El artista Koki Ruiz trabaja en el retrato de Chiquitunga que se expondrá en su beatificación. Un retrato elaborado con rosarios. El Papa Francisco ha donado el rosario que usó en Paraguay.
Texto – Federico Mernes, Asunción (Paraguay)
El nombre de Koki Ruiz y su obra están ligados al rescate cultural de la bella tradición religiosa de Semana Santa en el pueblo de Tañarandy, de San Ignacio Misiones, en Paraguay. Una tierra evangelizada desde muy antiguo por los misioneros jesuitas en su extraordinaria experiencia de la época colonial en Sudamérica.
La creatividad y el trabajo tesonero de Koki Ruiz con la comunidad donde vive, en el interior de la nación guaraní, ha convertido a esa región en un atractivo turístico, donde cada año miles de personas peregrinan para apreciar las representaciones de la pasión, muerte y resurrección de Jesús. Ahora trabaja en el retrato dedicado a Chiquitunga, María Felicia de Jesús Sacramentado, la futura primera beata paraguaya, que será expuesto junto al altar en la ceremonia de beatificación, que tendrá lugar el 23 de junio en el estadio del Cerro Porteño.
Koki Ruiz fue autor del famoso retablo que despertó la admiración de los peregrinos durante la visita del Papa Francisco a Paraguay, en julio de 2015. El retablo preparado por Koki para la Misa de aquel domingo 12 de julio en Ñu Guasu (Campo Grande, en guaraní) tuvo una base de 40 metros por unos 20 metros de alto y fue adornado con productos agrícolas del país. Se utilizaron 32.000 espigas de maíz, 200.000 cocos y 1.000 calabazas.
Mensajes en los cocos
Pero además, todas las personas que se acercaron días antes de la Misa, tuvieron la oportunidad de escribir mensajes en los cocos del altar. Muchos de esos pedidos fueron por la beatificación de Chiquitunga, la muy querida hermana carmelita, cuyo cerebro se encuentra incorrupto y a quien muchos paraguayos le tienen gran devoción. El artista comienza señala que “Tañarandy comenzó como arte creativo en el 1992 y ahora lo que busca es llegar a la piedad popular… Anteriormente se discutían temas de ideologías y se mezclaba con la religión el marxismo, la teología de la liberación… El sacerdote decía: si eso te hace mejor persona te sirve. Pero hoy lo que se busca expresar es la religiosidad, que es creer por creer sin necesidad de reflexión. Yo me preocupo para que lo de Tañarandy se viva con espiritualidad y que no sea una cuestión de turismo nada más… La piedad popular se transmite de los padres a los hijos y a los nietos eso es lo que tenemos que cuidar”.
Así conoció a la religiosa carmelita
Ahora trabaja en el retrato de Chiquitunga, que se elabora a base de rosarios. “Mi primer contacto con Chiquitunga fue una señora muy devota de ella. Cuando estaba haciendo el retablo del Papa vino a poner nombres en los cocos de 20.000 personas, ella escribía y teníamos que cerrar y seguía escribiendo y pidiendo por la beatificación de Chiquitunga; al final ella me regaló dos libros de Chiquitunga que yo guardé.
Luego me llamaron de las Carmelitas pidiéndome que hiciera algo para la beatificación, me acordé de esos dos momentos: de la señora que escribía y la monja que quería besar mi mano. Leí los libros y me impactó, me enamoré de Chiquitunga, la sublimidad de ese amor, ella se me hizo muy cercana. Leí sus diarios íntimos y ese entregarse para rezar siempre por los demás y a veces ese diálogo con Dios de ´todavía le amo pero todo te entrego a ti Dios´, es la entrega, es pasar por ese amor humano y hacerlo más sublime por Él, por Dios y así me fui enamorando de Chiquitunga”.
Tras cada rosario, una historia
“Detrás de cada rosario hay mucha historia” -añade el artista-. “Recuerdo uno que cuando trajo su rosario, dijo que ese rosario salvó dos vidas: la de mi esposa que tenía cáncer y la mía, que si se moría mi esposa yo me moría. Mi hija murió hace 20 años y yo le pedí a Chiquitunga, pero no se fue, ella siempre me abraza, y vino con varios amigos a hacer 700 rosarios”.
“En Tañarandy la celebración de Semana Santa de este año alrededor de lo de Chiquitunga fue más espiritual”, comenta Koki Ruiz. “La gente como que vino a buscar y a pedir algo. Chiquitunga era un instrumento de Dios para acercar a la gente a Dios. Recuerdo que mi mamá me dijo una vez cuando fue el segundo año de Tañarandy: ‘Vos tenés mucho talento, ése es un regalo de Dios y el peligro es la vanidad. Tu oración de todos los días tiene que ser de humildad’”.