Ayuda a la Iglesia Necesitada ha hecho pública su Memoria de Actividades del año 2023. Este último año se ha visto marcado por un récord de donativos, especialmente debido a la generosidad de los benefactores ante el terremoto de Siria.
En Omnes hemos entrevistado a José María Gallardo, director de ACN España, que nos ha hablado sobre la ayuda a Ucrania, África y el apoyo de ACN España a la formación de laicos, entre otros interesantes temas.
Durante el último año, ha habido un récord de donativos para ACN España. ¿A qué se ha debido?
–En primer lugar, este récord de donativos se debe a la inmensa generosidad de todos nuestros benefactores, quienes han respondido a las campañas que hemos ido lanzando durante todo el 2023. Este año nuestros ingresos procedentes de donativos han crecido respecto al año anterior. De 13,5 millones en el 2022 hemos pasado a 15,8 millones.
Esto se debe sobre todo a esta gran generosidad y a alguna de las campañas, como la del terremoto de Siria, que fue terrible y asoló el lugar en febrero de 2023, y donde miles de españoles se sintieron con esa llamada a apoyar a la iglesia local para que pudieran abrir sus templos y ayudar a todos aquellos afectados por el terremoto. Ya sabemos que la Iglesia siempre es la primera que abre sus puertas cuando hay una catástrofe natural o una emergencia humanitaria.
En segundo lugar, nuestra fundación tiene el privilegio de ser una de las instituciones católicas donde también muchas personas deciden dar un legado después de su fallecimiento. Ese conjunto de generosidad es el que ha provocado que hayamos tenido un récord de donativos durante el 2023.
Ucrania ha sido el país más ayudado en este periodo. ¿Qué programas de ayuda se están llevando a cabo allí?
–Ucrania es uno de los países más ayudados por parte de ACN desde hace muchos años. Apoyamos tanto a la Iglesia católica de rito latino como a la de rito grecocatólico, con aportaciones de más de 15 millones de euros y más de 600 proyectos desde febrero de 2022.
Para nosotros ha sido un país prioritario y son tres los principales programas en los que estamos trabajando. El primero de ellos es la gestión del trauma, para ayudar a todas aquellas personas que están pasando por una situación de dificultad, formando a los sacerdotes, religiosos y religiosas para que atiendan a las personas que sufren la guerra, pero también para que los propios sacerdotes y religiosos puedan gestionar el trauma que ellos mismos están viviendo.
En segundo lugar, la sostenibilidad y la subsistencia de sacerdotes, religiosos, religiosas y seminaristas. Hemos tenido ayudas de emergencia para más de 223 sacerdotes, los Hermanos Albertinos, que además ayudan a personas sin techo o las hermanas benedictinas, etc.
No olvidemos que en una guerra, aparte de las personas desplazadas, están las personas en riesgo de exclusión social que estaban antes de que surgiese el conflicto, y muchas congregaciones católicas venían ayudando a esas personas desde antes de que empezase la guerra. Con lo cual, el programa de subsistencia apoya no solo a los que ayudan, sino también a los más desfavorecidos.
Y, por último, la formación de seminaristas. Aunque parezca mentira, la guerra no ha frenado las vocaciones, y los más de 1128 seminaristas de los dos ritos están siendo apoyados por nuestra fundación para que puedan sostenerse y seguir estudiando a pesar de la situación terrible que viven.
¿De qué modo está ayudando ACN en África, donde está habiendo una fuerte expansión del extremismo islámico?
–ACN está ayudando fuertemente a seguir llevando el Evangelio en las zonas más remotas de África, de modo que se pueda combatir con la Palabra y no con las armas el avance del fundamentalismo islámico.
Un ejemplo es Nigeria, donde recientemente hemos realizado la campaña de la pasada Navidad y donde lamentablemente hemos visto cómo hay distintos grupos que provocan una presión terrible sobre los cristianos. En concreto, de Nigeria hemos tenido además al padre Fidelis y a Janada, una víctima de Boko Haram que estuvo con nosotros y que ha dado su testimonio en múltiples diócesis de toda España.
Estos grupos violentos son tres fundamentalmente: En Nigeria, Boko Haram, el Estado islámico de África occidental y los fulani, que son unos pastores nómadas musulmanes. Debido a ellos, por la imposición de la sharia, la ley islámica, en cerca de doce estados el ser cristiano ya es de por sí un riesgo.
¿Por qué hemos apoyado África, no solo Nigeria, sino también otros países como Tanzania o República Democrática del Congo? Porque, para que el Evangelio siga avanzando y siga permeando en la sociedad, los sacerdotes necesitan ser sostenidos y protegidos.
Todo ello es lo que desde ACN intentamos apoyar en África y en aquellos países donde hay mayor presión por la persecución.
Quizá es algo menos conocido, pero ACN también apoya a la formación de los laicos…
–Todos sabemos que cada día hay menos vocaciones en todo el mundo, aunque en algunos de los países en los que nosotros trabajamos, donde además hay mucha persecución, las vocaciones sacerdotales florecen.
Pero nosotros, del 2022 al 2023, hemos aumentado nuestra ayuda cerca de un 3 %, algo más de 17 millones de euros, a la formación de laicos. Porque también el laico es una persona fundamental en el apoyo al sacerdote para la evangelización.
Los catequistas son un elemento esencial en muchas partes remotas de África o de América Latina, por ejemplo en la zona de la Amazonia. El incremento de los proyectos para el apoyo a laicos es una realidad que hemos intentado cubrir también en línea con el Santo Padre, que nos dice que los laicos tenemos que tener un mayor protagonismo en la evangelización dentro de nuestra Iglesia.
¿Cómo es el proceso de ayudas a la reconstrucción de iglesias?
–Allí donde hay una catástrofe natural o una guerra es donde más se requieren elementos de construcción o reconstrucción. Sobre todo en zonas donde hay luego paz: no podemos empezar a reconstruir en una zona de conflicto si todavía persiste la guerra. Por ejemplo, en el este de Ucrania.
Pero allá donde se ha llegado a un nivel de paz o donde ha habido una catástrofe natural, como el caso de Siria con el terremoto del año pasado, sí hemos apoyado a la construcción y reconstrucción de iglesias.
Estuve en Ucrania viajando cerca de diez días justo antes de Semana Santa y pude ver un gran proyecto de reconstrucción de la catedral de Ternópil. Estuvimos hablando incluso con el arquitecto, que nos enseñó los planos de la obra mayúscula que están haciendo de reconstrucción, donde quieren ubicar aulas para catequesis, para Cáritas, etc. Ese es un ejemplo de cómo ACN invierte también sus fondos en apoyar estructuras que sirvan para continuar anunciando la Palabra de Dios allá donde se necesite.