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Histórica oración ecuménica del Papa y líderes religiosos en Sudán del Sur

El testimonio de unidad del Papa Francisco con líderes cristianos como el anglicano Justin Welby, el pastor presbiteriano Iain Greenshields, y el presidente del Consejo de iglesias de Sudán del Sur, Thomas Tut Puot Mut, que dieron la bendición final juntos, supone una importante llamada para la paz en el país. “El estilo de Jesús es amar a todos”, recordó el Santo Padre.

Francisco Otamendi·4 de febrero de 2023·Tiempo de lectura: 5 minutos
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Justin Welby, el Papa Francisco e Iain Greenshields,dan la bendición final ©CNS/Vatican Media

El acto ecuménico celebrado en el mausoleo John Garang de Juba, capital sursudanesa, ha sido quizá el más emblemático de la visita del Papa Francisco a Sudán del Sur, denominada por la Santa Sede ‘peregrinación ecuménica de paz’.

Lo confirmó el arzobispo anglicano Justin Welby, al manifestar que nunca hasta ahora había tenido lugar una peregrinación de paz como la que ha tenido lugar ahora en Sudán del Sur, iniciada en el Vaticano en 2019 con el impulso del Papa Francisco.

Así lo señaló el arzobispo de Canterbury: “Mis queridos hermanos, Papa Francisco y Moderador Iain, y yo, estamos aquí como parte de su familia, su comunión, para estar con ustedes y compartir su sufrimiento. Hemos emprendido esta peregrinación de paz como nunca antes se había hecho, nunca. No podemos, no queremos estar divididos”.

Y añadió a continuación citando a san Pablo: “Nada en la tierra puede separarnos del amor de Dios en Jesucristo. Nada puede separarnos a los que compartimos ese amor. La sangre de Cristo nos une, independientemente de nuestras diferencias. Sólo ella basta para nuestra salvación. No necesitamos más sacrificios. Mi hermana y mi hermano nunca, nunca, nunca son mis enemigos”.

En Sudán del Sur, el mausoleo de John Garang es un símbolo para la población. Situado en el centro de Juba, la capital del país, este espacio en el que se encuentra la tumba del padre de la independencia, que lideró el Movimiento de Liberación del pueblo de Sudán del Sur hasta 2005, y que fue vicepresidente y presidente del gobierno, es de gran importancia para la nación sursudanesa. En el acto ecuménico estuvieron presentes el presidente Salva Kiir Mayardit, y otras autoridades del país.

Desarrollo del acto

El rev. Thomas Tut Puot Mut, presidente del Consejo de Iglesias de Sudán del Sur (SSCC), introdujo las oraciones, y recordó que sigue habiendo refugiados en los países vecinos, y muchas otras personas están desplazadas internamente de sus hogares y aldeas, debido a las inundaciones, a disputas comunales y violencia no deseada.

“Que la peregrinación de paz a Sudán del Sur”, dijo, “suscite y potencie en nosotros el espíritu de cambio, que incluya la esperanza, la reconciliación, el perdón, la justicia, el buen gobierno y la unidad en la aplicación del Acuerdo Revitalizado de Resolución del Conflicto en la República de Sudán del Sur”.

“Confesemos juntos nuestra fe”

Por su parte, el Moderador de la Iglesia de Escocia, el pastor Iain Greenshields reconoció que estaba allí por invitación “del arzobispo y del Papa a esta histórica peregrinación por la paz”, y que “esta visita fue prometida durante el retiro espiritual en el Vaticano en 2019”.

El Moderador Iain Greenshields destacó en su breve alocución que “existe un sólido legado de iglesias que trabajan juntas por la paz y la reconciliación en Sudán del Sur”, un tema al que se referiría el Papa Francisco posteriormente, y que “desempeñaron un papel clave en la consecución pacífica de la independencia de la nación. Esperamos fomentar la unidad continua de las iglesias por el bien común en Sudán del Sur, por la justicia y la plenitud de vida para todo el pueblo”.

“Oramos buscando la guía y la sabiduría del Espíritu Santo”, manifestó, “para que esta peregrinación ecuménica de paz a Sudán del Sur aumente en todos nosotros el espíritu de cambio; que nos capacite a todos para buscar la esperanza, la reconciliación, el perdón, la justicia y la unidad en y por nuestro Señor Jesucristo. […] Volvámonos a Dios y confesemos juntos nuestra fe”.

“Ante todo, rezar”

El Papa Francisco, que habló al final del acto, comenzó señalando que “desde esta tierra amada y martirizada se acaban de elevar al cielo muchas oraciones. Como cristianos, rezar es lo primero y más importante que estamos llamados a realizar para poder obrar bien y tener la fuerza para caminar”.

