Vaticano

La experiencia de pueblo que viene del deporte

El Papa Francisco ha concedido una larga entrevista al diario deportivo italiano "La Gazzetta dello Sport" y aborda de cerca el vínculo entre la fe espiritual y la fe en el fútbol, mostrando cómo es necesario, en primer lugar, entrenar el corazón para lograr la verdadera felicidad.

Giovanni Tridente·15 de enero de 2021·Tiempo de lectura: 3 minutos

Una «encíclica laica» sobre el deporte. Así lo definieron – «de modo simpático«- quienes la hicieron. Se trata de la primera entrevista concedida por un Pontífice a un diario deportivo. «La Gazzetta dello Sport» italiana dedicó su primera edición del nuevo año a esta entrevista con el Santo Padre.

El Papa Francisco, siempre cercano a los deportistas y a los temas deportivos, se reunió en diciembre en su residencia de la Casa Santa Marta con el editor y subdirector del famoso periódico milanés -que tiene casi ciento treinta años de historia y una tirada media diaria de más de 150.000 ejemplares- respondiendo a unas treinta preguntas y subrayando algunas palabras clave, que van desde la lealtad hasta el compromiso, el sacrificio, la inclusión, el espíritu de equipo, el ascetismo y la redención.

Pelota de trapo

Pero los aspectos más genuinos que emergen de la entrevista llevada a cabo por Pier Bergonzi son ciertamente los que traen a la memoria de Jorge Mario Bergoglio su infancia y juventud. Recorre recuerdos desde los días pasados en el estadio con su familia, animando a «su San Lorenzo«, hasta la famosa «pelota de trapo» que como pobres – «el cuero era caro» – hacían de niños «para divertirse y hacer, casi, milagros jugando en la placita cerca de la casa«.

Pata dura

El Papa también comenta otro aspecto que ciertamente ha marcado su personalidad: el hecho de que siempre se puso a «jugar en la portería«, porque era uno de los que en Argentina les llamaban «pata dura«, léase torpe: «pero ser portero fue una gran escuela para mí. El portero tiene que estar listo para responder a los peligros que pueden venir de todas partes…«.

La experiencia del pueblo

En el deporte, el Pontífice también vislumbró varios aspectos de su apostolado, como el concepto de «pertenencia«, «admitir que solos no es tan hermoso vivir, exultar, celebrar» por lo que es necesario compartir con otros los momentos de diversión. En este sentido, no son pocas las referencias a Fratelli tutti. De alguna manera, Francisco también dice que «el deporte es la experiencia del pueblo y sus pasiones, marca la memoria personal y colectiva«, elementos que incluso autorizan a hablar de una «fe deportiva«.

Un mundo mejor

También ha hecho referencia durante la entrevista a historias personales que han caracterizado el mundo deportivo y han dejado huella en el corazón de las personas, como el «Justo entre las naciones» Gino Bartali -así es como se le reconoce en Yad Vashem en Jerusalén-, el ciclista italiano que durante el régimen nazi, con la excusa de entrenar en su bicicleta, llevó de una ciudad a otra docenas de documentos falsos escondidos en el marco de su bicicleta. Estos documentos se utilizaron para ayudar a los judíos a escapar y así salvarse del holocausto. Historias del deporte «que no son un fin en sí mismas, sino que intentan dejar el mundo un poco mejor de lo que lo encuentran«.

Un corazón ordenado

El secreto para no dispersar el talento, ya sea en la vida del deporte o de la fe… e mantener el corazón entrenado: «un corazón ordenado es un corazón feliz, en estado de gracia, listo para el desafío«, lo que automáticamente lleva a «una felicidad para compartir«. Y en esto la Iglesia ha sido ciertamente pionera, con las numerosas experiencias a la sombra de los campanarios, como la realidad de los oratorios salesianos, que animan a cada joven «a dar lo mejor de sí mismo, a fijarse una meta a alcanzar, a no desanimarse, a colaborar en grupo«.

La redención de los pobres

Cómo no podía ser de otra manera, Francisco también ha hecho referencia indudablemente a los pobres y los débiles, que son un gran ejemplo de no rendirse en la vida, pero también en la vida espiritual: «un hombre no muere cuando es derrotado: muere cuando se rinde, cuando deja de luchar«. Y los pobres son maestros en esto: a pesar de la evidencia de la indiferencia «siguen luchando para defender sus vidas«.

Todo esto porque no basta con soñar con el éxito, sino que hay que trabajar duro. Los pobres tienen sed de redención: «ofréceles un libro, un par de zapatos, una pelota y se muestran capaces de acciones impensables«. El hambre verdadero, de hecho, concluye el Papa Francisco, «es la motivación más formidable para el corazón: es mostrar al mundo que eres digno, es aprovechar la única oportunidad que te dan y jugar por ella«.

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