En una celebración eucarística solemne, con “el majestuoso baldaquino de Bernini más resplandeciente que nunca” tras las obras realizadas, el Romano Pontífice ha meditado en el pasaje evangélico del ciego Bartimeo, que estaba sentado a la vera del camino, que grita hacia Jesús, y que es curado por Él.
La Santa Misa de este Domingo XXX del Tiempo Ordinario ha tenido lugar en la Basílica de San Pedro. Presidida por el Papa Francisco y concelebrada en el altar por el cardenal Mario Grech, secretario general del Sínodo, y otros prelados, con alrededor de cinco mil fieles presentes.
“No mantenernos inmóviles en nuestra ceguera”
“Frente a las preguntas de las mujeres y los hombres de hoy, a los retos de nuestro tiempo, a las urgencias de la evangelización y a tantas heridas que afligen a la humanidad, no podemos quedarnos sentados”, ha manifestado el Papa en la homilía de la Misa de clausura del Sínodo de los Obispos, cuyo Documento final fue aprobado ayer por una gran mayoría de padres y madres sinodales.
“Una Iglesia sentada que, casi sin darse cuenta, se retira de la vida y se pone a sí misma a los márgenes de la realidad, es una Iglesia que corre el riesgo de permanecer en la ceguera y acomodarse en el propio malestar. Y si nos mantenemos inmóviles en nuestra ceguera, seguiremos sin ver nuestras urgencias pastorales y tantos problemas del mundo en el que vivimos”, ha alertado Francisco.
“Recoger el grito de las mujeres y los hombres de la tierra”
En cambio, recordemos que el Señor pasa, el Señor pasa siempre y se detiene para hacerse cargo de nuestra ceguera. ¿Tengo la capacidad de seguir los pasos del Señor?, ha preguntado el Papa.
“Sería hermoso si el Sínodo nos impulsara a ser Iglesia como Bartimeo; es decir, la comunidad de los discípulos que, oyendo al Señor que pasa, percibe la conmoción de la salvación, se deja despertar por la fuerza del Evangelio y comienza a clamar a Él”.
“Y lo hace recogiendo el grito de todas las mujeres y los hombres de la tierra: el grito de aquellos que desean descubrir la alegría del Evangelio y de aquellos que, en cambio, se han alejado; el grito silencioso de quienes son indiferentes; el grito de los que sufren, de los pobres y de los marginados; la voz quebrada de quienes no tienen ni siquiera la fuerza de clamar a Dios, porque no tienen voz o porque se han resignado”.
“No una Iglesia paralizada e indiferente”
Y de un modo ciertamente solemne, el Sucesor de Pedro ha señalado: “No necesitamos una Iglesia paralizada e indiferente, sino una Iglesia que recoge el grito del mundo y se ensucia las manos para servirlo”.
“Pasamos, así, al segundo aspecto”, ha añadido. “Si al principio Bartimeo estaba sentado, vemos, en cambio, que al final lo sigue por el camino. Esta es una expresión típica del Evangelio cuyo significado es que se convirtió en su discípulo, comenzó a seguirlo”.
“Después de haber gritado hacia Él, Jesús se detuvo y lo hizo llamar. Y Bartimeo, de sentado por tierra como estaba, se puso de pie de un salto y, en seguida, recobró la vista. Ahora él puede ver al Señor, puede reconocer la obra de Dios en su vida y, finalmente, puede seguirlo”
“Como Bartimeo: regresar siempre al Señor y a su Evangelio”
“Así, también nosotros”, ha continuado el Papa. “Cuando estemos sentados y acomodados, cuando como Iglesia no encontremos las fuerzas, el valor y la audacia necesarias para levantarnos y retomar el camino, recordémonos de regresar siempre al Señor y a su Evangelio”.
“Siempre y de nuevo, mientras Él pasa, debemos ponernos a la escucha de su llamada, que nos vuelve a poner de pie y nos hace salir de nuestra ceguera. Y, a continuación, volver nuevamente a seguirlo, a caminar con Él a lo largo del camino.
“Lo siguió por el camino. Imagen de la Iglesia sinodal”
Quisiera repetirlo, ha reiterado Francisco. “El Evangelio nos dice que Bartimeo ‘lo siguió por el camino’. Esta es una imagen de la Iglesia sinodal: el Señor nos llama, nos levanta cuando estamos sentados por tierra o caídos, nos hace recobrar una vista nueva, para que, a la luz del Evangelio, podamos ver las inquietudes y los sufrimientos del mundo; y de este modo, puestos en pie por el Señor, experimentemos la alegría de seguirlo por el camino. Recordémoslo siempre: no caminar por nuestra propia cuenta o según los criterios del mundo, sino caminar juntos detrás de Él y con Él”.
