La religión, sea cual sea, tiende a impregnar todas las dimensiones de la existencia, tanto los aspectos más personales como los vinculados a la esfera política y social. Con el efecto, entre otros, de fomentar la formación de grupos sociales, entre los componentes más relevantes de la sociedad civil que ayudan a definir la identidad de un pueblo e influyen en las relaciones entre países.
Construir la paz: la presencia pública de la religión es el tema de la Jornada de Estudio y Formación Profesional para Periodistas promovida por la Asociación ISCOM, junto con el Comité “Periodismo y Tradiciones Religiosas”, el grupo de trabajo activo en la Universidad Pontificia de la Santa Cruz (PUSC), que incluye a periodistas, académicos y representantes de diferentes realidades religiosas, con el objetivo de promover -a través de seminarios y publicaciones- la excelencia en la comunicación sobre religión y espiritualidad en los medios de comunicación, y fomentar la comprensión del factor religioso en el contexto social y en la opinión pública.
Una oportunidad para reflexionar sobre el papel y la función de las diferentes tradiciones (judaísmo, islam, cristianismo, hinduismo), con especial atención a la geopolítica, la educación, los lugares de culto, los sistemas jurídicos y el pluralismo cultural y político. Con el objetivo de fomentar un diálogo fructífero de paz y libertad.
Ponentes
La Jornada -que ha tenido lugar esta mañana en Roma en la PUSC, con la participación de más de 100 personas entre profesionales de la información y expertos en la materia, y que ha sido introducida por los saludos de Marta Brancatisano (profesora de Antropología Dual y miembro de la Comisión “Periodismo y Tradiciones Religiosas”) y Paola Spadari (Secretaria de la Orden Nacional de Periodistas)- se ha dividido en dos partes.
La primera, moderada por Giovan Battista Brunori (redactor jefe de la RAI), abordó tanto el tema de cómo construir la paz: vías formativas en los textos sagrados y las tradiciones religiosas, así como el de la enseñanza de las religiones en las escuelas públicas. Principios y aplicaciones.
“En las escrituras hebreas”, señaló Guido Coen (Unión de Comunidades Judías Italianas), “las opciones de vida concretas son las premisas indispensables para que la paz sea otorgada desde arriba. La paz es, pues, el resultado de la cooperación entre los seres humanos y la Divinidad”. Pero, ¿las religiones favorecen o dificultan la paz? “Los textos fundadores de las distintas tradiciones -es la respuesta de Coen- contienen pasajes que son problemáticos: los cánones ciertamente no pueden cambiarse, pero lo que sí puede cambiar es la interpretación de esos pasajes. El diálogo entre religiones es una de las condiciones para la paz en el mundo”.
Religiones orientales
Desde el punto de vista de la tradición hindú, según Svamini Shuddhananda Ghiri (Unione Induista Italiana, UII), el tema debe leerse a la luz de los textos sagrados. “En el ´sanatana dharma` todo conduce al Uno: el sustrato del que todo surge y al que todo vuelve. Sin embargo, la manifestación se basa en la dualidad, simbolizada por la continua lucha entre el dharma, el orden, la bondad, y el adharma, el egoísmo. Cuanto más se adhieren los pensamientos, las acciones y las palabras al dharma, más se convierte uno en “sukrita”, “hacedor del bien”.
La realización de “ahimsa” o “shanti”, la paz, es el hilo conductor de las escrituras hindúes, desde los Vedas hasta los textos superiores, de los que el Bhagavad Gita es el máximo emblema. Figuras como R. Tagore o Mahatma Gandhi fueron capaces de dar voz a la no violencia alabada por los textos, convirtiéndose en modelos vivos de la misma.
Sobre el papel y la función de la enseñanza de la religión, Antonella Castelnuovo (profesora de Mediación Lingüística-Cultural en el Máster de Religiones y Mediación Cultural de la Universidad de la Sapienza de Roma) señaló cómo “su reaparición en el espacio público, que a menudo atestigua un retorno a los valores fideístas pero también la presencia de una función de identidad religiosa sobre todo para los sujetos inmigrantes, debería tener en cuenta temas transversales abordados de forma interdisciplinar. En esta tarea, pueden hacer aportaciones fundamentales disciplinas como la antropología, las ciencias sociales y la historia”.
