El año pasado, el Fondo ético y solidario del Banco Sabadell ayudó económicamente a treinta y dos proyectos sociales a los que, según informó la entidad, se cedió el 32 por ciento de la comisión de gestión del Fondo de inversión.
Se trata de donaciones a proyectos que están enfocados en su mayoría a cubrir riesgos de exclusión social, necesidades básicas de alimentación, educación y sanidad de diversos colectivos, y a mejorar las condiciones de vida de personas con discapacidad. El Comité Ético de las instituciones de inversión colectiva éticas y solidarias del Grupo Banco Sabadell ha seleccionado ya los proyectos objeto de ayuda correspondientes a 2019, cuyas cantidades en euros se harán públicas el mes de julio.
En noviembre del año pasado, Palabra dio a conocer numerosos proyectos a los que ayudó el Fondo en 2018. Entre ellos estaban el de las Hermanas Franciscanas de la Inmaculada en Bangalore (India), los de las Misioneras de Jesús, María y José, la Fundación Pere Tarrés de Barcelona, el proyecto educativo de Mis Aldeas en Uganda, la acción de Manos Unidas en Haití, uno de los países más desfavorecidos de América; varios itinerarios de inserción socio-laboral de Cáritas, los de la Orden de San Juan de Dios en Ciempozuelos, o la Fundación Síndrome de Down en Madrid.
En cuanto al Fondo, unas cuantas ideas que es interesante conocer son las siguientes: la solidaridad y la rentabilidad no están reñidas: lo dedicado al proyecto se detrae de la comisión del banco, no de la rentabilidad cliente; no se excluye a ninguna institución, por modesta que sea, y si un proyecto no se premia, se podrá presentar en la siguiente edición; el proyecto evoluciona cada año, y está abierto a todos por lo que no hay que ser clientes. Y participan también organizaciones civiles, aunque se subrayan los efectos directos e indirectos del trabajo que desarrollan las instituciones religiosas, como el respeto a la dignidad de la persona y el apoyo a colectivos deprimidos o en exclusión.
Respecto a su perfil ético, es bueno saber que “todas las posiciones del Fondo se seleccionan atendiendo a su ideario ético que, a juicio de la Sociedad Gestora, es conforme con la Doctrina Social de la Iglesia católica”. El Comité Ético es quien determina los criterios aplicables en las inversiones del Fondo y supervisa el cumplimiento por la Gestora de los criterios a seguir, “que confirman el citado ideario ético”. En esta línea, este Comité ha decidido dar anualmente sendas ayudas especiales a Cáritas y a Manos Unidas, que suponen “en total al menos el 30 por ciento de las ayudas anuales”, para que cada entidad lo distribuya internamente como desee en sus diversos proyectos.
Rasgos del Fondo
El proyecto nació en 2002, se intenta que los beneficiarios sean distintos; las ayudas en 2018 fueron de 400.000 euros, y desde 2009 las ayudas totales ascienden a 1,5 millones de euros, según sus directivos.
En cuando al Fondo, el folleto registrado en la CNMV señala que “puede no ser adecuado para inversores que prevean retirar su dinero en un plazo de menos de cuatro años”. Asimismo, se indica que “La gestión toma como referencia la rentabilidad del índice formado a partir de la revalorización media alcanzada por los fondos de inversión adscritos a la categoría ‘Mixto Renta Fija Europa’, según establezca el diario económico Expansión”.
El Fondo invierte en “activos negociados en Europa Occidental, principalmente, y en otros mercados como EEUU, Japón, o un máximo del 15 % en países emergentes”. La exposición a renta variable, en condiciones normales, es del 20 por ciento (mínimo 0 % y máximo 30 %) sin límite de capitalización. El resto se invierteen renta fija pública y privada denominada en euros.
Todavía a tiempo La convocatoria de este año de ayudas a proyectos solidarios sigue abierta hasta el próximo 31 de mayo, como se ha informado al principio. De modo que aquellas instituciones que requieran información pueden dirigirse al buzón [email protected] La resolución se conocerá en julio.