La Iglesia que quiere el Papa
En este punto, el Papa ha señalado claramente la Iglesia que desea. “Hermanos y hermanas: no una Iglesia sentada, sino una Iglesia en pie. No una Iglesia muda, sino una Iglesia que recoge el grito de la humanidad. No una Iglesia ciega, sino una Iglesia iluminada por Cristo, que lleva la luz del Evangelio a los demás. No una Iglesia estática, sino una Iglesia misionera, que camina con el Señor por las vías del mundo”.
Reliquia de la cátedra de san Pedro, baldaquino de Bernini
Luego se ha referido a la antigua cátedra de san Pedro y al baldaquino de Bernini. “Hoy, mientras damos gracias al Señor por el camino recorrido juntos, podremos admirar y venerar la reliquia de la antigua cátedra de san Pedro, meticulosamente restaurada. Contemplándola con el asombro de la fe, recordemos que esta es la cátedra del amor, de la unidad y de la misericordia, según aquella orden que Jesús le dio al apóstol Pedro, no de dominar a los demás, sino de servirlos en la caridad.
Y mirando el majestuoso baldaquino de Bernini más resplandeciente que nunca, descubramos que este encuadra el verdadero punto focal de toda la Basílica, es decir, la gloria del Espíritu Santo”.
La Iglesia sinodal
“Esta es la Iglesia sinodal”, ha concluido el Papa. “Una comunidad cuyo primado está en el don del Espíritu, que nos hace a todos hermanos en Cristo y nos eleva hacia Él. Continuemos con confianza nuestro camino juntos. También hoy la Palabra de Dios nos repite, como a Bartimeo, ‘¡Ánimo, levántate! Él te llama’ (v. 49). ¿Yo me siento llamado? ¿Pido ayuda?”, se ha preguntado.
“Dejemos a un lado el manto de la resignación, entreguemos al Señor nuestras cegueras, levantémonos y llevemos la alegría del Evangelio por las calles del mundo”.
Ángelus: “Al acercarnos a un pobre, Jesús se acerca a nosotros”
Antes del rezo del Ángelus, ya en la plaza de San Pedro, el Papa ha reflexionado de nuevo sobre el fragmento evangélico del ciego Bartimeo, y ha recordado que el pobre Bartimeo “oye y es oído”, y “Jesús lo ve y lo oye, y le dice: ¿qué quieres que haga por ti?”.
El Papa se ha fijado en el grito, en la fe, y que lo siguió por el camino. Y ha preguntado si ignoramos a los mendigos, como si no existieran, y si olvidamos su grito. También ha preguntado cómo miro yo a un mendigo, si lo ignoro, o lo miro como Jesús. Asimismo, ha subrayado que “cuando te acercas a un pobre, es Jesús quien se acerca a ti en la persona de ese pobre”.
Oración por el Sinodo y por la paz
Tras el rezo del Ángelus, el Romano Pontífice ha pedido que “recemos para que lo que hemos hecho en este mes (en el Sínodo), pueda seguir adelante por el bien de la Iglesia”.
También ha recordado dos aniversarios: 50 años de la creación, por parte de san Pablo VI, de la comisión para las relaciones religiosas con el judaísmo. “Y mañana es el aniversario de la declaración Nostra aetate del Concilio Vaticano II”, sobre las relaciones de la Iglesia con las religiones no cristianas. “En estos tiempos de gran sufrimiento, animo a los que están comprometidos con el diálogo y la paz”.
Mañana comienza en Ginebra una conferencia internacional de la Cruz roja y la Media Luna roja. ha señalado. “Que este evento despierte las conciencias para que durante los conflictos armados sea respetada la dignidad de la persona humana y de los pueblos, y la integridad de estructuras civiles y lugares de culto, observando el Derecho internacional humanitario. Es triste ver cómo en la guerra se destruyen los hospitales y las escuelas”.
Sacerdote asesinado en Chiapas, Filipinas, y respeto a la vida humana
El Santo Padre se ha unido a la Iglesia en “Chiapas que llora la muerte del sacerdote Marcelo Pérez, asesinado el domingo pasado. Un gran servidor del Evangelio y del Pueblo de Dios, como otros sacerdotes asesinados que han servido al ministerio”.
También se ha mostrado cercano al pueblo de Filipinas, afectado por un ciclón. “Que el Señor apoye a este pueblo tan lleno de fe”.
Finalmente, el Papa ha rogado que continuemos “rezando por la paz en Ucrania, Palestina, Israel y Líbano, para que se ponga fin a esta escalada de violencia. Las primeras víctimas son la población civil. Recemos por todos ellos”.