España

Las patronales piden consenso y diálogo ante la nueva ley educativa

El anuncio de la ministra Isabel Celaá de una pronta tramitación del proyecto de una nueva ley educativa, ha provocado reacciones en las organizaciones del sector, que piden consenso en los temas más delicados. Precisamente el Papa Francisco está llamando a un Pacto educativo global.

Rafael Miner·5 de marzo de 2020·Tiempo de lectura: 6 minutos

Las principales patronales de la educación en España han solicitado estas semanas moderación y diálogo al gobierno y al arco parlamentario ante el anuncio de proyecto de ley educativa que sustituirá a la actualmente vigente (LOMCE). El pasado día 25, tanto Escuelas Católicas (EC) como la Confederación Española de Centros de Enseñanza (CECE) emitieron sendos comunicados tras reunirse por separado con la ministra del ramo, Isabel Celaá, que había comparecido en la comisión de Educación del Congreso de los Diputados.

EC ha apelado a la “moderación y sensatez de todo el arco parlamentario en la tramitación de la nueva ley educativa”, con el fin de que “prevalezca el diálogo para llegar a una ley de consenso alejada de posturas extremas”. Los directivos de la patronal, encabezados por su secretario general, José María Alvira, han agradecido en su visita a la titular de Educación que “en sus últimas intervenciones públicas haya reconocido el papel positivo de la enseñanza concertada a la que representa Escuelas Católicas”, y han solicitado que “la nueva ley tenga en cuenta la libertad de enseñanza y el protagonismo de los padres en la educación de sus hijos, de forma similar a como ya se viene haciendo en la mayoría de los países de la Unión Europea”.

Los representantes de EC han expresado asimismo algunas demandas concretas del sector respecto a la gratuidad del Bachillerato, la educación de 0 a 3 años también para centros concertados, o que la nueva ley no permita que las comunidades autónomas “desarrollen a su amparo leyes intervencionistas que perjudiquen a una parte fundamental de nuestro sistema educativo, como es la enseñanza concertada”.

Evitar posiciones extremas 

En paralelo, dirigentes de CECE con su presidente, Alfonso Aguiló, han transmitido en su reunión con la ministra Celaá “su deseo de colaborar en la elaboración de la nueva ley y la voluntad de conseguir que en su  tramitación se alcance un consenso en aquellos temas más delicados y que suponen un riesgo para la pluralidad educativa. Nuestro país necesita leyes que no caigan en posiciones extremas y que puedan permanecer durante años, sin dar vuelcos a cada cambio político”

Tras agradecer a la ministra la convocatoria, el presidente de CECE ha solicitado que “no se legisle de modo lesivo contra la concertada amparándose en exigencias de sus socios políticos o en datos de la Comunidad de Madrid que se están difundiendo y que no son ciertos”. Los directivos de CECE insistieron “en la importancia de la normativa básica para proteger los derechos relativos a la educación en todo el territorio del Estado, y reiteraron el compromiso social del sector con la población con bajos recursos y la población inmigrante, así como con la inclusión de alumnos con necesidades especiales”. En la reunión se habló también sobre “las atribuciones que el proyecto de ley confiere a los Consejos Escolares y lo que supone para la autonomía de los centros, así como de la necesidad de encontrar una solución satisfactoria a la asignatura de Religión”.

Por su parte, el presidente de la Confederación Católica Nacional de Padres de Alumnos (Concapa), Pedro Caballero, reconoce estar “alerta”. “No sabemos si se van a vulnerar derechos fundamentales como elegir la educación de nuestros hijos, porque en el acuerdo hablan de blindar la escuela pública como eje vertebrador del sistema educativo, y tememos que lo que no esté blindado sobre”, ha manifestado.

Además, Caballero cuestiona los anuncios del nuevo gobierno de “eliminar la segregación escolar por las condiciones de origen de los estudiantes, por sus necesidades educativas especiales o por sexo”, que se atribuye a los centros concertados que tienen educación diferenciada. “En este país no existe segregación, y si creen que hay segregación, ya están tardando n denunciar”, añade el presidente de Concapa. “Sí hay educación diferenciada, y está avalada por sentencias de los tribunales”, señala Caballero.

Antecedentes

Como informó Palabra en su número de diciembre, la confianza no se ha recuperado en el sector tras las conocidas declaraciones de la entonces portavoz del gobierno, Isabel Celaá, que arremetió contra la enseñanza concertada y a los derechos de los padres en pleno congreso de EC.

En su intervención ante dos mil personas, la ministra cuestionó la libertad de los padres para elegir centro educativo y la enseñanza religiosa o moral que deseen para sus hijos. Dijo exactamente lo siguiente: “De ninguna manera puede decirse que el derecho de los padres a escoger una enseñanza religiosa o a elegir centro educativo podrían ser parte de la libertad de enseñanza. Esos hechos, los de elegir centros, formarán parte de derechos que puedan tener los padres, madres en las condiciones legales que se determinen, pero no son emanación estricta de la libertad reconocida en el artículo 27 de la Constitución Española”.

