José Francisco Serrano Oceja. Iglesia y poder en España. Del Vaticano II a nuestros días. Arzalia ediciones, Madrid 2024, 375 pp.
El catedrático de periodismo de la Universidad san Pablo-CEU de Madrid y profesor de historia contemporánea, José Francisco Serrano Oceja (Santander, 1968), acaba de publicar un interesante ensayo acerca de las relaciones Iglesia y sociedad civil desde el Concilio Vaticano II a nuestros días. Vamos a detenernos brevemente en él.
Precisamente, el profesor Serrano Oceja muestra en este ensayo una natural mezcla entre su faceta de historiador y la de comunicador religioso, logrando realizar una síntesis aceptable tanto por su estilo de redacción, como por el diverso tratamiento de las cuestiones.
El siglo XIX
En efecto, el libro arranca con una extraordinaria exposición de las relaciones entre la Iglesia y el Estado en el siglo XIX, el siglo más complicado de nuestra historia. Por una parte, describe esa parte de la historia del XIX centrándola en las relaciones entre liberales conservadores y liberales progresistas y su reflejo constante a lo largo del siglo en su común animadversión a la iglesia católica. Realmente desde el poder practicaron la descristianización de un país que no había sido atravesada por la verdadera ilustración.
El desmoronamiento de la confianza en la Iglesia, su arrumbamiento al interior de las conciencias y la paulatina destrucción de los argumentos católicos en la vida social y cultural se irán haciendo cada vez más notables.
Pretendieron cambiar la manera de pensar a golpe de Constituciones, cambios de gobierno, desprecios en la prensa, en los teatros y mediante las blasfemias y, sobre todo, de un anticlericalismo atroz mezclado con sucesivas desamortizaciones que dejaron la Iglesia Católicas española sin capacidad de ejercer la caridad con los menesterosos ni proveer sus necesidades más precarias.
Siglo XX: primera mitad
Desde la llegada del siglo XX y del krausismo formando una nueva intelectualidad, se irán dando pasos cada vez más acentuados para desembocar en una guerra civil de exterminio y destrucción fraterna. El país se dividirá hasta la médula, familia a familia y ambiente a ambiente.
El estudio de Serrano Oceja del siglo XX y de la guerra civil española es exacto, breve y contundente. Las cosas solo podían suceder como sucedieron pues todo estaba perfectamente medido, para convertir España en un banco de pruebas de lo que sería la eclosión de las ideologías y su confrontación a muerte en la Península Ibérica primero y después en el viejo continente europeo.
Al término de la segunda guerra mundial tanto España como Europa, se fueron reconstruyendo y España quedó retardada por la presencia de una dictadura y de una connivencia de la Iglesia con un régimen que no tenía más armas para sostenerse que evitar la libertad política a toda costa.
Siglo XX: segunda mitad
A partir de los años sesenta, el libro se convierte en un estudio de las relaciones de los obispos con un régimen que estaba siendo derrotado por la cultura y en las calles, tanto en la universidad, como en la clase trabajadora que le dio la espalda.
Como afirmaba el profesor Julio Montero, tanto los intelectuales como los profesionales liberales vivieron al margen de la política, hasta que a la muerte del dictador tomaron el poder.
La base documental con la que el autor afronta la segunda parte del libro, desde el Concilio Vaticano II hasta nuestros días, está tomada del ensayo publicado en 2016 con Pablo Martín de Santa Olalla (Encuentro, 294 pp). De ahí, la seguridad con la que expresa, especialmente, la difícil situación de la Iglesia con los gobiernos de Felipe González, sobre todo, en materias de enseñanza.
La Asamblea Conjunta
En primer lugar, hemos de elogiar el delicado tratamiento de la Asamblea Conjunta de obispos y sacerdotes que concluiría en septiembre de 1971 y cuyas actas entregaría en mano el cardenal Tarancón al propio Pablo VI antes de comenzar el Sínodo de obispos de aquel año.
El fenómeno de la contestación y las manipulaciones de las votaciones lograron unas conclusiones que no correspondían con el pensamiento de la mayoría del clero sino de algunos que terminarían por abandonar el ministerio sacerdotal.
El autor se esfuerza por intentar apurar responsabilidades y acercarse al origen de la división del clero en España y al comienzo de una animadversión de parte de ese clero contra el Opus Dei, a cuenta de la cuestión del “documento romano”. Claramente, los mismos que capitalizaron la maniobra terminaron por suprimir la condena de Dicasterio del clero, a cambio de enterrar la Conjunta.
Lógicamente, Serrano Oceja, evita entrar al fenómeno de la contestación que sucedió después de la conclusión del Vaticano II y que ha resumido el papa Benedicto XVI con la disyuntiva entre la hermenéutica de la continuidad con la tradición de la Iglesia y la hermenéutica de la ruptura tal y como protagonizaron los neo modernistas que todavía existen en nuestros días metamorfoseados en la “dictadura del relativismo”.
Preguntas abiertas
Al terminar el trabajo debemos preguntarnos por qué la Iglesia y, en concreto, los obispos, no tienen apenas eco en la opinión pública y por qué sus documentos han perdido interés e influencia en los intelectuales españoles. Quizás la explicación sea debida a la secularización de la sociedad española, como reflejará Serrano Oceja al hablar de una sociedad que votaba sucesivamente al PSOE, mientras recibía con gran entusiasmo las visitas de san Juan Pablo II a España. También puede suceder que la Iglesia debiera presentar con mayor claridad sus propuestas a los problemas desde la revelación cristiana y apelando a las raíces cristianas de Europa como recordó tanto Juan Pablo II como Francisco.