Vaticano

Francisco anima a pedir a María la humildad, fuente de paz

En la Audiencia de este miércoles de mayo tras Pentecostés, el Papa Francisco ha alentado a los peregrinos en la Plaza de San Pedro a pedir a la Virgen María la virtud de la humildad, que es “fuente de paz en el mundo y en la Iglesia”. Y ha manifestado que “donde no hay humildad, hay guerra, discordia, división. La humildad nos salva del Maligno”.    

Francisco Otamendi·22 de mayo de 2024·Tiempo de lectura: 2 minutos
Papa Pentecostés 2024

El Papa Francisco en la Misa de Pentecostés del domingo 19 de mayo de 2024 @CNS/Vatican Media.

El Papa ha contemplado en la Audiencia de esta mañana del mes de mayo a la Virgen María en su “escuela de humildad, que es el camino más seguro hacia el cielo”. “Dios se siente atraído por la pequeñez de María, por su pequeñez interior”, María también “fue humilde en los momentos difíciles, es su virtud más granítica, siempre pequeña, humilde”, ha manifestado. Se trata de un tema muy querido por el Papa, que ha comentado en otras ocasiones.

El Santo Padre ha concluido con María y su humildad la última de las sesiones de catequesis del ciclo sobre los vicios y las virtudes, en la que al final, antes de rezar el Padre Nuestro y dar la Bendición, como es habitual, ha rogado que se rece por la paz en la “martirizada Ucrania”, en Palestina, en Israel y en tantos lugares del mundo en guerra. Antes, al recorrer en el papamóvil la plaza de San Pedro, ha bendecido y dado una caricia a numerosos bebés acercados por sus familias.

“Hacer de nuestra vida un Magnificat”

“Ella se asombra cuando el ángel le trae el anuncio de Dios. y permanece al pie de la cruz, mientras se hace añicos la idea de un Mesías triunfante”, ha proseguido el Pontífice. “María es modelo de humildad y pequeñez, pidamos a Maria que nos enseñe a vivir la virtud de la humildad, a hacer de nuestra vida un Magnificat”.

En efecto, la lectura para la reflexión de la Audiencia ha sido el Evangelio de San Lucas, cuando María visita a su prima santa Isabel, y exulta: “Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador, porque ha mirado la humildad de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones”.

“La gran antagonista de la soberbia”

El Papa ha comenzado la catequesis señalando que la humildad no es una de las tres virtudes teologales ni de las cuatro cardinales, pero es “la raíz y la base de la vida cristiana, la puerta de entrada a todas las virtudes, es la gran antagonista del más letal de los vicios, la soberbia. La soberbia y el orgullo hinchan el corazón humano. […]. Humildad viene de humus, tierra. En ocasiones, “nos sentimos invadidos por delirios de omnipotencia, que nos hacen mucho daño. Somos criaturas maravillosas, pero limitados”. El Papa ha citado como uno de los remedios ante la soberbia “la contemplación del cielo estrellado, la luna, las estrellas. […] Qué es el hombre para que te acuerdes de él?”

La humildad es la virtud de las personas que guardan en su corazón la percepción de su propia pequeñez, ha continuado. “Hay un vicio muy feo, la arrogancia, el orgullo, que nos hace parecer más de lo que somos. La humildad y la pobreza de espíritu son la puerta de todo. La humildad nos lleva a ubicar todo en su justa medida”.

En sus palabras a los peregrinos en diversas lenguas, el Papa se ha referido, entre otras cosas, a los niños que en Polonia y en otros lugares hacen la Primera Comunión en estas fechas, para que se acuerden de los niños que sufren en los países en guerra. También ha alentado a rezar por las vocaciones y la vida consagrada.

El autorFrancisco Otamendi

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