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Las líneas de fuerza de los mensajes del Papa

Ramiro Pellitero·17 de agosto de 2021·Tiempo de lectura: 2 minutos
Misa del Papa Benedicto XVI en la JMJ de Madrid.

¿Cuáles han sido las líneas de fuerza de los discursos del Papa en España? Durante el vuelo Roma-Madrid Benedicto XVI adelantaba lo que esperaba de la JMJ Madrid-2011: “Para muchas personas será el inicio de una amistad con Dios y con los demás, de una universalidad de pensamiento, de una responsabilidad común que realmente muestra que estos días dan fruto”. Este trinomio que puede estructurar el mensaje que el Papa ha dejado no sólo con sus palabras; ante todo, con sus oraciones y su cariño.

Amistad con Cristo

La amistad ha sido punto de partida y de llegada. Amistad entre los jóvenes que se ha originado por el motivo de la convocatoria de el gran Amigo, Cristo; y se ha afianzado y ensanchado según las dimensiones del mundo. Por eso Benedicto XVI les ha dicho que refuercen el núcleo de esa amistad, única que les enraíza y que garantiza la felicidad y la alegría, la prudencia y la sabiduría, y la unión de la verdad, el amor y la libertad: “No os conforméis con menos que la Verdad y el Amor, no os conforméis con menos que Cristo”, porque en Él está la salvación y la esperanza (homilía en la Misa de clausura). Arraigados en Cristo, “damos alas a nuestra libertad” (fiesta de acogida en Cibeles). 

Universalidad de la Iglesial

Segundo, universalidad. Efectivamente, por la amistad con Cristo y entre ellos, los jóvenes han descubierto la universalidad de fe en la familia de Dios. “Seguir a Jesús en la fe es caminar con Él en la comunión de la Iglesia. No se puede seguir a Jesús en solitario. Quien cede a la tentación de ir ‘por su cuenta’ o de vivir la fe según la mentalidad individualista, que predomina en la sociedad, corre el riesgo de no encontrar nunca a Jesucristo, o de acabar siguiendo una imagen falsa de Él” (homilía en la Misa de clausura).

Responsabilidad y fortaleza

Tercero, responsabilidad de sentirse parte de esa “red” que comunica el mundo con Dios, y que  “es una importante realidad para el futuros e la humanidad, para la vida de la humanidad de hoy”. Responsabilidad que crece mirando la cruz (que no fue un fracaso, sino expresión y don del amor), y se traduce en la “capacidad de amar y compadecer”: sufrir con los otros, por los otros, por el amor y la justicia (Via Crucis, y discurso en el Instituto San José). El Papa les deja un encargo: “No os guardéis a Cristo para vosotros mismos. Comunicad a los demás la alegría de vuestra fe” (homilía en la Misa de clausura). Amistad, universalidad, responsabilidad; seguimiento de Cristo, amor a la Iglesia, testimonio de la fe y del amor. El día después de la JMJ-Madrid-2011 se abre una etapa nueva que va, desde el corazón de cada uno y de la Iglesia, hacia Dios y hacia los demás.

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