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La comunicación sobre inmigrantes y refugiados, entre la solidaridad y el miedo

En un evento celebrado en Roma, se ha estudiado la comunicación sobre la inmigración y los refugiados, que bascula entre la solidaridad con el fenómeno y sus aspectos positivos, y el miedo a las posibles consecuencias negativas.

Manuel Sánchez y Antonino Piccione·5 de marzo de 2021·Tiempo de lectura: 5 minutos
comunicación migrantes

El evento está promovido por el Comité «Información, migrantes y refugiados» -a instancias de la Facultad de Comunicación de la Pontificia Universidad de la Santa Cruz, la Asociación ISCOM y la ONG Harambee Africa International- y ha tenido lugar el pasado martes 19 de enero. Se trata de una jornada de estudio y formación profesional para periodistas, una nueva oportunidad para centrarse en la problemática mediática y contribuir a una información más seria y respetuosa con la dignidad humana.

Se ha celebrado, vía streaming, con una especial atención a la ética y la deontología profesional. Es la segunda edición de la Jornada del 31 de enero de 2019, y ha contado con la participación de más de 50 personas entre académicos, informadores, responsables de organizaciones humanitarias y representantes de instituciones eclesiales y educativas. 

«Mostrar las motivaciones reales y profundas por las que tanta gente deja sus países en busca de un futuro mejor es una de las tareas de una información clara, seria y objetiva». Con estas palabras, el cardenal Augusto Paolo Lojudice, arzobispo de Siena y miembro de la Congregación para los Obispos, dirigió su saludo de apertura, recordando la importancia de contrarrestar las narrativas ideológicas con «la precisión de una comunicación sana e inteligente que permite mirar al futuro». 

Poner a la persona en el centro

Sobre ello reflexionó el padre Fabio Baggio, subsecretario de la Sección Migrantes y Refugiados del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, para quien las deficiencias del panorama informativo actual son, en particular: «la fácil generalización, el uso de términos no adecuados (inmigrantes ilegales, ilegales, extracomunitarios) y los análisis apresurados». El Santo Padre, en su última encíclica Fratelli tutti, advierte contra el «narcisismo local», preocupado por crear muros defensivos, y nos invita a dialogar con todas las personas «porque las demás culturas no constituyen enemigos, de los que hay que defenderse, sino que son un reflejo diferente de la inagotable riqueza de la vida humana». 

Entre los aspectos problemáticos de la información del fenómeno migratorio, destaca la mera y estéril divulgación de cifras y datos por parte de la mayoría de los medios de comunicación («frías estadísticas»), descuidando a las personas y sus historias, cada una con una identidad y experiencia extraordinarias. Como es el caso de tres refugiados, el kurdo Nabaz Kamilla congoleña Myrra Muteba, y el maliense Moussa, cuyos testimonios acompañaron el debate, moderado por Donatella Parisi, responsable de comunicación del Centro Astalli, sobre la construcción social y la percepción de la inmigración. 

Frente a campañas hostiles y a la propaganda soberanista, es necesario dar voz a una Italia «que no se ve, que no se conoce», observó Mario Marazziti, de la Comunità di Sant’Egidio, autor del libro Porte Aperte (Puertas abiertas). «Un país que ha empezado ya a reconstruirse, precisamente en torno a la llegada de los refugiados que llegaron sanos y salvos gracias a los Corredores Humanitarios»: gente corriente, que trabaja en la acogida de estas personas y en su integración, a su propia costa, dedicando tiempo, dinero y recursos humanos. Se trata de una clave para hablar de «italianos» y de cómo construir un territorio más solidario.

La importancia de narrar el fenómeno en su complejidad

Aldo Skoda, profesor de Teología de la Pontificia Universidad Urbaniana, habló en su intervención de las enseñanzas de Gordon Allport, eminente psicólogo estadounidense, de cara a promover una comunicación llamada a salir de la visión negativa del otro, llena de estereotipos y prejuicios.

Skoda resumió las enseñanzas del psicólogo estadounidense en los siguientes puntos: «Destacar la igualdad de los migrantes y los nativos, ambos capaces de dialogar entre iguales; la importancia de la interacción cooperativa, con la narración de ejemplos de co-construcción de la sociedad en la que los migrantes y los refugiados tienen un papel como protagonistas, no sólo como usuarios; y un claro apoyo social e institucional que ponga de relieve la realidad como lo que es, huyendo del asistencialismo fácil». 

