«Nos estamos preparando» y «queremos celebrar este Concilio como hermanos». El Papa Francisco confirmó, en su reciente viaje al Congo -durante el encuentro que mantuvo con la comunidad jesuita activa en el país y recogido en el último número de ‘La Civiltà Cattolica’-, que los trabajos para celebrar el 1700 aniversario del primer Concilio de Nicea, previsto para 2025, siguen adelante.
Uno de los «sueños» del Pontífice es «llegar a un acuerdo para la fecha de la Pascua» con sus hermanos ortodoxos, que coincidirá en el Año Jubilar de 2025 en las dos Iglesias. El interlocutor más inmediato y también más abierto es evidentemente el Patriarca Ecuménico de Constantinopla Bartolomé. Entre otras cosas, es el primero -después de tantos siglos- que ha participado en la inauguración del ministerio de un Pontífice, en este caso el del Papa Bergoglio.
Momento de reconciliación
Ya el pasado mes de mayo, en una audiencia a los participantes de la plenaria del entonces Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, el Papa Francisco mencionó la «reflexión» en curso entre las dos Iglesias sobre cómo celebrar ecuménicamente el importante aniversario. Y recordó que, ya aquel primer evento de toda la Iglesia, fue un momento «de reconciliación», «que de manera sinodal reafirmó su unidad en torno a la profesión de su fe».
Aquella experiencia, aquel «estilo» y aquellas «decisiones», reflexionó el Santo Padre en mayo, «deben iluminar» el camino de hoy y hacer madurar pasos nuevos y concretos hacia el restablecimiento de la unidad definitiva de los cristianos.
A la escucha de las otras confesiones
En esta misma línea se inserta la invitación que el Dicasterio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, junto con la Secretaría General del Sínodo, ha dirigido a las Conferencias Episcopales para que encuentren el modo de escuchar las voces de los hermanos y hermanas de las otras Confesiones sobre las cuestiones relativas a la fe y a la diaconía en el mundo de hoy: «si de verdad queremos escuchar la voz del Espíritu, no podemos dejar de oír lo que Él ha dicho y dice a todos los que han nacido de nuevo ‘del agua y del Espíritu’ (Jn 3,5)».
Y también, en la misma dirección, se enmarca la Vigilia Ecuménica de Oración que el Papa Francisco ha convocado para el 30 de septiembre en la Plaza de San Pedro. La Vigilia, cuyos protagonistas serán los jóvenes animados por la comunidad de Taizé quiere ser un momento para encomendar a Dios los trabajos de la Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos que comienza en octubre.
La huella ecuménica del Jubileo
El otro aspecto es el Jubileo de 2025. En este caso, se espera el valor y la impronta ecuménica de esta importante cita para la Iglesia universal, mientras que el camino de preparación quiere centrarse en las conclusiones de otro Concilio, el Vaticano II, a través de sus cuatro Constituciones (liturgia, revelación, la Iglesia en sí misma y en su relación con el mundo).
Precisamente en estos días se ha lanzado una serie de libros promovidos por el Dicasterio para la Evangelización titulada «Jubileo 2025 – Cuadernos del Concilio» en cuya introducción el Pontífice invita a obispos, sacerdotes y familias a encontrar «los modos más adecuados para hacer actual la enseñanza de los Padres conciliares». Ha llegado el momento, reitera el Papa Francisco, «de redescubrir la belleza de esa enseñanza, que todavía hoy provoca la fe de los cristianos y los llama a ser más responsables y presentes a la hora de ofrecer su contribución al crecimiento de toda la humanidad».
Oración
La oración será, pues, la cita fija para todo el año 2024, como motivo para «recuperar el deseo de estar en presencia del Señor, escucharlo y adorarlo», así como para agradecerle «los muchos dones de su amor por nosotros y alabar su obra en la creación», que por tanto concierne a toda la humanidad.