Iniciativas

Jacques Philippe en el Foro Omnes: la esperanza en un mundo sin Dios

El viernes 24 de noviembre Omnes celebró en la universidad Villanueva un foro con Jacques Philippe. El aclamado autor espiritual habló sobre las consecuencias de la “traumática” muerte de Dios en la sociedad actual.

Paloma López Campos·25 de noviembre de 2023·Tiempo de lectura: 3 minutos
Jacques Philippe

Jacques Philippe durante el Foro Omnes en la universidad Villanueva

Omnes celebró el 24 de noviembre un foro en la universidad Villanueva con Jacques Philippe. El tema de la sesión fue “¿Necesitamos a Dios?”.

Jacques Philippe durante la sesión

Durante su ponencia, el conocido autor espiritual desarrolló cuatro puntos clave sobre las consecuencias de haber apartado a Dios de nuestras vidas. Con el fin de dar un tinte esperanzador a la sesión, Philippe comenzó asegurando que “parece que el hombre abandona a Dios, pero Dios no abandona al hombre”. Por ello, incluso si las consecuencias de la “muerte del Padre” son traumáticas, existe la posibilidad de volver a Él.

La primea idea esencial que quiso transmitir Jacques Philippe fue que “alejarse de Dios también es alejarnos de la fuente de la verdad”. Al perder la estabilidad y solidez que proporciona Dios, “caemos en el subjetivismo, cada uno se crea su propia verdad”.

De aquí nace un peligro del cual advirtió el autor, que es la tentación de crear religiones a medida. Y no solo eso. A la larga, esto provoca “soledad, un individualismo que marca profundamente el mundo de hoy”.

Libertad y misericordia

En segundo lugar, Philippe denunció la mentira del ateísmo, que asegura que “Dios es enemigo de la libertad”. Quitar al Padre de la ecuación, explicó el ponente, no solo es dejarse llevar por una mentira, sino que, al sacar a Dios de nuestras vidas, eliminamos también la misericordia.

Apoyándose en la parábola del hijo pródigo del Evangelio, Jacques dijo: “Una vez se ha proclamado la muerte de Dios, ¿qué sucede? La casa está vacía. No hay nadie para acogerte, para decirte que tienes derecho a ser feliz”.

Sacar al Padre de nuestra vida implica que “ya no hay perdón para nuestros pecados, porque el hombre no puede perdonarse así mismo. Puede encontrar excusas, apoyarse en psicológicos, pero no puede perdonar sus pecados”. ¿Qué es lo que ocurre entonces? El ponente lo expresó con claridad: “el hombre está solo con el peso de sus errores”.

La problemática de la libertad

Los efectos de esto en nuestra sociedad actual son terribles, indicó Philippe. Hoy “no hay sitio para el fracaso, no hay sitio para la fragilidad”. Los hombres, al no poder ser débiles, se han obsesionado con el éxito. Nos hemos puesto “una carga excesiva para los hombros humanos”.

Ante una vida en la que no se tolera el error, explicó el ponente, “el ejercicio de la libertad humana se convierte en algo difícil”. Se abren ante nosotros dos excesos diferentes. “Por un lado, la irresponsabilidad más absoluta; por otro lado, el exceso de responsabilidad, el cargar solos con nuestras decisiones”.

Jacques indicó que al haber rechazado a Dios, “tenemos un montón de opciones para elegir, pero no tenemos a nadie que nos acompañe”. De inmediato, esto se transforma en una “fuente de angustia”. Los hombres somos conscientes de que “tenemos libertad, pero no tenemos a nadie que nos ayude a discernir”. Y, de nuevo, Philippe advirtió el peligro que supone esto: “la libertad puede convertirse en algo problemático”.

Sanar las heridas

La tercera clave sobre la que habló el ponente se relaciona con la esperanza. “El privarnos de Dios es privarnos de esperanza con respecto al futuro. Cuando uno vive sin la revelación de Dios, que es el sentido de nuestra existencia, la vida se hace pesada, estrecha”.

Cuando se tiene al Padre, explicó el autor, no existen las tragedias definitivas, pues sabemos que el Señor, cuando lleguemos a su encuentro, “nos va a sanar completamente”. No solo eso. Philippe animó a todos los presentes a tener esperanza porque “en un instante Dios puede salvar lo que estaba perdido”.

Esta idea tiene además una consecuencia muy práctica en el día a día. “¿Qué nos impide perdonar?”, preguntó al salón de conferencias el ponente. “A veces lo que nos impide perdonar es que tenemos el sentimiento de que el mal recibido por otro es irremediable. Allí es donde la fe viene a ayudarnos, porque si Dios existe toda herida puede sanar”.

El odio a uno mismo

Por último, Jacques Philippe advirtió a todos de una consecuencia clara hoy en día que se produce al echar a Dios de nuestras vidas. “El hombre contemporáneo no consigue reconciliarse consigo mismo”. Sin esperanza, sin misericordia y sin oportunidad de perdón, el hombre no logra siquiera amarse a sí mismo.

“Creímos que eliminando a Dios eliminábamos la culpabilidad. Ha sido exactamente lo contrario. Cada vez hay más culpabilidad”. El ser humano considera su pobreza como una tragedia. Philippe explicó que “el hombre solo puede aceptarse a sí mismo con la mirada de Dios”. Incluso fue más allá en su afirmación: “Cuando el hombre se aleja de Dios, termina por odiarse a sí mismo, porque ya no tiene motivos para amarse”.

Jacques Philippe terminó su ponencia animando a todos a recuperar la esperanza y a tener de nuevo la firmeza de que “la libertad que da Dios al aceptar su presencia en nuestras vidas es inmensa”.

Newsletter La Brújula Déjanos tu mail y recibe todas las semanas la actualidad curada con una mirada católica
Banner publicidad
Banner publicidad