El problema, según reveló Fabrizio Battistelli, profesor ordinario de Sociología de la Universidad de la Sapienza, es que “los aspectos negativos son siempre más noticia que los aspectos positivos, por lo que se tiende fácilmente a dar la noticia más escandalosa; para llamar la atención se centran más en el aspecto de alarma, aun cuando no existe. Los medios llegan a transformar así el “riesgo” de inmigración en una auténtica “amenaza” que no menciona en absoluto los beneficios que se derivan de la migración. Es necesario, por tanto, informar del fenómeno en su complejidad, poniendo de relieve las ventajas y las desventajas. Ésta es la misión de políticos y de los medios, ofreciendo una comunicación no instrumental, que no busque únicamente recabar audiencia y votos”.

Escuchar al otro

Para el padre Camillo Ripamonti, presidente del Centro Astalli, una correcta percepción del fenómeno migratorio no puede prescindir de “cultivar la confianza recíproca entre los inmigrantes y los autóctonos y de promover una cultura del encuentro, con el objetivo de escuchar al otro, de ponerse en su lugar”: “conocer para comprender”-como dice el Papa Francisco. 

«Miles de estudiantes tienen cada año la oportunidad de escuchar -gracias a los encuentros promovidos por el Centro Astalli- los testimonios directos de hombres y mujeres que han vivido la experiencia del exilio o que son fieles a religiones diferentes a la nuestra». Centrarse en los jóvenes y en las escuelas italianas para sentar las bases de una sociedad en la que las diversidades étnicas, lingüísticas y religiosas se consideren una ventaja y no un obstáculo para nuestro futuro, se considera un punto de partida importante en este sentido.

El léxico del fenómeno migratorio

La reflexión final del encuentro se ha focalizado en el lenguaje y la deontología de la profesión periodística, temas introducidos por la periodista Irene Savio, coautora del libro Mi nombre es refugiado (Reportajes, 2016). Con el apoyo del Observatorio de Pavia, la Asociación Carta di Roma ha explorado el léxico del fenómeno migratorio desde el año 2013 al 2020. Ha hablado sobre ello su presidente, Valerio Cataldi: «En el 2013 la palabra símbolo era “Lampedusa”, teatro de naufragios y de acogida; en el 2014 “Mare nostrum”, la operación de salvamento en el mar de inmigrantes en el Canal de Sicilia; y, en el 2015, el día después de la muerte del pequeño Alan Kurdi, “Europa”, como respuesta europea a la llegada de inmigrantes y refugiados».

«En el 2016, el marco en el que se narra el fenómeno de la migración empieza a cambiar: son los “muros” la palabra clave y en el 2017 las «Ong», en las que se vierten sospechas y acusas de “desarrollar operaciones de búsqueda y de socorro en el mar con un objetivo económico”. En el 2018 la palabra clave es «Salvini» y en el año sucesivo es aún «Salvini», unido al de «Carola» (la migración ha pasado a ser un tema de encuentro y desencuentro político). La palabra clave en el 2020 es “virus”, en un panorama de alarma sanitaria donde se asocia la presencia de inmigrantes a posibles contagios».

Siguen estando presentes –ha subrayado Paolo 
Lambruschi, jefe de redacción del periódico Avvenire – “algunas de las palabras que han destacado el fenómeno de la migración: emergencia, invasión, desembarco, guetos, confines. Todas estas palabras sirven a un periodismo poco cuidado,– allí donde es esencial continuar a estudiar y profundizar-, que no se preocupa de entender ni de hacer comprender bien, ignorando el carácter global del fenómeno, sin investigar, por ejemplo, sobre los nuevos motores de la migración, gestionados por terroristas más allá del Mediterráneo y de la ruta de los Balcanes. Y dejando al margen proyectos de desarrollo así como las misiones humanitarias”.

Es necesario, también por parte de los medios de comunicación, presionar a Europa para que promueva canales legales de acceso, donde haya acuerdo de todos los países miembros, para “poner fin al tráfico de seres humanos, una plaga que no conoce pausa, afrontando con raciocinio el problema de los inmigrantes económicos”.

El autorManuel Sánchez y Antonino Piccione

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