflicto “implica casos en los que el negocio mismo entra en conflicto con alguna política gubernamental”, como puede ser el caso de planes de atención médica considerados inmorales o discursos que van en contra de las convicciones religiosas. “En todos estos casos, una cultura que acoja el don divino de la libertad será aquella que deje el mayor espacio posible para que las personas participen en la vida laboral de acuerdo con sus convicciones religiosas”.
Inmigrantes
Los obispos hablan del delicado equilibrio entre la defensa de las fronteras nacionales y el respeto a la dignidad de todas las personas. Junto a las acciones de las instituciones públicas, la Iglesia también busca atender las necesidades de los inmigrantes, que van “desde satisfacer las necesidades básicas hasta ayudar con el reasentamiento y ofrecer servicios legales para ayudar a los recién llegados a explorar las expectativas del país de acogida”.
Sin embargo, algunos de estos servicios cristianos se enfrentan a ataques legales “porque la Iglesia se niega a facilitar abortos para los niños que están bajo nuestro cuidado, mientras que en otros lugares, los gobiernos estatales han aprobado o propuesto leyes que prohíben ‘dar asilo’ o transportar inmigrantes indocumentados, incluso cuando el ‘dar asilo’ es solo proporcionar un lugar seguro para dormir, o el transporte es solo un viaje a misa, lo que esencialmente podría criminalizar gran parte del ministerio de la Iglesia hacia los inmigrantes”.
La USCCB considera que “una nación que acoja el don divino de la libertad respetará la dignidad de todas las personas y permitirá que la Iglesia lleve a cabo su misión con las personas vulnerables, incluidos los migrantes y refugiados”.
Atención médica católica
Los obispos señalan la gran dedicación de la Iglesia a los enfermos a través de “instituciones dedicadas a la medicina y al acompañamiento de los moribundos”. Sin embargo, actualmente los hospitales y profesionales católicos se enfrentan a distintos desafíos, algunos de los cuales atacan la libertad religiosa.
“Los activistas han tratado de perjudicar la misión de la Iglesia obligando a los hospitales católicos a realizar procedimientos que destruyen la vida humana y menoscaban la dignidad humana, como la esterilización, la cirugía de cambio de sexo e incluso el aborto, y las personas de fe que trabajan en instituciones laicas pueden verse obligadas a realizar abortos”.
Los cambios promovidos por el gobierno estadounidense en las normativas federales tuvieron como consecuencia, en muchos casos, la eliminación de “las protecciones de conciencia de las instituciones y del personal de atención médica”. La USCCB destaca que “una cultura que acoja el don de la libertad divina es aquella que respeta la conciencia de los hospitales y profesionales que buscan llevar a cabo el ministerio sanador de Cristo”.
Orar, reflexionar y actuar por la libertad religiosa
Junto a las reflexiones de la USCCB, los obispos animan cada día a una intención concreta de oración y a una acción para dar visibilidad a la libertad religiosa.
Toda la información de esta iniciativa puede encontrarse, en inglés y en español, en la página web de la Conferencia episcopal.