La Santa Sede ha advertido al Camino Sinodal alemán que no tiene poder para obligar a obispos ni fieles a asumir nuevas formas de gobierno ni doctrinas morales.
En una nota publicada el 21 de julio, recuerda que los cambios se deben acordar a nivel de la Iglesia universal y que las diócesis no pueden tomar decisiones doctrinales unilateralmente.