Cultura

«Formar juntos para evangelizar. Informe de las Universidades e Instituciones Pontificias Romanas

Este Informe recoge los datos más destacados de las universidades pontificias que se han unido en la presentación de estos datos.

Antonino Piccione·24 de febrero de 2023·Tiempo de lectura: 4 minutos
universidades pontificias

Foto: Presentación de la Memoria 2022 de las Universidades e Instituciones Pontificias de Roma ©PUSC


La Sala Marconi (Palazzo Pio – Piazza Pia) acogió la rueda de prensa de presentación de la Memoria 2022 de las Universidades e Instituciones Pontificias de Roma, en vista de la Audiencia que el Papa Francisco concederá a sus respectivas comunidades académicas el sábado 25 de febrero en el Aula Pablo VI. También estará presente el Prefecto del Dicasterio para la Cultura y la Educación, Cardenal José Tolentino de Mendonça.

Las Universidades e Instituciones Pontificias Romanas – cuyos rectores forman parte de la Conferencia CRUIPRO – representan una cuenca de 16 mil estudiantes de los cinco continentes, 22 comunidades académicas ubicadas en varios distritos de la Capital, 2000 profesores, 3000 títulos concedidos en el último año académico, 600 empleados, 15 Congregaciones, Órdenes Religiosas y otras instituciones de la Iglesia encargadas de la tarea.

El Informe, realizado con la contribución de los contactos de comunicación de las distintas Universidades e Instituciones, recoge los datos más destacados de las universidades pontificias, desde su misión al servicio de la Iglesia universal hasta el número de estudiantes formados cada año, con algunas comparaciones con las universidades civiles de Roma.

El documento ofrece también la oportunidad de subrayar el potencial que la Red entre las distintas comunidades académicas representa para la evangelización de la cultura.

Presentación del informe

En la rueda de prensa -moderada por Fausta Speranza, corresponsal en el extranjero de Vatican Media- participaron: Luis Navarro (Pontificia Universidad de la Santa Cruz), presidente de la Conferencia de Rectores de las Universidades e Instituciones Pontificias Romanas (CRUIPRO); Sor. Piera Silvia Ruffinatto (Pontificia Facultad de Educación Auxilium), vicepresidenta CRUIPRO; Alfonso V. Amarante (Pontificio Instituto Alfonsianum), secretario general CRUIPRO; Rafaella Figueredo, representante de los estudiantes CRUIPRO.

El profesor Luis Navarro trazó el horizonte del reto emprendido: una colaboración cada vez más estrecha entre las distintas comunidades académicas, para que haya «unidad en la diversidad, en un mundo que muestra cada vez más la necesidad de una investigación compartida y convergente entre especialistas de distintas disciplinas».

El presidente de la Conferencia de Rectores recordó la tarea indicada por el Papa en la Veritatis Gaudium de «elaborar instrumentos intelectuales capaces de proponerse como paradigmas de acción y de pensamiento, útiles para el anuncio en un mundo marcado por el pluralismo ético-religioso». En este contexto, el Informe nace también -subrayó Navarro- como una ulterior oportunidad para valorizar el potencial que la red entre las distintas comunidades académicas representa para la evangelización de la cultura.

Sor Piera Silvia Ruffinatti recordó algunas iniciativas recientes, como la movilidad académica entre universidades, con el reconocimiento de créditos o los traslados gratuitos. El sacerdote Alfonso V. Amarante precisó el perímetro de las comunidades académicas implicadas: siete universidades, dos escuelas superiores, nueve institutos y el 8% de todos los estudiantes universitarios de Roma. En este sentido, Navarro mencionó el marco legal y reglamentario para entender la diferencia entre la tarea de ocuparse de las ciencias sagradas propia de las universidades eclesiásticas y el enfoque católico de algunas facultades.

Algunos datos

Si nos fijamos entonces en las instituciones afiliadas a las actividades de Roma, encontramos 221 universidades o facultades: en una conexión cultural que va de Jerusalén a la República Dominicana, de la India a Oregón, de Rumanía a Brasil. Destaca la proporción de estudiantes por profesor, de 6 a 1, frente a la media de 16 a 1 registrada en las demás universidades de la capital, estatales o no.

La riqueza de la cooperación entre las comunidades se comprende también recordando que se refieren a no menos de quince instituciones de la Iglesia encomendada, desde la Prelatura de la Santa Cruz y el Opus Dei hasta la Orden de los Carmelitas Descalzos, desde la Congregación del Santísimo Redentor hasta la Sociedad de Misioneros de África, etc.

Una riqueza que -recordó el profesor Amarante- debe pensarse siempre también en términos de relación «interna» con las diversas realidades vinculadas a la misión de la Iglesia, pero también «externa», proyectada hacia la creación de lo que el Reverendo llamó «campos esenciales de diálogo» con los mundos académicos estatales.

Rafaella Figueredo expresó el punto de vista de los miembros, que destacaron el entusiasmo de los jóvenes llamados a ocuparse de la animación en el Aula Pablo VI, con el apoyo armónico de los estudiantes del Pontificio Instituto de Música Sacra, entre otros, ante el saludo del Papa.

En el fondo de todo ello está «el relanzamiento de los estudios eclesiásticos en el contexto de la nueva etapa de la misión de la Iglesia», como se afirma en el proemio de la Constitución Apostólica Veritatis Gaudium promulgada por el Papa Francisco el 8 de diciembre de 2017 y hecha pública el 29 de enero de 2018.

«El edificio del conocimiento», escribió Fausta Speranza en las páginas de L’Osservatore Romano, «ha sido siempre la gran apuesta de la humanidad, entre la acumulación diacrónica de conocimientos y la ruptura de las certezas establecidas. Si en un tiempo razonábamos sobre el insondable océano de Newton o las ilusiones de la linealidad positivista, hoy debemos debatir sobre la ciencia de los datos y la llamada inteligencia artificial. El desafío ético es esencialmente el mismo: reaccionar ante la tendencia a retroceder la elección humana al nivel del uso del conocimiento, que hoy significa tecnología. Pero -como subraya Sor Piera- «hay que ser capaces de conocer y atravesar los desafíos de la digitalización también gracias al conocimiento de disciplinas siempre nuevas».

Por eso, a pesar de la diversidad de carismas y talentos, a pesar de los cambios y variaciones de programas y enfoques ligados a los tiempos, un presupuesto une indisolublemente a todos los «laboratorios del saber» pontificios: no dar al saber un carácter incorpóreo, sino reconducirlo a las necesidades humanas.

Para quienes participan en una universidad pontificia -esto es lo que se ha puesto claramente de manifiesto- en el principio de su investigación está el hombre y en el horizonte de sus objetivos está el deseo de comprender el mundo para transformarlo, para hacer de él un lugar mejor en el que habitar.

El autorAntonino Piccione

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