Las palabras de Celaá causaron honda preocupación en los organizadores del evento, EC, y ante el comunicado posterior del Ministerio, “me pregunto por qué esta insistencia en probar que el derecho de los padres a elegir centro no es un derecho constitucional. ¿Se están planteando restringir este derecho reconocido en las propias leyes socialistas?”, señaló Luis Centeno, secretario general adjunto de EC.

CECE, por su parte, manifestó su “preocupación por la intención de la ministra de Educación de recortar la libertad constitucional de elección de centro educativo”, y señaló que “es difícil imaginar libertad de educación sin libertad de elegir colegio”. También citó el artículo 26.3 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, donde se señala “que los padres tendrán derecho preferente a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos”.

Un Pacto educativo global

En paralelo, conforme se acerca el 14 de mayo, fecha en la que el Papa ha convocado en Roma una Jornada mundial sobre la necesidad de tejer un Pacto educativo global, Francisco se refiere con más intensidad al objetivo de este encuentro.

La más reciente ha sido el pasado el día 20. Una revolución educativa que ayude a la humanidad a ser “más fraternal, más solidaria, más inclusiva”. Así ha hablado el Papa en un discurso a los participantes de la plenaria de la Congregación para la Educación Católica con vistas a la jornada de mayo. 

Unir esfuerzos

“Nunca antes” —dijo el Pontífice—, “ha habido tanta necesidad de unir esfuerzos en una amplia alianza educativa para formar personas maduras, capaces de reconstruir el tejido de las relaciones humanas en nombre de la compasión y la responsabilidad. Pero para lograr estos objetivos se necesita valor. El valor de poner a la persona en el centro, el coraje de formar personas dispuestas a ponerse al servicio de la comunidad. Una revolución educativa que ayuda a encontrar el equilibrio con uno mismo, con los demás, con la naturaleza y con Dios”.

Pocos días antes, el 7 de febrero, en un discurso a los cuarenta participantes en el Seminario organizado por la Pontificia Academia de Ciencias Sociales sobre Educación: el pacto mundial, el Santo Padre manifestó su alegría por el hecho de que reflexionen sobre este tema, puesto que hoy “es necesario unir esfuerzos para alcanzar una alianza educativa amplia con vistas a formar personas maduras, capaces de reconstruir el tejido relacional y crear una humanidad más fraterna”.

Alianzas, acuerdos

De un modo u otro, el Papa emplea cada vez con mayor insistencia, al hablar de educación, los términos pacto, alianza, acuerdos, unir esfuerzos… En este seminario, sus palabras subrayaban que “a pesar de los objetivos y metas formulados por la Organización de las Naciones Unidas y otros organismos, y de los importantes esfuerzos realizados por algunos países, la educación sigue siendo desigual entre la población mundial”. Y añadía: “La pobreza, la discriminación, el cambio climático, la globalización de la indiferencia, las cosificaciones del ser humano marchitan el florecimiento de millones de criaturas. De hecho, representan para muchos un muro casi infranqueable que impide lograr los objetivos y las metas de desarrollo sostenible y garantizado que se han propuesto los pueblos”.

A continuación, el Papa hizo notar que “educar no es solamente trasmitir conceptos, sino que es una labor que exige que todos los responsables de la misma familia, escuela e instituciones sociales, culturales, religiosa, se impliquen en ella de forma solidaria”, y que “para educar hay que buscar integrar el lenguaje de la cabeza con el lenguaje del corazón y el lenguaje de las manos”

Un pacto “roto”

El Pontífice ha subrayado en sus intervenciones que “este pacto educativo, ese que se da entre la familia, la escuela, la patria y el mundo, la cultura y las culturas”, “hoy está en crisis, está roto”. “Está roto, y muy roto” —ha manifestado Francisco— “y no se puede pegar o recomponer, no se puede zurcir, sino a través de un renovado esfuerzo de generosidad y acuerdo universal”

Al mismo tiempo, ha explicado que la ruptura del pacto educativo significa que tanto la sociedad, como la familia, o las distintas instituciones llamadas a educar delegan esta decisiva tarea educacional a otros, “evadiendo así la responsabilidad las diversas instituciones básicas y los mismos Estados que hayan claudicado de este pacto educativo”. 

Cultura del encuentro

“Sólo con una mayor participación de las familias y las comunidades locales en los proyectos educativos”, se podrá “promover una cultura del diálogo, del encuentro y de una mutua comprensión, de modo pacífico, respetuoso y tolerante. Una educación que capacita para identificar y fomentar los verdaderos valores humanos dentro de una perspectiva intercultural e interreligiosa”. 

Con este fin, “la familia necesita ser valorada en el nuevo pacto educativo, puesto que su responsabilidad ya comienza en el vientre materno, en el momento del nacimiento. Pero las madres, los padres, los abuelos, y la familia en su conjunto, en su papel educativo primario, necesitan ayuda para comprender, en el nuevo contexto global, la importancia de esta temprana etapa de la vida, y estar preparados para actuar en consecuencia”. n

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