Escuelas públicas
La enseñanza en las escuelas públicas puede ser un vehículo de riqueza para la diversidad y el pluralismo, sin embargo -fue la reflexión de Ghita Micieli de Biase (UII)- “es necesario evitar la tentación de un mero tratamiento histórico-religioso en el que la mezcla con aspectos sociales y de poder correría el riesgo de encubrir los credos en estereotipos. Incluso la redacción de los textos escolares debería poder ser aprobada por las distintas comunidades religiosas para garantizar su correcta transmisión”.
También sería deseable que los educadores recibieran una formación laica, que garantizara la objetividad y el no proselitismo, y que transmitiera la belleza de los distintos credos a través del contacto directo con las comunidades religiosas. “Las religiones son materia viva y así deben proponerse a los niños, ¡no como reliquias arqueológicas!”.
Con especial referencia a Italia, la evolución normativa de la enseñanza religiosa en la escuela pública ha representado un elemento de continuidad en su desarrollo histórico, “configurando un modelo de escuela pública laica pero abierta e inclusiva, donde el actual marco normativo que regula la materia debe medirse con los urgentes desafíos de nuestro tiempo, como el creciente pluralismo religioso de la sociedad italiana, el proceso de integración europea y el de la globalización”. Así lo subrayó Paolo Cavana (Profesor de Derecho Canónico y Eclesiástico, LUMSA).
Dimensión pública
Entre las muchas manifestaciones de la presencia pública de las tradiciones religiosas, no se puede dejar de incluir y, por tanto, razonar sobre los lugares de culto, en el contexto de la cuestión mucho más amplia y compleja del simbolismo religioso y desde la perspectiva de la neutralidad (otros dirían imparcialidad) de las instituciones públicas, con efectos sobre el principio de laicidad que subyace en nuestros sistemas jurídicos europeos e italianos. Pero con la intención de mirar también más allá de nuestras fronteras culturales, geográficas y jurídicas. El tema fue confiado a la reflexión conjunta de Ahmad Ejaz (Centro Islámico de Italia), Marco Mattiuzzo (UII) y Giovanni Doria (Profesor de Derecho Privado en la Universidad Tor Vergata).
Destacando que el Islam y sus adeptos siempre han estado en la esfera pública desde sus inicios, Ejaz recordó la naturaleza peculiar de la tradición musulmana, según la cual “el Islam no es una religión sino un Din, es decir, el código de la vida. Nací en Pakistán, en el seno de una familia musulmana suní que comprendía la importancia de las leyes islámicas, la centralidad de la persona en la umma (la comunidad islámica), la familia extensa y la diferencia entre lo privado y lo público. El Islam y la convivencia con otras religiones, el mosaico de culturas y lenguas en el mundo islámico. Nuestra relación con la naturaleza y el concepto del más allá”.
En una sociedad cada vez más plural, “el Estado”, según Mattiuzzo, “tiene la carga y el honor de fomentar la vida de las religiones y su integración mutua para evitar procesos de guetización. La encrucijada ideal para este encuentro es el lugar de culto. Un espacio en el que los fieles realizan un servicio para el bien común de la comunidad, en el que se actúa para la inclusión social de los más frágiles, para ayudarse y apoyarse espiritual y materialmente. Para acercarse y superar el miedo innato al otro, el conocimiento es absolutamente necesario”.
Laicidad
En el marco del principio de laicidad, que postula la copresencia igualitaria, incluso simbólica o externa, de cada creencia religiosa, orientación ética o convicción agnóstica (cuando esté concretamente copresente en una determinada comunidad social y siempre que esté en consonancia con sus valores ético-jurídicos fundamentales), Doria también aportó “la presencia del crucifijo en un aula (u otro lugar público). Un crucifijo que también representa valores humanos absolutamente fundamentales para la sociedad: el amor de los que dieron su vida por los demás, el sacrificio para servir y amar, la libertad y la justicia. Valores que, desde un aspecto propiamente humano y social, son innegablemente compartidos por todos”.
