Vaticano

Las diez peticiones que el Papa Francisco ha encomendado a la Inmaculada durante su pontificado

Este 8 de diciembre de 2022, es la décima vez que el Papa Francisco vuelve a los pies de la estatua de la Inmaculada Concepción, en la Plaza de España de Roma, para un Acto de Veneración. Una cita a la que no quiso faltar ni siquiera en los momentos más oscuros de la pandemia, los dos últimos años, cambiando la modalidad y presentándose entonces ante la Virgen a solas, de madrugada, en forma privada.

Giovanni Tridente·8 de diciembre de 2022·Tiempo de lectura: 5 minutos
papa inmaculada

Este año se ha recuperado la tradición y para dar la bienvenida al Papa Francisco han vuelto a ser numerosos los peregrinos y enfermos, que han rodeado ordenadamente la plaza, como en un gran abrazo, por los laterales de la histórica plaza Mignanelli, a la que da también el majestuoso edificio que alberga la Embajada de España ante la Santa Sede.

Nos parece interesante, en esta ocasión, recorrer las peticiones de encomienda que el Pontífice ha dirigido a la Virgen María hasta la fecha en el día en que celebramos su Inmaculada Concepción, dogma de la Iglesia establecido por Pío IX el 8 de diciembre de hace 168 años (1854) con la bula Ineffabilis Deus.

2022 – El amor filial de los que anhelan esperanza y consuelo

En la oración de este año, que siguió a la más que centenaria visita a la Basílica de Santa María la Mayor ante el icono de la Salus Populi Romani, el Papa Francisco comenzó recordando las muchas «flores invisibles» que son las invocaciones y súplicas, a menudo silenciosas, sofocadas u ocultas, de los fieles a la Virgen Inmaculada. Y dijo llevar a los pies de la Virgen «el amor filial» de los que anhelan esperanza y consuelo, «las sonrisas de los niños»; «la gratitud de los ancianos y de los mayores», «las preocupaciones de las familias», «los sueños y las angustias de los jóvenes», que sufren una cultura rica en cosas pero pobre en valores… La referencia a Ucrania y al pueblo atormentado que implora la paz era inevitable. La esperanza final es que el odio venza al amor, la mentira a la verdad, la ofensa al perdón y la guerra a la paz.

2021 – Curar y sanar enfermedades, guerras y crisis climáticas

El año pasado, con las restricciones aún vigentes debido a la emergencia sanitaria, el Papa Francisco acudió a la Plaza en privado, hacia las 6 de la mañana, depositando una cesta de rosas blancas en la base de la columna que sostiene a la Virgen María. La oración que dirigió en aquella ocasión se refería -según el relato del director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede- «al milagro de la curación, por los numerosos enfermos; de la sanación, por los pueblos que sufren duramente las guerras y la crisis climática; y de la conversión, para que derrita el corazón de piedra de quienes levantan muros para alejar de sí el dolor ajeno».

2020 – Para los afligidos por el desánimo

El año anterior, en 2020, hubo lluvia para hacer compañía al Pontífice en una plaza igualmente desierta; en un primer momento la Santa Sede había anunciado que el Acto no tendría lugar, por lo que la sorpresa fue mayúscula cuando pocas horas después se supo que el Papa no había faltado a la cita. Dada la circunstancia del período pandémico en su momento más duro, la oración de encomienda se refería a todos los que en la Ciudad de Roma y en todo el mundo están «afligidos por la enfermedad y el desaliento». Tras la Plaza de España, el Papa se dirigió a Santa Maria Maggiore, donde celebró una misa en la Capilla del Pesebre.

