“La oración del pobre sube hasta Dios” es el lema que el Papa Francisco propone este año para la VIII Jornada Mundial de los Pobres que celebra la Iglesia el 17 de noviembre.
El Santo Padre presidirá la eucaristía en la Basílica de San Pedro ese mismo día, seguida de la tradicional comida con algunos pobres en el Aula Pablo VI.
Esta jornada surgió el 13 de noviembre de 2016, durante el cierre del Año de la Misericordia y cuando el Santo Padre celebraba el Jubileo dedicado a las personas marginadas. Al finalizar la homilía expresó espontáneamente un deseo: “Quisiera que hoy fuera la Jornada de los Pobres”. Desde entonces, se celebra esta Jornada en torno a esa fecha.
En esta octava edición, Francisco exhorta a hacer nuestra la oración de los pobres y rezar con ellos porque la falta de atención espiritual es “la peor discriminación que sufren las personas en situación de exclusión”.
El Papa añade que la inmensa mayoría de los pobres están especialmente abiertos a la Fe: “necesitan a Dios y no podemos dejar de ofrecerles su amistad, su bendición, su Palabra, la celebración de los Sacramentos y la propuesta de un camino de crecimiento y de maduración en la fe. La opción preferencial por los pobres debe traducirse principalmente en una atención religiosa privilegiada y prioritaria”.
En su mensaje, el Santo Padre también se dirige a aquellos que sufren la pobreza y la exclusión recordándoles que Dios no se olvida de ellos: “Dios está atento a cada uno de vosotros y está a vuestro lado. No os olvida ni podría hacerlo nunca. Todos hemos tenido la experiencia de una oración que parece quedar sin respuesta. A veces pedimos ser liberados de una miseria que nos hace sufrir y nos humilla, y puede parecer que Dios no escucha nuestra invocación. Pero el silencio de Dios no es distracción de nuestros sufrimientos; más bien, custodia una palabra que pide ser escuchada con confianza, abandonándonos a Él y a su voluntad”.
No dar la espalda a los más pobres
La Jornada Mundial de los Pobres invita a los creyentes a escuchar la oración de los pobres tomando conciencia de su presencia y de su necesidad. Así, Francisco ve esta ocasión como una oportunidad “para llevar a cabo iniciativas que ayuden concretamente a los pobres, y también para reconocer y apoyar a tantos voluntarios que se dedican con pasión a los más necesitados”.
El Papa también subraya la labor de los sacerdotes, consagrados, laicos y laicas que se ponen a disposición escuchando a los más pobres y que “con su testimonio dan voz a la respuesta de Dios a la oración de quienes se dirigen a Él”.
Los promotores de esta Jornada llaman a la Iglesia a cuidar y alimentar el espíritu de las personas que acompañamos a través de la oración, de una formación o de una lectura sugerente. Plantean así celebrar encuentros para orar en la parroquia, en centros de acogida o en residencias… “Orar juntos para abrir ventanas a Dios, escuchar lo que nos inspira a través de los hermanos, dar gracias y pedir, fortalece la fraternidad y dan sentido a la misión”.