Vaticano

Mensuram Bonam, medidas coherentes con la fe para los inversores católicos

Un año después de la publicación por parte de la Pontificia Academia de Ciencias Sociales del texto “Mensuram Bonam”, se ha celebrado en el Vaticano la primera conferencia internacional para debatir y compartir sobre la inversión basada en la fe y “Mensuram Bonam”, los días 2 y 3 de noviembre de 2023.

Michele Mifsud·18 de noviembre de 2023·Tiempo de lectura: 3 minutos

Portada del documento "Mensuram bonam" ©OSV

Un año después de la publicación por parte de la Pontificia Academia de Ciencias Sociales del texto “Mensuram Bonam”, un documento que no es vinculante para los inversores católicos, pero que constituye unas directrices coherentes con la fe, me gustaría reflexionar sobre este texto, tras haber participado en la primera conferencia internacional para debatir y compartir sobre la inversión basada en la fe y “Mensuram Bonam” los días 2 y 3 de noviembre de 2023 en el Vaticano.

Como se acaba de decir, el documento “Mensuram Bonam”, «buena medida», retomando las palabras de Jesús en el Evangelio de Lucas, no pretende dictar normas y obligar a los inversores a seguir indicaciones inequívocas; por el contrario, Mensuram Bonam es un conjunto de citas de la Sagrada Escritura y de las invitaciones de los Papas y de directrices tanto para actuar responsablemente en las finanzas siguiendo la fe religiosa, como para suscitar reflexiones.

La reflexión puede comenzar, por ejemplo, con los criterios de selección de las inversiones, comenzando por la exclusión de todas aquellas actividades económicas y financieras que estén en conflicto con los principios de la doctrina social de la Iglesia, como los derechos humanos y la dignidad de la persona humana, de los que se deriva el principio del bien común, que junto con los intereses comunes generan solidaridad y justicia social; de la dignidad de la persona se derivan los principios de subsidiariedad y de inclusión de las personas más vulnerables, y, finalmente, de ello se deriva la sensibilidad por el cuidado de nuestra casa común y la conciencia de una ecología integral.

Pero las inversiones basadas sólo en el criterio de exclusión de las actividades económicas y financieras en contraste con los principios católicos se basarían en evaluaciones reductivas y no generarían algo positivo. De hecho, el documento “Mensuram Bonam” es un texto que no quiere limitar excluyendo, sino que quiere llevar a la creación de oportunidades de crecimiento humano y ecológico, de integración y de compromiso.

Es el compromiso, en mi opinión, el espíritu que “Mensuram Bonam” quiere inspirar, el compromiso de obtener resultados positivos, no de maximizar los resultados de la inversión, sino de optimizar dichos resultados. En concreto, se aplica un cribado de los valores en los que se invierte después de haber pasado por el paso necesario de excluir los valores en conflicto con la fe, para luego pasar a buscar no valores e inversiones que maximicen, es decir, que simplemente permitan ganar lo máximo posible buscando el máximo beneficio, sino que optimicen generando crecimiento para las personas de esta tierra.

Una tierra que nos ha sido confiada no para que la explotemos, sino para que con un trabajo respetuoso con la dignidad de todas las personas consigamos mejorar en todos los ámbitos de la vida.

Por ello, las inversiones no buscarán las mejores empresas entre las virtuosas, no se limitarán a una criba basada en el mejor de la clase sino en el mejor esfuerzo. La criba positiva a la que lleguemos se basará precisamente en el mejor esfuerzo, en el compromiso y la implicación, con el objetivo de invertir en empresas con las que podamos tener un impacto. Este impacto positivo en la sociedad, la vida humana y la ecología puede lograrse ante todo a través del diálogo, a través del compromiso con un enfoque hacia la integridad y el respeto humanos.

Las mejores prácticas deben conducir entonces a la búsqueda de mejores condiciones desde la perspectiva de las generaciones futuras con una dedicación al cambio invirtiendo en el valor de las actividades económicas y contrarrestando la «esterilidad» de las buenas teorías que chocan con las malas prácticas, porque las inversiones pueden beneficiar o perjudicar.

Una forma en la que las inversiones pueden aportar beneficios es en la inversión de impacto social o Impact Investing, que generalmente implica Capital Privado, Capital Riesgo e Infraestructura Verde.

La inversión de impacto social es muy utilizada por los inversores institucionales católicos porque su objetivo es combatir las desigualdades sociales de las personas en las zonas más pobres y desfavorecidas del mundo sin dejar de generar un rendimiento financiero.

“Mensuram Bonam” plantea todas estas reflexiones para los inversores, no sólo para los inversores católicos, sino también para aquellos que comparten los valores expresados en este texto.

Como católico, creo que los valores están presentes en la conciencia de todos, como hijos de Dios y creados a su imagen, por lo que corresponde a la libre decisión de cada inversor expresar y no reprimir los valores propios del ser humano.

El autorMichele Mifsud

Ecónomo general adjunto de la Congregación de la Misión de los Padres Paúles, asesor financiero y de inversiones registrado.

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