2019 – Libre de las adicciones más feroces y de las ataduras más criminales

La oración recitada en 2019 contenía una referencia explícita a los muchos tipos de «corrupción», que son mucho más peligrosos que ser pecadores que luego se arrepienten, pues cuando afecta al corazón, la corrupción representa «el peligro más grave»: «las malas intenciones y el egoísmo mezquino». Sin embargo, la súplica de intercesión del Papa se refiere al salvavidas, que a través de María puede llegar a los oprimidos por la desconfianza a causa del pecado, para que incluso en la oscuridad más densa brille siempre «un rayo de la luz de Cristo resucitado», que rompe las cadenas del mal y libera de las adicciones más feroces y de las ataduras más criminales.

2018 – Experimentar la dulce alegría de evangelizar

Para que el cuidado de cada uno haga la ciudad «más bella y habitable para todos» y a quienes desempeñan funciones de responsabilidad les una «sabiduría, previsión, espíritu de servicio y colaboración». La oración para 2018 está dedicada a Roma y su diócesis, con especial atención a los párrocos, consagrados y colaboradores laicos, para que todos experimenten «la dulce alegría de evangelizar». El Papa reza también a la Virgen Inmaculada para que esté cerca de quienes, no sólo en Roma, sino también en Italia y en todo el mundo, viven situaciones de marginación e indiferencia.

2017 – Despojarse del orgullo y la arrogancia

En la quinta ocasión en que el Santo Padre veneró a Nuestra Señora de la Escalinata Española, la petición se refería al apoyo en la capacidad de desarrollar «anticuerpos» contra virus como la indiferencia, la «grosería cívica», el «miedo al diferente y al extranjero», el transformismo que se disfraza de transgresión y la explotación de hombres y mujeres. La ayuda consiste también en despojarnos del orgullo y la arrogancia «para reconocernos como realmente somos: pequeños y pobres pecadores, pero hijos tuyos».

2016 – Cerca de los niños, las familias, los trabajadores, los perdidos y los despreciados

En el centro de la oración de 2016 están los niños -solos, abandonados, engañados y explotados-, las familias -que están ocupadas pero también sufren la fatiga de tantos problemas-, los trabajadores -tanto los que la tienen como los que la han perdido o no la encuentran-. Debemos aprender a mirar a todos «con respeto y gratitud, sin intereses egoístas ni hipocresía», pero también a tocar con ternura a los pobres, enfermos, despreciados, perdidos, solos. La ayuda de María consiste en comprometerse a fondo «para renovarnos a nosotros mismos, a esta ciudad y al mundo entero».

2015 – La victoria de la Divina Misericordia sobre el pecado

«Mirándote a ti, Madre Inmaculada, reconocemos la victoria de la Misericordia divina sobre el pecado y todas sus consecuencias» es la invocación para 2015, donde el Papa espera el renacimiento de la esperanza en una vida mejor para todos y la liberación de «esclavitudes, rencores y miedos», seguro de la cercanía de la Virgen, que acompaña, está cerca y sostiene a sus hijos en cada dificultad.

2014 – Aprender a ir contracorriente

Que la humanidad se libere de toda esclavitud espiritual y material para que «en los corazones y en los acontecimientos prevalezca el designio salvífico de Dios», es la invocación que el Papa Francisco dirigió en la segunda ocasión que visitó a la Virgen en la Plaza de España, y ya en aquella ocasión había hablado de superar el orgullo, de hacerse misericordioso con los hermanos, de aprender a «ir contracorriente»: entregarse, guardar silencio, liberarse de lo superfluo, escuchar y «dejar espacio a la belleza de Dios, fuente de la verdadera alegría».

2013 – Despertar un renovado deseo de santidad

Nueve meses después del inicio del pontificado, el primer acto de veneración recuerda el «deseo de santidad» que la Virgen María suscita en sus hijos, para que sepan hacer brotar «el esplendor de la verdad», resonar «el canto de la caridad», hacer presente «la belleza del Evangelio» a través de corazones habitados por «la pureza y la castidad». Que no dejen indiferente el llanto de los pobres, el sufrimiento de los enfermos, la soledad de los ancianos, la fragilidad de los niños, y que «toda vida humana sea amada y venerada por todos nosotros».

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