La ceremonia fue presidida por Mons. José Gómez, arzobispo de Los Ángeles quien estuvo acompañado por los Cardenales Roger Mahony, de Los Ángeles; Blase Cupich, Arzobispo de Chicago y Robert McElroy, Obispo de San Diego, California, así como 34 obispos y 50 sacerdotes. Esta Misa fue la conclusión de los ritos fúnebres que iniciaron el miércoles 1 de marzo en la iglesia de San Juan María Vianney, ubicada en la región pastoral San Gabriel, donde el Obispo O’Connell ejercía como vicario episcopal.
«Encarnó la imagen de Jesús, el Buen Pastor»
Mons. David O’Connell fue uno de los obispos más queridos de la arquidiócesis de Los Ángeles, prueba de ello fueron los miles de personas y feligreses que asistieron a los ritos fúnebres a lo largo de 3 días, entre ellos autoridades civiles, líderes de diversas denominaciones cristianas y representantes de diversas religiones. Y es que el obispo O’Connell encarnó la imagen de Jesús, el Buen Pastor, tal como lo señaló el Cardenal Mahony durante la homilía de la Misa de la vigilia, el jueves por la noche.
“El obispo David entendió la primacía del bautismo y la misión que este exige para todo el pueblo de Dios. Es por ello por lo que el Obispo David llamaba, empoderaba y enviaba en misión a las personas o grupos con los que trabajaba. O’Connell no salía de una reunión sin asignar o recordarle a alguien su misión”. Su carisma y sabiduría provenían del Espíritu Santo, dijo el cardenal.
“La misión que ahora tenemos es que vayamos a ese lugar especial en nuestros corazones, como David nos enseñó, [para escuchar] la voz del Espíritu Santo. Ven Señor Jesús. Ven Espíritu Santo”, concluyó entre lágrimas Mahony.
«Nunca pidió nada a cambio”
Durante el elogio fúnebre de la misa exequial del viernes uno de los sobrinos del obispo asesinado, quien vino desde Irlanda a la ceremonia, señaló: “El tío Dave fue una inspiración. Nos enseñó que si tienes la capacidad de ayudar a alguien, debes hacerlo. Todo lo que quería, era hacer las cosas más sencillas para los demás. Y nunca pidió nada a cambio”.
Uno de los aspectos menos conocidos es que el obispo quería ser comediante, y alguna vez lo intentó, “pero afortunadamente tenía otro trabajo, en donde al parecer le estaba yendo mejor”, señaló el sobrino del obispo, también llamado David O’Connell.
Los momentos de tristeza y esperanza también se hicieron visibles en Mons. José Gómez, quien en varios momentos de las ceremonias se le entrecortaba la voz, especialmente al narrar las anécdotas con O’Connell a quien consideraba un gran amigo.
Un ministerio marcado por la preocupación por los pobres
El dolor dio paso al consuelo, cuando Gómez leyó el telegrama enviado a nombre del Papa Francisco y firmado por el Cardenal secretario de Estado, Pietro Parolin: “Profundamente entristecido al enterarse de la prematura y trágica muerte del obispo auxiliar David O’Connell, su Santidad envía sus más sentidas condolencias y asegura su cercanía espiritual a los familiares, feligreses, religiosos y clero de la Arquidiócesis. El ministerio sacerdotal y episcopal del obispo en la Iglesia de Los Ángeles estuvieron marcados por su profunda preocupación por los pobres, los inmigrantes y los necesitados. También destacaron sus esfuerzos por defender la santidad y la dignidad de la vida y su celo por promover la solidaridad, la cooperación y la paz en la comunidad local. Su Santidad ora para que todos los que honren su memoria rechacen los caminos de la violencia y venzan al mal con el bien”.
Aunque las causas del homicidio están siendo investigadas, las autoridades locales señalaron que el crimen fue un homicidio perpetrado por el esposo de la trabajadora doméstica del obispo.
Al final de la misa exequial, el cuerpo de Mons. O’Connell fue enterrado en el mausoleo de la catedral de Los Ángeles.
El obispo David O’Connell nació en el condado de Cork, Irlanda, en 1953. Recibió la ordenación sacerdotal incardinándose en la Arquidiócesis de Los Ángeles, California en 1979.
El Papa Francisco lo nombró obispo auxiliar en el 2015 y fue asignado como vicario episcopal de la región de San Gabriel, una de las cinco regiones de la Arquidiócesis de Los Ángeles.