Vaticano

Hospitalizaciones papales, prensa y conspiraciones

La hospitalización del Papa ha desatado especulaciones y teorías en redes sociales, intensificadas por la decisión del Vaticano de publicar solo un audio. Mientras su estado de salud sigue generando incertidumbre, la Oficina de Prensa vaticana trata de conjugar un difícil equilibrio con la información.

Javier García Herrería·11 de marzo de 2025·Tiempo de lectura: 4 minutos
conspiraciones

La reciente hospitalización del Papa ha generado un esperable nivel de especulación y debate en distintos sectores de la opinión pública. Más allá de la preocupación por su estado de salud, han surgido todo tipo de rumores y teorías que han obligado al Vaticano a gestionar la comunicación con mucha cautela.

Una prueba de vida

Uno de los aspectos más comentados ha sido la decisión del Vaticano de publicar un audio del Papa, el pasado 6 de marzo, en lugar de una imagen. A muchos les ha extrañado esta estrategia, especialmente porque se ha visto al Santo Padre con un estado de salud muy débil. La razón, seguramente, fue la presión mediática para ofrecer una “prueba de vida”, pues en algunos foros se llegó a sugerir que el Papa habría fallecido días antes y que la Santa Sede estaría ocultándolo… Algo bastante inverosímil pero que ha calado en no pocos círculos de opinión.

Las redes sociales se han convertido en un caldo de cultivo para todo tipo de teorías, con usuarios y comentaristas cuestionando la transparencia de la información oficial. La decisión de divulgar un audio en lugar de una imagen no hizo más que avivar las especulaciones sobre la salud del Papa, insinuando que su aspecto podría estar tan deteriorado que se prefirió evitar mostrarlo, pese a que el contenido del audio también generaba preocupación. En este sentido, basta recordar las recientes imágenes del Pontífice con un rostro visiblemente hinchado durante su última audiencia general, apenas dos días antes de su ingreso hospitalario.

En este sentido, aunque algunos han señalado que sí hubo imágenes de Juan Pablo II convaleciente en diversos ingresos hospitalarios, hay que tener en cuenta que no las hubo en sus últimas semanas de vida. De hecho, el Papa polaco estableció en 1996 la constitución apostólica Universi Dominici Gregis, que señala en su artículo 30, la prohibición de que se tomen fotografías del Papa cuando se encuentra enfermo. Evidentemente, eso no impide que un Papa pueda decidir lo contrario en su caso, la norma general refleja una discreción habitual deseable si uno está enfermo.

Una enfermedad importante

Después de tres semanas hospitalizado, pocos dudan de que la salud del Papa va a quedar muy mermada si logra superar esta situación. Y esto a pesar del sorprendente anuncio realizado el 11 de marzo, que abría la posibilidad a que continuara su rehabilitación fuera del hospital. A lo largo de su estancia en el Gemelli, los partes médicos han descrito su estado como «crítico» en varias ocasiones, aunque ha logrado mantenerse estable durante la última semana. Sin embargo, los médicos han sido extremadamente prudentes y no han ofrecido un pronóstico claro sobre su evolución. 

Resulta significativo que los médicos consultados por la prensa para analizar la salud del Papa, no se muestren muy optimistas respecto a su evolución, sobre todo para que pueda regresar al Vaticano y retomar una vida de cierta normalidad. Hablamos de una persona cuyo estilo de vida es completamente inusual en comparación con el de cualquier otra persona de su edad y condición médica.

Desde el Vaticano, la discreción es comprensible: hacer un pronóstico precipitado podría aumentar la presión para que el Papa renuncie, lo que, a su vez, activaría toda una gran ola de rumorología sobre un posible cónclave. La sola posibilidad de una sucesión papal desencadenaría todo tipo de movimientos internos en la Iglesia y presiones externas de diversos sectores con intereses en la elección del próximo Pontífice.

Unción de enfermos

Un detalle que no ha sido apenas comentado es la falta de información sobre si el Papa ha recibido la unción de los enfermos. El propio Francisco explicó el año pasado en una catequesis que este sacramento no es exclusivo para quienes están en su lecho de muerte, sino que también debe ser administrado a personas ancianas o gravemente enfermas. Informar sobre si el Papa Francisco ha recibido el sacramento hubiera podido ser una valiosa oportunidad para realizar una catequesis sobre la importancia de su recepción y sus efectos en la vida cristiana.

Seguramente el Papa habrá recibido este sacramento, pero el Vaticano vuelve a encontrarse entre la espada y la pared, pues informar de ello dispararía las conjeturas sobre la gravedad de su estado de salud. 

Derecho a estar enfermo en paz

Más allá de su situación médica es fundamental recordar que el Papa, como cualquier ser humano, tiene derecho a vivir el proceso de la enfermedad -y no digamos ya si es una enfermedad que le debilite hasta la muerte- con serenidad y sin la presión mediática y política que inevitablemente lo rodea. 

Si bien su condición es delicada, merece el tiempo y la tranquilidad necesarios para afrontar sus últimos días, semanas o meses con la dignidad que corresponde. Sus predecesores, san Juan Pablo II y Benedicto XVI, también vivieron públicamente sus enfermedades como un testimonio de fe y esperanza. Francisco, con su estilo propio, también tiene el derecho de dar una catequesis sobre la enfermedad y el sufrimiento, dejando un legado en este sentido, independientemente de cuánto tiempo le quede en su ministerio.

Resultan especialmente poco delicados los análisis sobre el hipotético cónclave y los papables. En este momento, más allá de las especulaciones y las tensiones dentro y fuera de la Iglesia, lo más importante es que los católicos le acompañemos con nuestra oración para que Dios le conforte y haga lo mejor para la Iglesia. El 13 de marzo se cumplen doce años de su llegada al solio pontificio, otra ocasión más para rezar por él.

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