El 1 de abril entró en vigor en Baviera la prohibición del uso del denominado lenguaje inclusivo tanto en el ámbito docente (escuelas y universidades) como en la administración pública.
A mediados de marzo, el Gobierno regional aprobó una ampliación del Reglamento que, ya antes, obligaba a los organismos oficiales –incluyendo las escuelas estatales, que suponen la gran mayoría– a utilizar las normas ortográficas oficiales alemanas, que no contemplan tal lenguaje inclusivo.
Ahora, esta nueva norma da un paso más al prohibir expresamente los diferentes modos de expresar dicha “inclusividad” o “neutralidad”.
Para comprender el alcance de esta normativa, es importante aclarar que, en Alemania, las competencias sobre el uso del lenguaje en organismos públicos corresponden a los Länder (Estados Federados) y no al Bund (Gobierno central, lo que en España se denominaría Estado).
Consejo de Ortografía Alemana
En segundo lugar, en el ámbito de lengua alemana no hay una “Academia de la Lengua”. Existe un “Consejo de Ortografía Alemana” que se define como “organismo intergubernamental encargado de mantener la uniformidad de la ortografía en el mundo de habla alemana y seguir desarrollándola en la medida necesaria sobre la base de las reglas ortográficas”.
Forman parte de él 41 personalidades de siete países o regiones (Alemania, Austria, Suiza, Liechtenstein, la Provincia Autónoma de Bolzano-Alto Adigio y la Comunidad germanófona de Bélgica). Luxemburgo es miembro con voz, pero sin voto. A mediados de diciembre de 2023, el Consejo volvió a pronunciarse en contra de incluir “caracteres especiales” en las normas ortográficas alemanas.
Por otro lado, el lenguaje “inclusivo” comenzó a expresarse con el desdoblamiento de los sexos (“Zuschauerinnen und Zuschauer”: “espectadoras y espectadores”); pero debido a razones de economía lingüística –en el folleto oficial de un organismo público llegaba a decirse que, en los campos de concentración, “las nacionalsocialistas y los nacionalsocialistas torturaban a las judías y a los judíos”– se buscaron otras formas de expresarlo como los “caracteres especiales” a los que se refería el Consejo.
Estos caracteres incluyen formas como Zuschauer_innen, ZuschauerInnen, Zuschauer*innen o, el que más se ha extendido últimamente y que ha adoptado gran número de medios de comunicación, los dos puntos intermedios: Zuschauer:innen.
¿Cómo se pronuncian estas palabras, por ejemplo “Zuschauer:innen”? Cuando surgió este fenómeno se podían observar –principalmente en radio y televisión– dos modos de pronunciarlo: o bien haciendo una pequeña pausa o bien un sonido “oclusivo” (una especie de “ataque de hipo”, según sus detractores).
Sin embargo, también aquí se aplica el principio de la economía del lenguaje: últimamente cada vez se hace menos esa pausa o sonido oclusivo. El resultado es que se pronuncia “Zuschauerinnen”, el femenino plural. En lugar de inclusión se consigue todo lo contrario: la exclusión involuntaria (?) del masculino. ¿O es algo premeditado para sustituir el “masculino genérico” por el “femenino genérico”?
No sorprende que, debido a lo farragoso y ambiguo que en definitiva resulta este lenguaje, gran número de ciudadanos “de a pie” lo rechacen; todas las encuestas realizadas al respecto arrojan un elevado porcentaje de personas que se oponen a este tipo de “caracteres”.
La población contra el lenguaje inclusivo
Según el “barómetro de tendencias de RTL/ntv” (julio de 2023), casi tres cuartas partes (73%) están en contra de dicho lenguaje. Sólo el 22% de los encuestados cree que es bueno que la gente hable o escriba de esta manera.
Por sexos, los hombres presentan una mayor oposición (77% en contra, 18% a favor) que las mujeres (70% a 26%). El único grupo que presenta una mayoría a favor es el de los simpatizantes del partido “Los Verdes” (58%).
Ante estas cifras resulta poco comprensible el intento de imponer este lenguaje por parte de prácticamente todos los medios de comunicación –con la radiotelevisión estatal a la cabeza– y también de las administraciones públicas, a pesar de la oposición mayoritaria de la población.
No obstante, algunas administraciones públicas comienzan ya a dar marcha atrás, como demuestra la decisión tomada por Baviera.
Pero esta no ha sido la única: por ejemplo, también el estado federado de Hesse ha anunciado que en la correspondencia oficial sólo empleará “un lenguaje normalizado y comprensible”, basado en las directrices del Consejo Alemán de Ortografía.
Ya antes, en 2021, el ministerio regional (equivalente a “consejería”) de Educación y Cultura de Sajonia decidió que el lenguaje “inclusivo” no se utilizaría en las escuelas ni en las autoridades de supervisión escolar.
El ministerio se reafirmó en ello en julio de 2023, ampliando la directiva con un decreto: se remite asimismo al Consejo Alemán de Ortografía, que según afirma la consejería sajona, “señala que la lengua escrita debe estar libre de barreras y tener en cuenta a quienes tienen dificultades para leer o escribir incluso textos sencillos, así como a quienes aprenden alemán como segunda lengua o lengua extranjera”.
El lenguaje inclusivo en los estados federados
Recientemente, la plataforma “Redaktionsnetzwerk Deutschland (RND)” ha publicado un resumen sobre el estado de la cuestión en los estados federados. Según este informe, Schleswig-Holstein también prohíbe el uso de caracteres especiales; es decir, si un alumno lo utiliza en su examen, se considera como “falta”.
Lo mismo sucede en el estado federado de Sajonia-Anhalt, donde su uso también se penaliza. Y eso, a pesar de que el ministerio de Educación de dicho land se esfuerza por utilizar términos neutros en cuanto al género, según declaró el ministerio a RND: la administración lleva utilizando el desdoblamiento en la forma femenina y masculina desde 1992.
Los otros once estados federados tienen una postura más abierta respecto a este lenguaje inclusivo. Por ejemplo, el ministerio regional de Cultura de Baja Sajonia subraya: “Es importante que, en el sector escolar, todas las personas –con independencia de su identidad de género– sientan que se dirigen a ellas correctamente”.
Se busca elegir un “lenguaje comprensible que no discrimine a nadie”. Una opinión similar se sostiene en Mecklemburgo-Pomerania Occidental y Renania-Palatinado, según RND.
Sólo dos estados federados, Bremen y Sarre, están claramente a favor de emplear dichos caracteres especiales y así lo hace la administración pública de dichos estados federados.