Los incendios forestales que iniciaron el 8 de agosto en la isla de Maui en Hawái han dejado, hasta el 15 de agosto, 99 muertos, decenas de desaparecidos y miles de damnificados. Conforme pasan los días esta cifra podría aumentar, según señala el gobernador de Hawái Josh Green. Aunque los incendios ya están controlados, las autoridades continúan el trabajo de rescate y búsqueda.
El fuego destruyó a su paso miles de estructuras, en su mayoría zonas residenciales del poblado de «Lahaina», ciudad de 12,000 habitantes en la costa oeste de la isla de Maui y la segunda más grande del archipiélago. Otras comunidades severamente afectadas fueron la zona de «Kihei» y las comunidades del interior conocidas como «Upcountry».
El 11 de agosto el Presidente Biden declaró al estado de Hawái como zona de desastre y puso a disposición del estado una serie de asistencias federales que abarcan desde albergues temporales hasta ayuda financiera para las víctimas. Las autoridades estatales y locales también han puesto a disposición de los afectados, seis centros de refugio temporal, albergues, centros médicos móviles, transporte y centros de asistencia.
La diócesis de Honolulu
El Papa Francisco, en su mensaje después del Ángelus del 13 de agosto, expresó su tristeza por la tragedia y aseguró sus oraciones por las víctimas. Asimismo, en un telegrama enviado el día anterior, Su Santidad manifestó su cercanía y solidaridad con los que perdieron seres queridos.
Eclesiásticamente, Maui y las otras islas del archipiélago de Hawái pertenecen a la diócesis de Honolulu, gobernada por mons. Clarence R. Silva. La diócesis cuenta con 66 parroquias atendidas por 56 sacerdotes. En la isla de Maui hay 18 iglesias una de ellas llamada «Maria Lanakila”, ubicada en el centro histórico de Lahaina, una de las zonas más devastadas. No obstante, la parroquia no sufrió mayores afectaciones. Esta iglesia fue construida en 1846, aunque la primera Misa celebrada en la ciudad de Lahaina fue en 1841.
Dios sigue cerca
El obispo Clarence Silva visitó la zona de desastre en Maui y presidió la Misa el 13 de agosto en la iglesia de los Sagrados Corazones en Kapalua. En su homilía dijo que aun en medio de estos dramáticos acontecimientos, la voz de Dios nos asegura su amor y cuidado.
A pesar de esta tragedia, señaló, «Dios nunca nos abandona, sino que nos abraza con susurros de consuelo y de amor. La mano de Dios está cerca y se hace visible por medio de miles de personas que, en Hawái, Estados Unidos y en el mundo están orando por ustedes. El susurro del amor de Dios es más fuerte que el ruido y el drama del desastre», indicó el purpurado. Durante su visita, el obispo Silva escuchó los dramáticos relatos de las familias que sufrieron daños o pérdidas. «Contemplar los escombros de la ciudad de Lahaina fue un momento muy triste», expresó.
Hawái se convirtió en el estado número 50 de la Unión Americana en 1959. Se ubica a 3,200 kilómetros al suroeste de California. Es un archipiélago de 8 islas con varios islotes y atolones. Su capital es Honolulu. Debido a sus bellezas naturales y su clima, el turismo es la principal actividad económica del Estado.
Para ayudar a los damnificados de Maui, las Caridades Católicas de Hawái han hecho un llamado a enviar donativos por medio de su sitio oficial de internet
Asimismo, la Arquidiócesis de Los Ángeles ha solicitado a todas sus parroquias realizar una colecta especial los fines de semana del 19-20 y 26-27 de agosto para enviar a las víctimas de los siniestros. Lo recaudado en las parroquias de Los Ángeles será enviado a Hawái por medio de las Obras Misionales Pontificias de Los Ángeles («The Pontifical Mission Societies in Los Angeles»).