En realidad, la apelación a la “oración” ―“ante todo, rezar”―, fue el argumento principal de su intervención, aunque lo completó con una concreción a “obrar” y a “caminar”.

“El gran esfuerzo de las comunidades cristianas en la promoción humana, en la solidaridad y en la paz sería vano sin la oración. En efecto, no podemos promover la paz sin antes haber invocado a Jesús, ‘Príncipe de la paz’ (Is 9,5)”, manifestó el Santo Padre.

“En nuestras parroquias, iglesias, asambleas de culto y de alabanza, seamos asiduos y unánimes en la oración (cf. Hch 1,14), para que Sudán del Sur, de la misma manera que el pueblo de Dios en la Escritura, “llegue a la tierra prometida”; que disponga, con tranquilidad y justicia, de la tierra fértil y rica que posee, y sea colmado de esa paz prometida, aunque, lamentablemente, no obtenida aún”.

“Quien sigue a Cristo elige la paz, siempre”

“En segundo lugar, justamente en favor de la causa por la paz, estamos llamados a trabajar”, continuó el Papa. “Jesús quiere que ‘trabajemos por la paz’ (cf. Mt 5,9); por eso quiere que su Iglesia no sea sólo signo e instrumento de la íntima unión con Dios, sino también de la unidad de todo el género humano (cf. Lumen gentium, 1)”.

“Esta es la paz de Dios,”, prosiguió, “no sólo una tregua a los conflictos, sino una comunión fraterna, que es el resultado de conjugar, no de disolver; de perdonar, no de estar por encima; de reconciliarse, no de imponerse. Tan grande es el deseo de paz desde el cielo, que fue anunciado ya en el momento del nacimiento de Cristo: ‘en la tierra, paz a los hombres amados por él’ (Lc 2,14).”.

A continuación, Francisco fijó todavía con mayor nitidez la opción por la que deben optar los cristianos: “Queridos hermanos y hermanas, quien se dice cristiano tiene que elegir de qué parte estar. Quien sigue a Cristo elige la paz, siempre; el que desencadena guerra y violencia traiciona al Señor y reniega de su Evangelio”.

“El estilo que Jesús nos enseña es claro: amar a todos, pues todos son amados como hijos del Padre común que está en los cielos. El amor del cristiano no es sólo para los que están cerca, sino para todos, porque cada uno en Jesús es nuestro prójimo, hermano y hermana, incluso el enemigo (cf. Mt 5,38-48). Con mayor razón, cuantos pertenecen a nuestro mismo pueblo, aunque sean de una etnia distinta. ‘Ámense los unos a los otros, como yo los he amado’ (Jn 15,12), éste es el mandamiento de Jesús, que contradice cualquier visión tribal de la religión. ‘Que todos sean uno’ (Jn 17,21), ésta es la oración ferviente de Jesús al Padre por nosotros, los creyentes”.

“Esforcémonos, hermanos y hermanas, por esta unidad fraterna entre nosotros los cristianos, y ayudémonos a transmitir el mensaje de la paz a la sociedad”, alentó el Papa, “a difundir el estilo de no violencia de Jesús, para que en quien se profesa creyente no haya más espacio para una cultura basada en el espíritu de venganza; para que el Evangelio no sea sólo un bonito discurso religioso, sino una profecía que se hace realidad en la historia”.

“La herencia ecuménica de Sudán del Sur”

Finalmente, el pontífice católico impulsó a “caminar”. “La herencia ecuménica de Sudán del Sur es un tesoro precioso; una alabanza al nombre de Jesús; un acto de amor a la Iglesia, su esposa; un ejemplo universal hacia el camino de unidad de los cristianos. Es una herencia que ha de ser custodiada con el mismo espíritu. Que las divisiones eclesiales de los siglos pasados no influyan en quienes son evangelizados, sino que la semilla del Evangelio contribuya a difundir una unidad más grande.

“Que el tribalismo y la división en facciones, que alimentan la violencia en el país, no afecten las relaciones interconfesionales. Al contrario, que el testimonio de unidad de los creyentes repercuta en el pueblo”, añadió, animando a rezar “cada día los unos por los otros, y con los otros; trabajando juntos, como testigos y mediadores de la paz de Jesús; caminando por el mismo sendero, dando pasos concretos de caridad y de unidad. En todo, amémonos profundamente y de manera sincera (cf. 1 P 1,22)”.

El Papa Francisco concluye su estancia en Sudán del Sur con la celebración de la Santa Misa el domingo, en el mismo lugar donde se ha celebrado la oración ecuménica: el emblemático mausoleo de John Garang, y con una intensa llamada a la oración y a trabajar por la paz.

El autorFrancisco Otamendi

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