En 2022 se celebraron en Berlín, según las estadísticas oficiales, 12.341 matrimonios. En el mismo periodo se produjeron 5.851 divorcios. Los católico representan una minoría en la capital alemana; en toda la archidiócesis, que abarca también gran parte de los Estados Federados de Brandeburgo y Mecklemburgo-Pomerania Anterior, con lo que es la segunda diócesis alemana en extensión, constituyen sólo el siete por ciento de la población total. En 2023 se registraron 1.610 bautizos, 1.952 primeras comuniones, 1.157 confirmaciones y apenas 269 matrimonios.
La realidad muestra que cada vez menos católicos optan por el matrimonio canónico, y aquellos que lo hacen, a menudo se encuentran con una preparación insuficiente para este importante paso.
Matrimonios sin acompañamiento
Cuando mi esposo y yo asistimos a un curso de preparación matrimonial hace casi 25 años, las conversaciones con el sacerdote se limitaron a verificar si había impedimentos canónicos y a los detalles de la ceremonia. No recibimos mucha orientación sobre el significado del matrimonio cristiano o católico ni sobre el apoyo que podríamos recibir en momentos de crisis (que inevitablemente llegan).
Hace unos años, una amiga me habló de un programa intensivo y fructífero de preparación al matrimonio en su comunidad espiritual. Nos preguntamos si, aunque ya estuviéramos casados, podríamos recibir algún tipo de seguimiento en nuestra vida matrimonial. Descubrimos que muy pocos matrimonios católicos contaban con este tipo de acompañamiento, aunque aquellos que lo tenían encontraban un gran beneficio en él.
Con el tiempo, comprendimos que el matrimonio puede ser difícil y que las crisis son inevitables, para unos antes, para otros más tarde. Nos preocupaba ver matrimonios fracasar, parejas separarse, y amigos que se amaban convertirse en enemigos. Nos preguntamos: ¿no debería ser diferente para nosotros, los cristianos? ¿No es Dios el tercer miembro de nuestra alianza? ¿Cómo podemos invitar a Dios a nuestro matrimonio y permitir que nuestra fe nos ayude a superar las tormentas?
Con otros matrimonios de nuestra parroquia (St. Matthias, en el distrito berlinés de Schöneberg) comenzamos a buscar programas para matrimonios. Visitamos parroquias, participamos en cursos y compartimos nuestras experiencias. Descubrimos cursos de preparación matrimonial y para crisis matrimoniales, conocimos las ofertas de “Equipe Notre Dame” en Francia y de “Marriage Encounter” en Estados Unidos, participamos en cursos en línea para familias e invitamos a parejas de “Kana Welcome”.
«Kana welcome», los matrimonios como protagonistas
“Kana Welcome” es una oferta para parejas que prácticamente se autoorganizan. El principio procede de la comunidad “Chemin Neuf”, un movimiento carismático dentro de la Iglesia católica con vocación ecuménica: cuatro o cinco parejas se reúnen en nueve sesiones mensuales y pasan juntos un fin de semana o un día en familia. Uno de los matrimonios asume la organización, y las parejas se turnan para dirigir cada una de las veladas. Al finalizar las sesiones, se puede organizar una actividad conjunta en la parroquia, como un desayuno o un café, lo que permite que la parroquia conozca “Kana Welcome” y que las parejas que aún no conocían la parroquia encuentren un lugar para su vida espiritual.
El concepto de “Kana Welcome» nos pareció accesible por su simplicidad. Los temas, detallados en un folleto, se centran en la vida cotidiana en pareja, pero pueden adaptarse según las necesidades. Para nosotros, era crucial incluir un aspecto espiritual en las reuniones. Por eso nuestras veladas comienzan y terminan con la oración, y las reuniones están presididas por una imagen piadosa.
Nuestro párroco apoyó con entusiasmo nuestra iniciativa. En cada reunión, ofrece una pequeña introducción espiritual relacionada con el tema del día y nos imparte la bendición antes de retirarse. Luego, una de las parejas presenta el tema, y se discute en parejas siguiendo una regla: uno habla y el otro escucha, luego se intercambian los roles. Esta dinámica ayuda a que los más habladores aprendan a escuchar y los más callados se animen a expresar sus opiniones. Al final, nos reunimos todos para compartir nuestras reflexiones y terminamos con una oración final. El programa es deliberadamente sencillo, sin debates que se extiendan hasta tarde.
Esta actividad nos permitió finalmente reservar “tiempo para nosotros”, como matrimonios, a pesar de nuestras ocupadas agendas.
Renovar la promesa
“Kana Welcome” lleva un año con nosotros. Fue emocionante y novedoso hablar tan intensamente y permitir que el otro se exprese: hubo muchas sorpresas, tanto agradables como difíciles. Pero vale la pena arriesgarse, ya que pueden surgir nuevos caminos para nuestra relación.
Una participante comenta: “La combinación de hablar en pareja, pasar tiempo juntos y compartir experiencias crea un ambiente de apoyo y cariño que nos ayuda a construir una relación feliz y satisfactoria. Nos hemos dado cuenta de que estas reuniones mensuales son muy valiosas para nuestras relaciones”.
Las conversaciones e intercambios nos ayudan a vivir una relación más feliz; siempre invitamos al “tercero” a bendecir nuestro matrimonio, para cumplir la promesa que nos hicimos al casarnos:
“Te recibo a ti, como esposo/esposa y me entrego a ti, y prometo serte fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad, y así amarte y respetarte todos los días de mi vida”.