La última sesión de la Jornada se dedicó a los propios ordenamientos jurídicos: ¿la “Shastra”, la “Halajá”, la “Sharia” y el Derecho Canónico representan instrumentos de derecho positivo para proteger la libertad religiosa u obstáculos al pluralismo? La “Halajá”, señaló Marco Cassuto Morselli (Presidente de la Federación de Amistades Judeo-Cristianas de Italia), “incluye todo el sistema jurídico judío, cuyas fuentes son, en primer lugar, la Torá escrita (el Pentateuco), luego los Neviim (los escritos de los profetas) y los Ketuvim (los hagiógrafos), y la Torá oral, es decir, el Talmud y la Cábala”. ¿Es la Halajá un obstáculo para el pluralismo y la libertad religiosa? Para responder a esta pregunta, retomo el pensamiento de dos rabinos que también son filósofos: Rav Elia Benamozegh (Livorno 1823-1900) y Rav Jonathan Sacks (Londres 1948-2020). Ambos subrayan que en la Torá están presentes tanto una dimensión particularista como una universalista.
La India
El derecho indio es uno de los sistemas más complejos para entender la evolución del derecho en general, al menos desde una perspectiva comparada. Partiendo de esta premisa, Svamini Hamsananda Ghiri (Vicepresidente de la Unione Hinduista Italiana) afirmó que “el derecho es un injerto polifacético cuya finalidad es, sí, la buena convivencia entre los interlocutores sociales, pero también es un instrumento para garantizar el fin último de la vida. De ahí que en el derecho, en sentido estricto, confluyan planos heterogéneos desde el teológico, hasta el sacerdotal, pasando por las estructuras familiares, las instituciones políticas, etc”.
¿Cuál es entonces el origen y la finalidad del derecho indio? “El principio es el ´dharma`, el código, la norma, que además de indicar el código de conducta es en sí mismo el camino y la meta. La fuerza de la legalidad que vincula al individuo es la autoridad moral del ´dharma` interpuesta al mismo tiempo a la ley eterna que mantiene el equilibrio del universo (sanātana-dharma), a la ley civil para el bien común, ´loka-kshema`, y a la vida de cada individuo, ´sva-dharma`. Por lo tanto, la autoridad del ´dharma`, como ley que rige la sociedad, está directamente relacionada con el orden universal. Si está iluminado por la luz del ´dharma`, el derecho, al menos en sus aspiraciones ideales, nunca podrá ser un obstáculo para la libertad de los demás, sino que se convertirá en un almacén de riquezas y armonía para la convivencia buena y pacífica`.
Derecho Canónico
Por último, en referencia al Derecho Canónico, Costantino-M. Fabris (profesor de Derecho Canónico de la Universidad de Roma Tre) aclaró que “la Iglesia protege el derecho a la libertad religiosa en una doble dimensión: externa e interna. En el primero pide a los Estados que garanticen a todos los hombres el derecho a profesar libremente su fe. Desde otra perspectiva, el derecho canónico protege, a través de un sistema de derechos y deberes, el correcto desarrollo de la vida cristiana de los bautizados con vistas a la salus animarum, fin último de la Iglesia, erigiéndose así en un instrumento positivo de protección de quienes se profesan católicos”.
La amplitud y profundidad de las reflexiones ofrecidas por cada uno de los protagonistas de la iniciativa del 26 de octubre animó a los organizadores a seguir en las próximas semanas con la publicación de las actas, con la intención de ofrecer una nueva contribución al debate sobre la asignatura de Religión, en continuidad con el volumen “Libertad de expresión, derecho a la sátira y protección del sentimiento religioso”, fruto de la Jornada de Estudio y Formación del 26 de febrero de 2021. Partiendo de la convicción de que el sentimiento religioso, expresión de la dimensión espiritual y moral más íntima del hombre, y corolario del derecho constitucional de libertad religiosa, integra la justa pretensión del creyente a la protección de su dignidad.
Y en el espíritu del Llamamiento “Sigue el camino de la paz” lanzado ayer, 25 de octubre, conjuntamente por el Comité Internacional Olímpico con los Dicasterios para la Cultura y la Educación, para los Laicos, la Familia y la Vida y para el Servicio del Desarrollo Humano Integral. La invitación a los líderes de la tierra “a promover el diálogo, la comprensión y la fraternidad entre los pueblos y a defender la dignidad de cada hombre, mujer y niño, especialmente los pobres, los marginados y los que sufren la violencia de la guerra y los conflictos armados. Dios quiere la paz y la unidad de nuestra familia humana».