Como continuación a su catequesis en la Audiencia de esta mañana, en la que ha manifestado que “los laicos no son una especie de colaboradores externos o tropas auxiliares del clero, sino que tienen sus propios carismas y dones con los que contribuir a la misión de la Iglesia”, el Papa Francisco ha anunciado esta mañana la canonización del beato Carlo Acutis, el joven italiano que murió con sólo 15 años por una leucemia fulminante, y caracterizado por un gran amor a la Eucaristía.
Además, el Papa ha señalado también la canonización del beato Pier Giorgio Frassati. El beato Carlos Acutis será canonizado en el Jubileo de los Adolescentes del 25 al 27 de abril en 2025, mientras Pier Giorgio Frassati será elevado a los altares en el Jubileo de los jóvenes, que tendrá lugar del 28 de junio al 3 de agosto del año que viene.
El Espíritu Santo habla mediante los carismas
La decisión del Papa entronca con el tema de la Audiencia de este miércoles 20 de noviembre, en el que la catequesis del Papa Francisco se ha centrado en el tema ‘Los dones de la Esposa. Los carismas, dones del Espíritu para el bien común’, basándose en la primera Carta de San Pablo a los Corintios (1 Cor 12,4- 7.11).
El Romano Pontífice ha comenzado señalando que “en las últimas tres catequesis hemos hablado de la obra santificadora del Espíritu Santo, que se realiza en los sacramentos, en la oración y siguiendo el ejemplo de la Madre de Dios”.
Pero hoy, ha propuesto escuchar “lo que dice un famoso texto del Concilio Vaticano II: ‘Además, el mismo Espíritu Santo no sólo santifica y dirige el Pueblo de Dios mediante los sacramentos y los misterios y le adorna con virtudes, sino que también distribuye gracias especiales entre los fieles de cualquier condición, distribuyendo a cada uno según quiere sus dones’ (Lumen Gentium, 12)”. Y se ha referido entonces a “este segundo modo en que el Espíritu Santo obra en la Iglesia, que es la acción carismática”.
Valorar el papel del laicado en la Iglesia
“Primero, el carisma es un don concedido para el bien común, para el bien de la Iglesia, más que para la propia santificación; y segundo, el carisma es un don concedido “a uno”, o “a algunos” en particular, no a todos del mismo modo, y esto es lo que lo distingue de la gracia santificante, de las virtudes teologales y de los sacramentos, que son idénticos y comunes a todos”, ha manifestado el Santo Padre.
A continuación, el Papa ha añadido que “entender la riqueza de los carismas ayuda a valorar el papel del laicado en la Iglesia, ya que los laicos poseen carismas y dones propios con los que contribuyen de una manera especial a su misión en el mundo. No se trata de capacidades espectaculares, sino de dones ordinarios que adquieren un valor extraordinario por ser inspiración del Espíritu Santo”.
En este sentido, el Romano Pontífice ha subrayado en su catequesis que “Benedicto XVI dijo: “Mirando a la historia de la época post-conciliar, se puede reconocer la dinámica de la verdadera renovación, que frecuentemente ha adquirido formas inesperadas en momentos llenos de vida y que hace casi tangible la inagotable vivacidad de la Iglesia, la presencia y la acción eficaz del Espíritu Santo”.
Carismas al servicio de la Iglesia
En su saludo a los peregrinos en diversas lenguas, el Sucesor de Pedro ha alentado: “Pidamos al Espíritu Santo que nos conceda crecer en la virtud de la caridad, para que descubramos y pongamos nuestros carismas al servicio de la Iglesia y agradezcamos los carismas de los demás, reconociendo que contribuyen al bien de todos. Que el Señor los bendiga y la Virgen Santa los cuide”.
“Tenemos que redescubrir los carismas, porque esto hace que la promoción del laicado y de las mujeres en particular se entienda no sólo como un hecho institucional y sociológico, sino en su dimensión bíblica y espiritual”, ha señalado Francisco.
Finalmente, tras recordar que los laicos “tienen sus propios carismas y dones con los que contribuir a la misión de la Iglesia”, ha subrayado que “al hablar de carismas, hay que disipar de inmediato un malentendido: el de identificarlos con dones y capacidades espectaculares y extraordinarios; se trata, en cambio, de dones ordinarios, cada uno tiene el propio carisma, que adquieren un valor extraordinario cuando son inspirados por el Espíritu Santo y encarnados en las situaciones de la vida con amor”.
El Papa ha concluido afirmando que “la caridad multiplica los carismas, hace que el carisma de uno, de una sola persona, sea el carisma de todos”.
Ucrania: que el diálogo sustituya a las armas
El Papa ha anunciado asimismo un Encuentro mundial por los Derechos de los Niños el próximo 3 de febrero en Roma (se ha fotografiado con decenas de ellos en la Plaza de San Pedro), y ha recordado con inmenso pesar los mil días de la guerra de Ucrania, para pedir que “el diálogo sustituya a las armas”. En este contexto, ha leído unos párrafos de una carta que le ha dirigido un universitario ucraniano.
El Romano Pontífice ha recordado también la solemnidad de Cristo Rey del Universo del próximo domingo, y la fiesta de la Presentación de la Virgen María de mañana, en la que se celebra la Jornada pro Orantibus.